2 de febrero 2022
SAN JOSÉ-. Como una fiesta democrática, así describe el proceso electoral de Costa Rica, con entusiasmo y una sonrisa en el rostro, el nicaragüense Casto Umaña Chávez, quien emigró de La Conquista, Carazo, hace más de treinta años al vecino país del sur y hace cuatros años obtuvo la nacionalidad costarricense. Tuvo su primera participación en las votaciones municipales de 2020 y hoy se prepara para votar en los comicios generales del próximo domingo.
El domingo 6 de febrero Costa Rica elegirá a su próximo presidente y a los 57 diputados que integrarán la Asamblea Legislativa para los próximos cuatro años. Para ser declarado ganador, el candidato del primer lugar deberá obtener al menos el 40% de los votos, de lo contrario se tendrá una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos con mayor cantidad de votos, la cual tendría lugar el 3 de abril.
Dentro del electorado de 3.5 millones de votantes convocados a las urnas, hay 42 286 nicaragüenses que se han nacionalizado como costarricenses, de acuerdo al padrón del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).
“Estoy muy emocionada porque tengo 44 años y nunca he votado, entonces para mí es algo nuevo”, cuenta Rosa Rugama, quien forma parte de las 219 000 personas que votarán por primera vez en el país, según indica el TSE.
En cambio, Paola Perezcabello, otra nica-costarricense, votará por cuarta vez consecutiva en las elecciones generales de Costa Rica y en esta ocasión integra el equipo de la campaña del partido Liberación Nacional (PLN) apoyando al candidato José María Figueres, expresidente de la República y quien lidera las encuestas con 15% de la intención de voto, según la encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos de Costa Rica (CIEP-UCR). “Este partido nos ha ayudado a salir adelante, es cuando hemos estado mejor, hasta los nicaragüenses, es un partido que nos ha dejado trabajar tranquilos, trabajar en democracia”, relata.
El candidato a la presidencia por el PLN fue investigado en 2004 tras recibir, presuntamente, 906 000 dólares de una consultoría por parte de la firma HF Desarrollos Interdisciplinarios S. A. (HF DISA) para la empresa francesa Alcatel que era presidida por un asesor de su Gobierno, indica el diario La Nación.
El medio informa que, esa sociedad se vio envuelta en un escándalo por el pago de dádivas para obtener un contrato para la venta de 400 000 líneas celulares al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). La firma tuvo que indemnizar al Estado con $10 millones.
Casto también se inclina por uno de los dos partidos tradicionales: el de la Unidad Social Cristiana (PUSC). Comenta que, desde que vivía en Nicaragua, su familia ha sido conservadora por lo que en Costa Rica continúa con la tradición y votará por Lineth Saborío, la candidata de ese partido que se ubica en el segundo lugar según las encuestas, con un 14%.
Rosa, en cambio, se decanta por una de las opciones nuevas. “Antes me enfocaba en la candidata Lineth Saborío, pero ahora me estoy inclinando más por Rodrigo Chaves, me gusta mucho su plan de gobierno, se enfoca en la economía y tiene proyectos que pueden ayudar al país”, comenta. El candidato Chaves, aparece en quinto lugar en la encuesta del CIEP, con un 6% de preferencia. Fue funcionario del Banco Mundial, sancionado por esa entidad por “conducta inapropiada no deseada” y fungió como ministro de Hacienda por seis meses en el actual Gobierno.
Sin embargo, la mayoría de los votantes todavía no escoge por quién votar. El 41% que se encontraba indeciso, según la encuesta del CIEP del 25 de enero pasado, es inclusive un punto mayor a la suma de los porcentajes obtenidos por los candidatos de los tres primeros lugares en intención de votos: José María Figueres, de Liberación Nacional; Lineth Saborío de la Unidad Social Cristiana; y Fabricio Alvarado, de Nueva República, con 15, 14 y 11%, respectivamente, de intención de votos.
Política migratoria fuera del foco de la campaña
En Costa Rica, aproximadamente 80 000 personas forman parte del electorado naturalizado, es decir, extranjeros que residen en el país y que se han nacionalizado, de acuerdo a los datos del Boletín Estadístico 2021 del Tribunal Supremo de Elecciones. El 53.1 % de esta población corresponde a nicaragüenses.
