24 de noviembre 2018
El córdoba podría estar a las puertas de sufrir una devaluación mayor que la usual de 5% anual, sea que la dicte el propio Banco Central de Nicaragua (BCN), o que lo haga su majestad, el mercado. En especial si el Gobierno sigue siendo incapaz de encontrar quién le compre los C$9035.6 millones en bonos —más de 280 millones de dólares— con los que busca oxigenar las finanzas públicas antes de 2019.
La razón principal sería la continua caída en las reservas en dólares que posee el BCN, como consecuencia de la crisis política que vive el país a partir del 18 de abril, que ha acelerado la salida de depósitos de los bancos. La fuga de capitales y la probable imposición de pesadas sanciones por parte de Estados Unidos, terminan de bordar una situación que es cada día más insostenible.
Ya no es posible conocer el detalle reciente sobre la salida de depósitos, ni sobre la pérdida de reservas internacionales netas ajustadas (RINA), porque el BCN dejó de publicar la información más sensible, y solo la actualizó de cara a la visita de la misión del Fondo Monetario Internacional.
Aun así, hay varios datos que permiten inferir el nivel de deterioro de las finanzas públicas.
Uno de ellos son las reservas internacionales brutas, cifradas en 2447 millones de dólares al 31 agosto, de las que se habían perdido 145.4 millones (5.9% en apenas un mes), para cerrar en 2301.6 millones al 30 de septiembre.
Una de las razones para entender por qué decrecen las reservas, es la salida de los depósitos del público en la banca nacional, especialmente los retiros que se hacen en dólares.
El economista Néstor Avendaño, presidente de Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copades), explicó que la diferencia entre el techo de 4115 millones de dólares del 12 de abril (el momento de máxima acumulación de depósitos en moneda extranjera), y el 29 de agosto, era de 763 millones de dólares.
Los datos muestran que al 31 de octubre, esos depósitos se habían disminuido en 1053.4 millones de dólares, lo que representa una salida adicional de 290.4 millones en dos meses.
Aunque reconoce el riesgo de devaluación, Avendaño no cree que el BCN se decida a hacerlo. En vez de ello, opina que si llega a haber una devaluación, ocurrirá como producto de los movimientos del mercado, no por una decisión tomada en el 7 Sur o en El Carmen.
Alto costo político
“Todos los días hay devaluación de facto, porque los mercados financieros elevan la brecha del tipo de cambio de venta del dólar con respecto al mercado oficial. En este momento, la brecha es de 2.3%, cuando antes del 18 de abril era 0.2%, lo que indica que ya hay una devaluación de facto”, recalcó.
Otro economista consultado por CONFIDENCIAL, dijo —a condición de mantenerse en el anonimato— que no cree que haya una devaluación oficial, “porque los costos son enormes”.
Se refiere al hecho que la mayor parte de los préstamos concedidos a las empresas son en dólares, pero estas negocian y obtienen sus ganancias en córdobas. Devaluar la moneda les obligaría a pagar más córdobas para comprar dólares para pagar sus deudas, lo que en la práctica eleva la deuda, mientras que sus ingresos se mantienen iguales o disminuyen como producto de la escasa actividad económica, lo que podría llevar a muchos a la quiebra.
El problema para los ciudadanos es que “su poder de compra se contrae bruscamente”, al perder valor el dinero, lo que hace más pobres a todos. Por ello, considera que “es más probable que se establezca un control de cambio, como el que había en los años 80”, recordó.
En este mismo sentido, Avendaño alerta sobre un aumento de la inflación, que disminuye el poder de compra de los asalariados, “a la vez que se iniciaría una espiral devaluación—inflación—devaluación en el mercado negro, lo que implicaría un deterioro progresivo del córdoba”.
Siendo que una devaluación conlleva un gran problema social y político, lo más probable es que si se queda sin dólares, el BCN establezca un control de cambios que limite la cantidad de dólares que el público puede comprar (o retirar) de un banco, y se elija a qué sectores de la economía se le venderán dólares para que paguen sus importaciones.
Dado que el Gobierno no muestra señales públicas de estar interesado en conversar con sus gobernados para encontrar una solución, las pocas alternativas que le quedan son conseguir los recursos en el extranjero, sea del BCIE (donde Estados Unidos parece tener menor capacidad de maniobra), o colocando los 105 millones de bonos en euros que autorizó la Asamblea Nacional.
Diversas fuentes del sector público refieren los esfuerzos de la Administración Ortega por colocar sus bonos entre inversionistas rusos, de los Emiratos Árabes, chinos o taiwaneses sin que sus intentos den resultados, porque cuando vuelven a ver, los bonos siguen ahí. Nadie se los ha comprado.