4 de enero 2022
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Mientras haya intereses políticos de por medio –propios y extraños— y entre tanto lo habitual, la ignorancia o la indiferencia tengan vigencia, la dictadura de los Ortega-Murillo seguirá siendo calificada de “izquierda”, así se comporten como les dé la gana.
Eso será así, incluso, cuando su régimen político tome medidas que no tengan ninguna diferencia con las que toman las dictaduras de derechas mejor calificadas –e incluso peores—, como ocurre con frecuencia.
No hay motivos para asombrarse, esto viene pasando desde que dictadura existe, aunque no lo hayamos advertido bien o porque no haya habido interés en ello. Y, digamos, que eso no tiene mucha importancia, porque las reacciones del pueblo consciente de la represión y las injusticias no dependen de los calificativos que le pongan a la dictadura, si no de su capacidad para enfrentarla y combatirla.
Igual perjudica a la mayoría de la sociedad las leyes de agentes extranjeros, contra los ciberdelitos y otras igualmente represivas, así se diga que son para defender la “soberanía nacional”, o se diga que son para defender “la democracia”, porque, de todas maneras, los resultados son contrarios a todas las libertades.
Valen más los resultados concretos de lo que se hace, que los rótulos que se le cuelguen a lo que se dice. Para los nicaragüenses, tenerlo en cuenta vale mucho, porque ya vamos sobre quince años de estar actuando más por lo que se dice que por el resultado que este decir ha tenido en la práctica para frustrar la unidad de los opositores.
Lo hemos estado viviendo más evidentemente, durante los últimos años, y más cuando no se logró la deseada unidad en la acción para combatir el fraude electoral del 7-N, porque se le dio más valor a lo que decía un sector político en contra otro sector político, dentro de la misma oposición.
En concreto, un sector de derechas –incrustado en el Partido CxL—hizo más oposición a la unidad con el sector de izquierda –el MRS-Unamos— que oposición a la dictadura, con el resultado tan conocido como perjudicial de quedar sin la unidad, y ante la posibilidad de pasar cinco años más bajo la dictadura.
Esos cinco años más… ¿serán iguales o peores que los quince años anteriores? En verdad, eso es lo menos; lo importante es saber que los dictadores nunca dejarán de buscar su sobrevivencia y su continuidad –en todo caso, también su impunidad—; lo realmente importante será pensar en cómo y con qué mejores actitudes la oposición podrá enfrentarlos.
II
Nada en política tiene soluciones espontáneas, a lo sumo, cambios no fundamentales que no alteran la esencia de los problemas. Pensando en esto, deberá tenerse presente que, así como el régimen continuará con su represión, los opositores seguirán teniendo su misma orientación política ideológica diversa, y necesariamente, necesitan recoger la mala experiencia del sectarismo para hacer cambios de orden táctico y estratégico, y no cometer errores como los cometidos, previo a la farsa electoral.
Como es conocido, la pluralidad política de la oposición es su principal característica –y también su Talón de Aquiles—, que es lo mismo decir, la causa inmediata de su falta de unidad en la acción. Pero también, dentro de esa su heterogeneidad, hay sectores más tolerantes y mejor dotados políticamente, capaces de neutralizar el sectarismo en beneficio de la unidad.
Dentro de la oposición pueden distinguirse tres principales corrientes: la liberoconservadora –divorciada orgánicamente de la corriente tradicional—; la juvenil nacida espontáneamente a raíz de los sucesos de abril 2018 –sobre todo estudiantil universitaria— con conocimiento de la historia bajo las dictaduras, pero sin militancia activa en política; y la de los movimientos sociales, partidos progresistas y de centroderecha.
Sin la tolerancia mutua estas corrientes serían proclives a repetir los errores pasados. La militancia de Unamos, por su origen de combatientes políticos-militares –y como militantes civiles del original Frente Sandinista— son considerados de izquierdas, aunque no se conoce que lo reconozca en sus estatus ni en algún pronunciamiento público, lo cual carece de sentido discutirlo.
Tampoco se sabe que haya negado expresamente su orientación de izquierda, pero por sus posiciones políticas ante determinados problemas nacionales y sociales, se les considera de izquierdas porque su historial combativo lo distingue dentro del dominante ambiente liberoconservador de nuestro país. Al menos este es mi criterio, que no pretende ser correcto ni absoluto.
