18 de septiembre 2018
A Bryan Rogelio Cruz Calderón lo torturaron por cinco horas. Primero le dispararon en la pantorrilla, y luego con un cuchillo le desgarraron el ano y parte sus genitales. Sus verdugos, denuncian, fueron varios oficiales de la Policía Nacional y un grupo de encapuchados, quienes lo secuestraron de su domicilio el pasado 30 de agosto en la comunidad El Dorado, Las Cuchillas, en Jinotega, bajo el argumento de ser “tranquero”.
“Venía llegando de deshojar el café, estaba acariciando a su niño, y de repente se bajaron de una camioneta los policías. Él tuvo que dejar a su niño en una hamaca y salió corriendo por el cafetal. Pero le pegaron el balazo en la pantorrilla y después se lo llevaron a la cascada de San Enrique a torturarlo”, dijo su hermana Antonia Cruz, quien denunció el hecho en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).
En la cascada de San Enrique, los oficiales y encapuchados acusaron constantemente a Cruz Calderón de estar en los tranques de Pantasma, en Jinotega. El hombre de 31 años dijo a los agentes una y otra vez que no tenía nada que ver, no obstante, estos lo patearon en la espalda, en la cabeza y saltaron encima de su pierna herida.
Antonia Cruz agregó que los oficiales trasladaron a su hermano hasta Pueblo Nuevo, en Jinotega. En ese lugar, los agentes nuevamente lo interrogaron y lo acusaron de haberlo visto en las protestas y tranques.
Bryan Cruz fue capturado por paramilitares y policías en El Dorado, Jinotega. Antonia Cruz, hermana, denuncia que él recibió un balazo en la pantorrilla y lo torturaron con un cuchillo, le desbarataron el ano y el testículo izquierdo. Está hospitalizado pero amenazado de muerte. pic.twitter.com/WX9XCWbNqY
— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) 17 de septiembre de 2018
“Me rajaron la boca, me comenzaron a meter el cuchillo en mis partes íntimas, me sacaron mis testículos, me preguntaron si sentía rico cuando me metían el cuchillo”, relató Cruz Calderón a través de una llamada telefónica.
La víctima expresó que para torturarlo de esta forma, un oficial lo tomó de las manos y otro de los pies. Un tercero tomó el cuchillo, y pese a los gritos de dolor de Cruz Calderón, estos no se detuvieron.
“Le pregunté ¿por qué me hacía eso? Le dije que no era ningún asesino o ladrón. Pero uno de ellos me dijo que era un delincuente”, continuó la víctima, quien aseguró que nunca participó de las protestas ciudadanas contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo
Amenazas de muerte
Los agentes abandonaron a Cruz Calderón en Pueblo Nuevo, en un sitio que no fue precisado por sus familiares. Su hermana, Antonia, lo llevó al hospital general Victoria Motta, en Jinotega, para que fuera valorado por los doctores de ese centro asistencial.
“Los doctores pensaron que solo era lo de su pierna, pero cuando lo estaba bañando, revisé que estaba mal de ahí abajo, echaba un tufo y cuando comenzaron a examinar, los doctores se quedaron asustados. Es que le metieron el cuchillo hasta el fondo, no se puede ni parar el pobre”, refirió la hermana de Cruz Calderón.
La víctima logró reconocer a dos oficiales de la Policía. Uno de ellos es Martín García y el otro Ervin López, ambos de la comunidad El Dorado.
Cruz Calderón ha permanecido 17 días en el hospital de Jinotega, y pese a su condición, ha sido amenazado de muerte por oficiales de la Policía que se mantienen en ese centro asistencial.
“Un día, mientras yo lo estaba bañando, un policía llegó y le quería pegar. Le pregunté por qué le hacía eso a mi hermano. Y respondió que lo que le habían hecho no era nada, que lo iban a matar cuando saliera”, reveló Antonia Cruz.
“Yo tengo el pie quebrado. Mis partes íntimas están dañadas, me afectó mi tripa (entrañas), tengo fiebres, calenturas. Yo no he matado a nadie, no camino en malas cosas, no hago nada malo. Tengo a mi niño tierno y otro de doce años, no sé porqué me hicieron esto”, insistió la víctima.
Pablo Cuevas, abogado de la CPDH, expresó que según el testimonio de la víctima y de su hermana, quienes deberían estar presos “son los oficiales, Martín García y Ervin López”.
“En nuestro país el delito de tortura está proscrito. Nicaragua es suscriptora de protocolos internacionales que prohíben esto y no debería existir, pero estos son hechos que el Estado hace. Es una actitud criminal, bestial, con la que actúan nuestras autoridades”, expresó Cuevas.
La CPDH dará acompañamiento a Cruz Calderón y su hermana. Aunque se desconoce el estado legal de la víctima, Cuevas expresó que realizarán un seguimiento al caso.
“Yo pido justicia por lo que que me hicieron. Soy inocente. Yo me encontraba trabajando. Que no me saquen del hospital, o que me saquen libre, pero no que me lleven preso, porque si lo hacen me voy a morir”, dijo Cruz Calderón.