8 de marzo 2022
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Hace aproximadamente un año inicié una investigación sobre las mujeres científicas en Nicaragua. Un primer resumen de sus respuestas está próximo a publicarse en un libro de ensayos editado por el Fondo Editorial de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua. A ellas y a todas las mujeres que, pese a las dificultades, continúan haciendo investigación y defendiendo su derecho a hacerlo va mi agradecimiento y mis felicitaciones en este 8 de marzo.
Me interesaba conocer sus líneas de investigación, los motivos que las llevaron a dedicarse a la investigación en diferentes ramas de la ciencia, las influencias más importantes, dónde realizan su actividad y de manera especial, que ellas mismas contaran las principales barreras que han enfrentado, así como conocer su opinión sobre el desarrollo de las ciencias en nuestro país y recoger algunas recomendaciones desde su valiosa experiencia para continuar avanzando en esa difícil tarea.
Parto de la premisa que a nivel mundial, los aportes de las mujeres al conocimiento científico fueron por largo tiempo invisibles, olvidados, desvalorizados y en muchos casos arrebatados. Sin embargo, como dice un reciente informe “la creciente incorporación de mujeres ha demostrado que la equidad de género favorece, ante todo, a la ciencia misma y la producción de conocimiento. Sin embargo… el número de mujeres decrece a medida que se asciende en los escalones del sistema científico. Sin importar la disciplina, la institución o el país son muy pocas las científicas en posiciones de decisión y liderazgo”.
En nuestro país no es diferente por lo que considero importante visibilizar los aportes de las mujeres nicaragüenses a la investigación científica. De las mujeres entrevistadas, el 53% ejerce su actividad en distintos campos de las ciencias sociales, economía, sociología, historia, educación, estudios culturales, psicología, el 41%, en ciencias médicas, toxicología, salud pública, biología y distintos ámbitos de las ciencias naturales, como entomología, fitopatología, estudios del agua, genética forestal; y el 5% en arquitectura y desarrollo ambiental. Como dice el estudio citado arriba “aunque se detectan avances significativos, aun no se alcanzaron las transformaciones esperadas. A nivel general, ellas siguen estando subrepresentadas en disciplinas claves para el crecimiento de los países (como las ingenierías, la física, las matemáticas, la tecnología)”.
Al indagar sobre los motivos y las influencias que las llevaron a privilegiar el camino de la investigación científica, en algunas el interés surgió desde el inicio de su vida escolar, otras fueron definiendo su interés al cursar estudios universitarios. Muchas de ellas señalaron la influencia de un papá, una mamá o un tío, que las incentivó o que fue su ejemplo, con lo que destaca una vez más la importancia que tiene para el desarrollo de las mentes científicas el empuje y el estímulo de los padres, madres y familia en general. Otras resaltaron la influencia de sus docentes, lo que nos permite reconocer un tema muy preciado: el papel de las y los docentes y su posibilidad de ampliar los horizontes de sus estudiantes, lo que sin duda será fundamental para sus vidas.
También reconocieron el papel que han desempeñado docentes extranjeros, quienes lograron despertar el interés de sus estudiantes por la actividad científica. Y esto nos lleva a la necesidad de los vínculos con el exterior, la importancia de salir de entornos endogámicos, como una forma efectiva de incentivar la actividad científica. Muchas de las mujeres entrevistadas destacan que profesores y profesoras que llegaron a Nicaragua desde diferentes universidades extranjeras fueron un gran estímulo. Otras señalaron los grupos de discusión entre amigos y colegas como una fuente de inspiración.
Al indagar sobre las barreras que han encontrado las mujeres para el avance de su carrera científica, la principal barrera que señalan las mujeres entrevistadas para sus tareas de investigación es la falta de financiamiento, lo que se atribuye a la escasa prioridad que se otorga a la investigación científica en nuestro país; inclusive, esta limitante es señalada por investigadoras nicaragüenses residentes en países de mayor desarrollo. En nuestro país destaca la escasez de laboratorios bien equipados, la falta de estímulos, la prioridad del trabajo docente por encima del investigativo en las universidades. Pero también se menciona el celo profesional de los colegas hombres y el escaso valor que estos otorgan al trabajo, los aportes y los méritos de sus colegas mujeres.
Otra de las limitantes señaladas por las mujeres son las responsabilidades familiares, lo que implica no solamente el cuido y las tareas domésticas, sino verse forzadas a aceptar trabajos que llevan una mejor remuneración, pero que van en detrimento de las actividades de investigación. Las más jóvenes señalan la discriminación por su juventud y la necesidad de tener que trabajar más duro para demostrar su valía. En términos de discriminación, también se menciona el racismo, en especial para las que han nacido en la Costa Caribe.
De manera más general, pero como un punto central, las investigadoras señalan la dificultad de acceso a la información pública como una limitante para su trabajo. También señalan la falta de espacios para el debate sobre políticas públicas en los campos estudiados, que podrían derivarse de las investigaciones realizadas. Las mujeres otorgan un alto valor a la realización de sus trabajos de investigación científica y sueñan con la posibilidad de discutir y debatir sus hallazgos. La necesidad de comprender la realidad, de encontrar explicaciones, de buscar la justicia y la verdad son y han sido siempre un motor fundamental para el desarrollo de la ciencia, y lo son igualmente para el grupo de mujeres entrevistadas en este estudio.
Las mujeres señalan la importancia de una política de ciencia y tecnología que se impulse desde los primeros niveles educativos, que incentive la curiosidad, la búsqueda de explicaciones, la experimentación. Sin duda, falta mucho camino para superar las barreras que impiden a las mujeres el acceso a las carreras científicas, pero también es importante recuperar la esperanza, la confianza en el futuro, la conciencia de que es posible hacer ciencia en este país, de que la educación nos puede llevar a alcanzar un futuro mejor, pero para eso, sin duda es necesario contar con laboratorios y centros de investigación que permitan e incentiven la amplitud de miras y la búsqueda del conocimiento, que exista la posibilidad del debate público y que las universidades se conviertan en verdaderos centros de conocimiento, de discusión y debate de esos conocimientos.
A quienes interesa conocer más sobre este tema recomiendo especialmente este libro recién publicado sobre científicas argentinas: https://www.argencon.org/argentinas-en-la-ciencia-el-nuevo-libro-de-laboratorios-bago/ y otro un poco anterior, pero igualmente interesante: https://obras.acfiman.org/wp-content/uploads/2020/12/Libro-Ocho-preguntas-a-Cientificas-Venezolanas-marzo-2020.pdf