Hago énfasis en lo que respecta a Unamos, por la razón de que fue por su origen sandinista que el Partido CxL lo convirtió en blanco de sus ataques sectarios. En realidad, un sector del CxL actuó como que su principal objetivo era sabotear la unidad en la acción opositora que enfrentar a orteguismo. De hecho, y por el motivo que fuese, solo favoreció a la dictadura.
Como haya sido, ese incidente político es un hecho pasado, sin remedio, pero por haber sido un hecho que perjudicó la causa de la justicia y la liberación, no puede ser obviado, aún menos, como la lección política que sigue siendo para no volver a errar en el futuro… este mismo futuro que tuvo su comienzo hace apenas cuatro días.
III
En este nuevo año, ni los dictadores ni la oposición que los seguirá enfrentando, parten de cero hacia este nuevo período histórico. El régimen no puede deshacerse de sus deudas de justicia, libertades políticas y derechos humanos contraídas con el pueblo desde hace quince años; ni la población opositora tiene motivos para renunciar a cobrarlas, de modo que en el centro de los enfrentamientos que vienen estarán los por qué, cómo y cuándo, comenzará el nuevo proceso de cobros y de pagos.
Eso significa reiniciar las luchas prioritarias que siguen pendientes, algunas de las cuales fueron señaladas en un artículo de Carlos Fernando Chamorro –6 de noviembre de 2021—, la víspera de la farsa electoral del 7-N y reproducido en CONFIDENCIAL del 28 de noviembre, como parte de la selección de los artículos más leídos durante el año anterior.
De ese artículo, me permito reproducir extractos de su alusión a las tareas políticas fundamentales que deberán impulsarse este año que recién ha comenzado. Desde luego, no son consignas, sino observaciones que –como otros analistas de nuestra realidad— CFCH ha venido haciendo en su reconocida labor periodística. Nuestro director sitúa en primer término la lucha por la liberación de los reos políticos:
El primer paso (…) es encarar la crisis de los 150 reos políticos [ahora son más] que la dictadura ha tratado de invisibilizar y que nunca ha podido quebrar políticamente con cárcel y tortura. Para Ortega son rehenes y monedas de cambio en una eventual negociación.
Para el movimiento prodemocracia representan un símbolo de resistencia y la esperanza de un liderazgo de cambio. En consecuencia, la demanda por la liberación de los reos de conciencia debería ser mucho más que una batalla cotidiana sostenida por sus familiares, para convertirse en la principal estrategia política nacional e internacional para debilitar el estado policial. La presión para cambiar la balanza del poder y la anulación de los juicios espurios para preservar todos sus derechos políticos.
Un proceso de unidad nacional, que reclama diálogo, capacidad de interlocución con la comunidad internacional, y sobre todo reconstruir las bases de la resistencia cívica en el país.
(…) La oposición enfrenta el desafío de reactivar las redes de resistencia cívica y conectarse con las demandas de la población ante el encarecimiento de la vida y el desempleo que empobrece a las grandes mayorías y a los sectores medios, incluidos los servidores públicos que son rehenes del régimen.
A esas ideas solo valdría agregar que los reos de conciencia son más que un símbolo de la resistencia; son también –por sus condiciones de secuestrados bajo los mismos falsos cargos— representantes de la diversidad política ideológica de la oposición y, por lo cual, también representan el ejemplo de la resistencia unida en la acción para todos: los del exilio y los que aún están aquí con su libertad amenazada.
El inmediato compromiso a cumplir, es evitar el sectarismo ideológico que impidió enfrentar unidos a la dictadura en la etapa política anterior.
Al margen de estas cuartillas
*El decaído negocio canalero orteguista con Wang Jing; comenzó a navegar de nuevo con las relaciones con el gobierno de China a través del fabuloso canal interoceánico…
*La fiesta “inaugural” de su construcción fue en 2014, pero ocho años después, en la trocha “canalera” abierta entonces, solo crece el zacate que pastan felices los caballos…
*La relación con China trajo un milagro: en Perú, el portal digital Prensa Alternativa, transmitió el vídeo donde enormes barcos cargados de contenedores, cruzan el lujoso canal…
*Pero el milagro desapareció, cuando reconocí el dibujo animado que aquí vimos años atrás, con las maravillas de nuestro canal que deja en ridículo al pobre Canal de Panamá…
*Se nota que el director de Prensa Alternativa, Juan José del Castillo (El Jota), no vino a producir aquí el vídeo de “la obra más grande en la historia del mundo”...
*Al parecer, la señora peruana, viuda de Tomás Borge y embajadora del “comandante y la compañera” en su propio país, también sueña con el “gran” canal…
