11 de marzo 2022
Feministas de diferentes países del mundo “gritaron” este jueves por las 14 dirigentes opositoras y presas políticas en Nicaragua, con el objetivo de presionar para que sean liberadas.
La exigencia de libertad para las opositoras nicaragüenses se dio en un panel virtual titulado “Tribunal internacional feminista por la libertad de las presas políticas en Nicaragua”, en el que participaron activistas de diferentes países de América y Europa, así como familiares de las convictas.
De los 176 presos políticos en Nicaragua, 14 son mujeres, con edades de entre 22 y 70 años. Las detenidas son: Ana Margarita Vijil; Cinthia Samantha Padilla Jirón; Cristiana Chamorro Barrios; Dora María Téllez; Eveling Pinto; Julia Hernández; Karla Escobar; María Esperanza Sánchez; María Fernanda Flores; María Oviedo; Nidia Barbosa; Suyen Barahona; Tamara Dávila; y Violeta Granera.
“Comparto exigir la libertad total de las mujeres y todos los presos políticos en Nicaragua”, dijo la exembajadora de Suecia en Managua Eva Zetterberg (2003-2008), a quien el Gobierno del presidente Daniel Ortega acusó en su momento de intromisión en los asuntos internos.
“Estamos con la crisis de Ucrania, pero no significa que podemos olvidar la situación de otros pueblos sufriendo. El conocimiento de esas 170 personas presas políticas, entre ellas 14 mujeres, es una señal creíble de que realmente los nicaragüenses viven en una dictadura”, sostuvo.
La escritora estadounidense Margaret Randall, autora del libro “Hijas de Sandino”, calificó de “titánica” la situación de las mujeres en Nicaragua, especialmente las que se encuentran “injustamente encarceladas por el único crimen de abogar por la justicia y la paz”.
Según la directora del Instituto Global de las Mujeres en Estados Unidos, Mery Ellsberg, el Gobierno de Ortega ya venía cerrando los espacios democráticos y las políticas de género en Nicaragua desde antes de la revuelta popular que estalló en abril de 2018.
“Ya mirábamos que el Gobierno estaba comenzando a cerrar los espacios democráticos y desmantelar todos los programas y políticas para enfrentar la violencia de género, y en 2018, con la revolución de abril, se terminó con estos programas por completo”, dijo Ellsberg, quien estudió la violencia de género en Nicaragua por 30 años, hasta 2017.
Zoilamérica: “Nicaragua no está sola”
Familiares de las opositoras presas denunciaron ante el panel que estas sufren maltratos y diferentes tipos de tortura, incluyendo el aislamiento total, iluminación artificial o penumbra permanente en sus calabozos.
También interrogatorios, prohibición de material de lectura y escritura, recriminaciones, golpes, amenazas, mala alimentación, falta de atención médica, así como cero visitas, fotos o cartas de sus hijos menores de edad.
Para la directora del Programa “Mujer, Justicia y Género” del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente, Alda Facio, “estas mujeres están en encarcelación ilegal y arbitraria”.
Facio advirtió que Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, podrían ser juzgados por “crímenes de lesa humanidad”.
“La violación de derechos humanos también es un crimen de lesa humanidad. La pareja (presidencial) no podrá defenderse alegando que no fueron quienes torturaron, puesto que al instigar o beneficiarse de estas torturas, los hace partícipe”, argumentó.
La activista Zoilamérica Narváez Murillo, hija de la vicepresidenta Murillo que hace 24 años denunció a su padrastro, Ortega, por violación sexual, lamentó el daño que el encarcelamiento “injusto” hará en las víctimas y las próximas generaciones, y mostró su optimismo con el futuro de las convictas.
“Nicaragua no está sola. Está aquí este concierto de mujeres. Que el amor de Nicaragua abrace a nuestras presas políticas y les dé la fortaleza para continuar adelante, en este momento tan oscuro de la historia”, comentó.