12 de noviembre 2018
En el actual panorama del Senado de los Estados Unidos, donde los republicanos mantuvieron el control, las políticas hacia Nicaragua continuarán como antes e ncluso, “es muy probable que pasen la Nica Act" esta misma semana, asegura el politólogo Manuel Orozco, quien considera que estas también tendrán un apoyo por parte del nuevo congreso de mayoría demócrata "que entrará en sesión pronto”.
“Hay congresistas que están estudiando más de cerca (la crisis) y quieren evitar que Nicaragua llegue al extremo de Venezuela. Eso es una situación que se está debatiendo con mucha seriedad en Washington”, reafirma.
Las proyecciones apuntan a que antes de finalizar el año, la Nicaraguan Investment Conditionality Act, conocida como Nica Act, entrará a reconciliación y será sometida a un voto rápido para su aprobación. Pese a esto, queda la duda si Daniel Ortega seguirá anuente a restablecer un diálogo con los sectores que exigen su renuncia y el adelanto de elecciones. Orozco considera que la actual estrategia de “defensa económica” --que comprende la emisión de bonos-- del Gobierno “es insostenible a largo plazo”.
A finales de septiembre pasado, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE. UU. aprobó la fusión de la Nica Act y la Ley para los Derechos Humanos y la Lucha contra la Corrupción en Nicaragua, conocida como la “Ley Magnitsky Nica”, que prevé sanciones para el régimen orteguista.
“El señor Ortega no está haciendo un buen cálculo en darse cuenta que parte de estas sanciones irán hacia su familia (...) Ortega es un actor trascendental y él decidirá si está dispuesto a sacrificar a su familia a cambio de seguir manteniéndose en un terrorismo de Estado. La historia reciente nos cuenta que son muy pocos los regímenes dictatoriales que se mantienen más de dos años con ese tipo de políticas terroristas”, enfatiza el politólogo.
La Ley espera a ser aprobada por el Senado y posteriormente deberá ser firmada por el presidente Donald Trump para entrar en vigencia.
“El efecto inmediato (de aprobarse la Ley) será que Daniel Ortega se atrinchere. Ahorita está bastante atrincherado: tiene una ley contra el terrorismo, una agencia de unidad financiera con el propósito de controlar la moneda, tiene una emisión de bonos que espera vender, pero este tipo de regulaciones no son sostenibles a largo plazo”, comentó el especialista.
Comunidad nica presiona con campañas
La semana pasada, la diáspora nicaragüense firmó una misiva dirigida a tres empresas de inversión de Estados Unidos, a quienes se les solicita romper relación “con el régimen asesino de Daniel Ortega y sus benefactores en el Ejército”.
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Para el politólogo este tipo de campañas sí tienen impacto en Estados Unidos: “Este tipo de comunicados lo que quiere es presionar en todos los ángulos posibles a actores que tienen vínculos directos con el terrorismo de Estado que existe en Nicaragua. En este, caso el ejército ha sido una parte activa y cómplice de lo que está pasando en Nicaragua. Cualquier institución que haga negocios con ellos no estará vista con buenos ojos”.
Dichas “relaciones” tienen un costo reputacional a las empresas estadounidenses que mantengan vínculos con instituciones como el Ejército de Nicaragua, que maneja sus inversiones a través del Instituto de Previsión Social Militar (IPSM).
“Cualquier institución que tenga acciones y este participando en violaciones de derechos humanos y es participe de la corrupción, sufrirá y recibirá la penalidad que se merece, y en este caso es engrosar las listas de OFAC (la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de los EE. UU.) y esto significa que le van a cerrar las cuentas bancarias en cualquier parte del mundo”, manifesta el especialista.
Para Orozco, esto es uno de los llamados que las distintas coaliciones de nicas en el extranjero le hacen a los EE. UU., con el fin no solo de aplicar sanciones, sino de mantener los esfuerzos de la diplomacia multilateral.
Los objetivos de la diáspora
Consolidar una coalición internacional, llamar a la unidad nacional y demandar un cambio inmediato a las reformas políticas en Nicaragua, que incluye la salida del régimen de Daniel Ortega, son algunas de las demandas de los más de 150 nicaragüenses de diferentes organizaciones sociales radicadas en Estados Unidos y Costa Rica, que se reunieron el fin de semana en Washington.
Los líderes sociales que asistieron al foro organizado por Nicaragua Freedom Coalition, tienen como principal propósito “plantear un comunicado que refleje el apoyo a lo que ocurre en Nicaragua, identificar soluciones (para una salida a la crisis) y reafirmar su respaldo a la Unidad Nacional Azul y Blanco”, aseguró el politólogo, investigador del Diálogo Interamericano y uno de los promotores de este foro, Manuel Orozco, al programa televisivo Esta Semana.
La diáspora nicaragüense definirá en los próximos días su plan de acción y su agenda, que será anunciada este lunes. “Más allá de eso, ellos van a seguir con su trabajo de cabildeo ante las fuentes políticas de Estados Unidos”, afirmó el especialista.
Esta coalición surgió como un “movimiento autoconvocado” de un grupo de nicas establecidos en Washington. Según Orozco, el objetivo principal del foro fue “discutir el rol como diáspora ante la situación política que atraviesa Nicaragua”.