12 de febrero 2022
El Frente Sandinista convirtió los fraudes electorales, con los que se ha perpetuado en el poder desde 2008, en un negocio político. Además de adjudicarse los votos que no le corresponden, el FSLN se ha embolsado un poco más de 60 millones de dólares, en concepto de reembolsos por supuestos gastos de campaña electoral en medio de un sistema caracterizado por su opacidad y falta de transparencia.
Una revisión hecha por CONFIDENCIAL, en medio del oscurantismo con el cual maneja el Consejo Supremo Electoral (CSE) el reembolso electoral que se le otorga a los partidos políticos, estima que el Frente Sandinista se ha embolsado por este concepto 60.3 millones de dólares por su participación en procesos electorales desde 2006 a 2021.
Las partidas del CSE, en concepto de reembolso por gastos de campaña electoral a los partidos políticos, son propuestas por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público en el presupuesto presentado cada octubre en la Asamblea Nacional, para el ejercicio del año posterior. La partida, según la ley, equivale al 1% de los ingresos ordinarios del Presupuesto General de la República, y se reparte según el porcentaje de votos válidos.
Para establecer las cifras de reembolso entre 2006 y 2021 se rastreó entre la poca información disponible, la cual se fue restringiendo más, a medida que Daniel Ortega consolidó su proyecto dictatorial, hasta desembocar en el régimen represivo que gobierna actualmente Nicaragua.
Los fraudes continuaban y el reembolso aumentaba
Sin embargo, se pudieron determinar los montos entregados revisando informes de organismos de observación electoral y reportes financieros del Frente Sandinista, divulgados en La Gaceta, diario oficial del Estado, hasta 2014. También se consultaron informes de la Contraloría General de la República, antes de quedar completamente controlada por el régimen orteguista.
A medida que el Frente Sandinista restringía la información sobre el reembolso electoral, los montos que se asignaban aumentaron en cada elección, tanto nacional como municipal.
Además, las entregas de estas partidas en concepto de reembolso por supuestos gastos de campaña, se hicieron con base en asignaciones de votos hechas por el CSE en elecciones caracterizadas por los fraudes para favorecer al Frente Sandinista, la falta de competencia política y el control absoluto del orteguismo de todo el sistema electoral.
El Frente Sandinista, el CSE y la Contraloría General de la República, nunca divulgaron con transparencia los soportes (facturas, recibos o reporte de gastos) supuestamente entregados para justificar los gastos de campaña en los que habría incurrido el partido rojinegro en todos estos procesos electorales.
El desglose hecho por CONFIDENCIAL estima que desde 2006 a 2021, el Frente Sandinista recibió 46 466 997 millones de dólares por supuestos gastos de campaña en elecciones nacionales (presidencia, diputados nacionales y departamentales) y 13 840 529 millones por los comicios municipales (alcaldías y concejales).
En 2006, las únicas elecciones ganadas por Daniel Ortega con legitimidad, los informes de organismos de observación electoral establecieron que el Frente Sandinista se embolsó unos 3 567 000 millones de dólares, de acuerdo al cambio vigente en diciembre de ese año.
Estas estimaciones se establecieron con base en la cantidad de votos obtenidos por el orteguismo en dichos comicios. Sin embargo, la Ley Electoral establecía que el monto que el partido político tenía derecho a recibir por la cantidad de votos obtenidos, era un “techo” del desembolso. Lo que se entregaba al partido era lo que podía justificar con los soportes presentados ante el CSE y la Contraloría.
La derogación del “techo” del reembolso a justificar
Sin embargo, estas entidades nunca divulgaron información sobre si el Frente Sandinista o los otros partidos políticos en contienda presentaron soportes legítimos para justificar sus supuestos gastos de campaña electoral. Finalmente, la normativa para establecer como un “techo” la asignación del reembolso con base en los votos obtenidos según el CSE, fue derogada por el orteguismo para los comicios nacionales de 2016.
En las elecciones municipales de 2008, el Frente Sandinista desencadenó su maquinaria de fraude electoral. Se adjudicaron 105 de las 146 alcaldías en disputa (algunas alcaldías del Caribe no participaron del proceso por estar afectadas por el paso del huracán Félix) en medio del robo de urnas, despojos de victorias claras de alcaldes opositores y cambios en los porcentajes de votos de la noche a la mañana, con el respaldo de las fuerzas represivas de la Policía, grupos de choque de la Juventud Sandinista y paramilitares del régimen.
Por este desastre electoral, el CSE otorgó al Frente Sandinista en concepto de reembolso 3 111 000 millones de dólares. Posteriormente, el Frente Sandinista, ya con su maquinaria de fraudes electorales aceitada, se adjudicó la victoria en los comicios nacionales de 2011, que implicó la primera reelección de Daniel Ortega.