Hasta el 2020, de acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, habitaban en el país aproximadamente 350 000 nicaragüenses, pero solo un poco más del 12 % de esta población se han naturalizado.
Los planes de gobierno de los principales partidos y candidatos abordan de forma escueta sus propuestas en política migratoria, aunque todos reconocen la importancia de la población migrante, y abogan por una migración regular y ordenada. “Es un tema que sí deberían de tomarlo, porque usted sabe que Costa Rica es un país de acopio, aquí vienen muchos… La mano de obra del nicaragüense es un factor que impulsa la economía de Costa Rica. Eso no lo puede tapar nadie en este país”, comenta Casto.
“Es necesario tener presente que a las autoridades que se elijan en estas elecciones, les corresponderá actualizar la Política Migratoria Integral para Costa Rica (2013-2023)”, indica el informe Proceso electoral 2022 y Migraciones en Costa Rica.
Según este estudio, realizado por el Instituto de Investigaciones Sociales y el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, los desafíos de la próxima política migratoria son variados. Para ello, los autores proponen buscar una mejor integración sociolaboral de las personas migrantes, fortalecer los mecanismos de protección humanitaria en el país, sentar las bases para una amplia reforma a la Ley General de Migración y Extranjería. “Se puede ir también un poco más allá y empezar a discutir el reconocimiento del derecho a la participación política de estas poblaciones”, menciona.
Un ejemplo claro de reconocimiento de este derecho político en América Latina y el Caribe -indica el informe- es el Código Electoral de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, que permite a las personas extranjeras mayores de 16 años y domiciliadas en dicha ciudad ser electores -a nivel local- en tanto cumplan con algunos requisitos. “Esto podría contribuir a generar un mayor sentido de pertenencia por parte de la comunidad inmigrante y refugiada en el país, al tiempo que las involucra directamente en la elección de las autoridades en el plano local, que es el primer nivel de Gobierno al que tiene acceso toda la población”, concluye el informe.
Jóvenes refugiados aprendiendo del sistema democrático costarricense
Magdiel Galeano es un refugiado nicaragüense que llegó hace tres años a Costa Rica. Ha sido activista político desde hace más de diez años y en el vecino país continúa con su labor. Es el director de la Red Mundial de Jóvenes Políticos, una organización civil que trabaja por la defensa de la democracia y los derechos humanos. “Me quitaron la oportunidad en el país, pero acá me la han dado, por lo que seguiré luchando por la defensa de los derechos humanos y la defensa de las personas migrantes”, dice.
También forma parte del Parlamento Cívico de Estado Abierto en la Asamblea Legislativa de Costa Rica y desde ese espacio participa en la coordinación de la observación internacional en estas próximas elecciones. “Eso denota que soy incluido, que estoy ahí, que es un país democrático y que podemos recibir observaciones de otros países. Lastimosamente en Nicaragua no se permitió, ni siquiera a los (observadores) nacionales”,
Como Magdiel hay decenas de jóvenes nicaragüenses refugiados que inciden y aprenden del ejercicio de la política costarricense desde diferentes espacios, como la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, que trabaja con un grupo de 28 personas que estarán participando en estos comicios electorales “desde una mirada metodológica y académica, con el objetivo de explorar, analizar y aprender de este nuevo sistema”, explica Claudia Vargas, oficial de programa y coordinadora del tema Nicaragua de esa fundación.
Nicas motivados a votar
Como ciudadanos binacionales, estos nicaragüenses comparten experiencias y valoran la importancia de participar en el ejercicio de la democracia en libertad. “Yo sí tuve también experiencia de votar en Nicaragua y es algo bien temático, que a veces hasta da miedo, porque hay una presión que jamás se va a comprar con las elecciones de acá”, describe Casto.
La emoción se siente al conversar con Paola, Casto y Rosa, al verse como parte de uno de los procesos electorales más sólidos de América Latina. “Votaré sin miedo, porque sé que acá hay democracia y libertad, respetando mi decisión sin que nadie me diga por quién hacerlo o no”, asegura Paola.
“Tenemos que aprovechar ese derecho, que vivimos en un país democrático, que podemos elegir. A nosotros como nicaragüenses, nacionalizados en Costa Rica, nos pueden tomar en cuenta para futuros miembros en un partido político y los motivo a que vayan a votar”, comenta Paola, segura de su derecho de participar en la fiesta democrática que vivirá Costa Rica este domingo.