Este proceso empezó a dar señales de lo que sería el futuro electoral de Nicaragua. Fue la última campaña en la que Ortega participó en un mitin político para pedir el voto de los nicaragüenses. La campaña del orteguismo se caracterizó por la falta de un plan de Gobierno y el desmedido uso de recursos del Estado. Sin embargo, el CSE comenzó a aumentar las partidas de reembolso electoral para el orteguismo, entregando en esa ocasión unos 10 099 997 millones de dólares por supuestos gastos de campaña.
Las elecciones municipales de 2012 mostraron síntomas del cansancio de la ciudadanía de los fraudes, registrando incrementos en los porcentajes de abstención. Para estos comicios, el CSE incrementó a 134 las alcaldías asignadas al Frente Sandinista. Por estas votaciones, el reembolso alcanzó 2 667 529 millones de dólares.
La opacidad del Frente Sandinista
Este fue el último proceso sobre el cual el Frente Sandinista divulgó alguna información sobre sus ingresos por reembolso electoral. Una investigación de CONFIDENCIAL, divulgada en marzo de 2021, reveló que el Frente Sandinista, cuando publicó sus ingresos como organización política, incluyó en el rubro de montos recibidos por reembolsos electorales, hasta las elecciones municipales de 2012. De ahí en adelante, es oscuridad total sobre estos fondos.
Para 2016, la dictadura abrió las puertas a la sucesión familiar con la candidatura a vicepresidenta de Rosario Murillo y eliminó por completo la competencia política al anular por medio de una resolución del Poder Judicial a la principal plataforma opositora.
Para esta elección, en las que Daniel Ortega no hizo un solo mitin de campaña, el reembolso alcanzó los 15 400 000 millones de dólares, ya sin el impedimento de que este monto fuese un “techo” máximo a justificar. Solo era necesario el porcentaje de votos asignados por el CSE.
Este mismo escenario político se replicó para las municipales de 2017. Se adjudicaron 135 alcaldías al Frente Sandinista en otro proceso electoral caracterizado por la rala presencia de la campaña electoral de los candidatos a alcaldes del orteguismo. El CSE estableció para estos comicios un reembolso de 8 062 000 millones de dólares para el Frente Sandinista.
Finalmente, para las votaciones del 7 de noviembre de 2021, Ortega se adjudicó su tercera reelección consecutiva, en otro proceso sin competencia política, al encarcelar a todos los precandidatos opositores que, de acuerdo a las encuestas, lo vencerían fácilmente en las urnas. Flanqueado solamente por partidos políticos colaboracionistas, el dictador se agenció un poco más de 75% de los votos; y con esto: 17.4 millones de dólares por reembolso electoral.
El reembolso está dañado de origen
Eliseo Núñez Morales, analista político, exdiputado y quien además fue jefe de campaña electoral en 2011 para la candidatura presidencial del empresario radial Fabio Gadea Mantilla, señaló que, con la incidencia de los fraudes electorales y el desmantelamiento de la competencia política, el reembolso por gastos de campaña se convirtió en una millonaria fuente de ingresos para el Frente Sandinista, sobre la cual no existe ninguna transparencia o fiscalización.
“Cuando ya dañás el origen de todo, que es la voluntad del pueblo, todo lo que resulte de ahí ya está dañado. Cuando ya no contás bien los votos y no hay oportunidad de votar con transparencia, todo lo demás está dañado. Por eso Nicaragua tiene uno de los votos más caros del mundo, en uno de los países más pobres del mundo”, afirmó.
Núñez explicó que el espíritu de la ley es justo, tomando en cuenta que se busca evitar que grupos de poder económico, principalmente del sector privado, influyan en unas elecciones y en la política en general del país. Sin embargo, la destrucción del sistema electoral por parte del orteguismo enterró estas buenas intenciones, para convertirlo en un negocio político.
“El gran problema es que el Frente Sandinista, que es el supuesto gran ganador de todas estas elecciones, nunca presentó o divulgó los supuestos soportes de sus gastos en campañas electorales. Ni cuando había un techo para entregar los reembolsos, mucho menos ahora que solo se entregan con base los votos obtenidos. Pero estamos hablando también de una Contraloría que fue capaz de dejar a oscuras a Nicaragua por orden de Daniel Ortega. ¿Qué podés esperar sobre divulgar estos soportes? Lo más seguro era que aprobaban cualquier monto que Ortega les mandaba”, añadió Núñez.
Las reformas electorales aprobadas por el orteguismo en 2021 eliminaron el requisito del 4% de los votos como mínimo para tener derecho al reembolso electoral. Cualquier partido político que participe en los comicios, puede recibir estos fondos, fomentando de esta forma el clientelismo político y ampliando el gran negocio en el cual se convirtió el reembolso electoral.