10 de septiembre 2018
Ni el asedio de los antimotines ni el acoso de las turbas del Frente Sandinista, pudo frenar el ímpetu de miles de manifestantes que se movilizaron desde la rotonda Cristo Rey hasta el desnivel de Rubenia, en la autodenominada marcha de “Los Globos”. Los autoconvocados caminaron siete kilómetros, en una ruta que fue modificada por el constante asedio de las fuerzas de choque del régimen Ortega Murillo.
El punto de partida fue la rotonda Cristo Rey. A las 10:00 de la mañana, varios simpatizantes del Gobierno, resguardados por antimotines y turbas, estaban apostados tratando de boicotear la marcha. A pesar de la amenaza que representaban estos grupos, los autoconvocados comenzaron a llegar poco a poco al lugar.
"El objetivo de esta marcha es exigir la libertad inmediata de todas las personas que se encuentran en prisión tras haber participado en plantones, marchas, caravanas, tranques y otras manifestaciones contra el presidente Daniel Ortega", explicó Mercedes Dávila, madre del líder estudiantil Edwin Carcache, quien es acusado de terrorismo y otros siete delitos por la Policía Nacional.
De un lado de la rotonda estaban los simpatizantes sandinistas, los antimotines y las turbas a bordo de motocicletas y camionetas. Las fuerzas especiales de la Policía crearon un cordón para evitar que los autoconvocados llegaran a confrontar a los seguidores del presidente. Estos tenían más banderas rojinegras que azul y blanco.
Para evitar el embotellamiento, de ese lado de la calle, el comisionado mayor y exvocero de la Policía Nacional, Fernando Borge, regulaba el tránsito con otros agentes de menor rango. El jefe policial se negó a contestar por qué los antimotines estaban armados con fusiles de guerra al lado de los simpatizantes y las turbas sandinistas.
Al otro extremo de la rotonda, los autoconvocados permanecían bailando al ritmo de marimba, tambores y palmas. Sonaban pitos y recibían el apoyo de los conductores de buses y vehículos que en ese momento pasaron por el sitio.
"Que no haya un muerto más, por favor. Queremos la paz. Ustedes son nuestros hermanos", clamó unos de los manifestantes autoconvocados que se acercó hasta el lado donde estaban los sandinistas. Estos no recibieron con agrado el discurso del ciudadano que llevaba en su brazo un pañuelo azul y blanco.
Los simpatizantes sandinistas no explicaron por qué estaban en el mismo sitio en el que se convocó la marcha de “Los Globos”. CONFIDENCIAL preguntó a varias personas, pero se negaron a hablar y solo señalaron a las pancartas en las que exigían justicia por los policías asesinados en Morrito, Río San Juan.
El cambio de ruta
La movilización dio inicio a eso de las 10:30 de la mañana. Cada manifestante llevaba en sus manos globos de color azul y blanco. Las banderas de Nicaragua adornaron el paisaje, y los motorizados, como siempre, dirigieron la ruta.
A medida que los ciudadanos avanzaron rumbo al sector de El Edén, muchos pobladores de los barrios aledaños se sumaron a la movilización. Quienes no pudieron hacerlo, salieron a las entradas principales y apoyaron mostrando sus banderas, sonando pitos y repitiendo las consignas de la ciudadanía.
Dentro de este cúmulo de personas, Josefa Rosales, habitante del barrio María Auxiliadora, sacó una inmensa caja de cartón repleta de globos para regalar a los que pasaban frente a su casa. Su vecina, Karla Gurdián, también apoyó dando agua a los sedientos.
“Yo no salgo porque no hay quien me cuide a mi mamá. Pero fue idea de ella que infláramos estos globos para regalarlos”, refirió Rosales, quien destacó que también tenía banderas de Nicaragua para obsequiar.
La movilización debía enrumbarse sobre la pista Larreynaga hasta los semáforos de El Colonial, sin embargo, los motorizados alertaron de la presencia de los antimotines y turbas en la rotonda La Virgen, donde inicialmente terminaría la marcha.
Ante la amenaza de ataque, los ciudadanos siguieron hasta los semáforos de la Villa Pedro Joaquín y continuaron sobre la carretera Norte hasta doblar en dirección sur, a la rotonda Bello Horizonte.
“Esos perros creen que les tenemos miedo, pero no es así. Nosotros ya perdimos el miedo y vamos a seguir tomándonos las calles, porque son del pueblo, de nadie más”, afirmó Gonzalo Torres, manifestante que iba acompañado de su esposa y sus dos hijos.
Al llegar a la rotonda Bello Horizonte, donde se suponía iba a culminar la marcha de “Los Globos”, los ciudadanos decidieron continuar hacia el sur, hasta llegar al paso desnivel de Rubenia.
“No nos podíamos quedar en Bello Horizonte, debías seguir caminando y por eso es que llegamos hasta aquí, para demostrarle a ese asesino que el pueblo quiere justicia, pero justicia de verdad, y la liberación de los presos políticos”, expresó Indira Flores, manifestante.
Una "leona" alzó la voz
Poco a poco los autoconvocados se tomaron la parte de abajo del desnivel de Rubenia. Los antimotines no llegaron a asediar a los manifestantes, quienes permanecieron durante varios minutos en el lugar.
El padre de Elsa Valle, Carlos Valle, ofreció palabras de agradecimiento a los manifestantes por haber acompañado la movilización en una ruta que se cambió en varias ocasiones por el asedio de los grupos armados del presidente Ortega.
“El mensaje de Elsa Valle desde la cárcel es de que ella está firme con el pueblo. Quiere que la lucha siga y también la libertad de Nicaragua”, exclamó el padre de la joven de 19 años, quien está recluida en la prisión La Esperanza.
Mercedes Dávila, madre de Edwin Carcache, insistió en que se cantara el Himno Nacional para culminar la actividad. La petición de la mujer, fue obedecida por el que coordinaba el sonido y acto seguido, los miles de ciudadanos entonaron el himno de Nicaragua.
Mercedes Dávila, madre de Edwin Carcache: "Pudieron haber secuestrado a mi hijo para callar su voz, pero no contaron con que tenía una leona como madre". pic.twitter.com/ZhntM1aqpR
— Maynor Salazar (@Maynorsalaz) September 9, 2018
Dávila fue abrazada por muchos manifestantes. Algunas mujeres le ofrecieron su solidaridad por la detención de su hijo, a quien fuerzas paramilitares y policías, lo capturaron y luego acusaron de ser el cabecilla de una banda terrorista.
"Pudieron haber secuestrado a mi hijo para callar su voz, pero no contaron con que tenía una leona como madre detrás de él y ahora tendrán que secuestrarme a mi también porque yo voy a seguir en la marcha, en la lucha como él estaba. Él podrá estar secuestrado adentro, pero su madre aquí afuera la va a lazar. Libertad para nuestros presos políticos".
Atacan marcha en Jalapa y Masaya
La marcha de “Los Globos” organizada por ciudadanos de Jalapa, en Nueva Segovia, fue atacada por simpatizantes sandinistas. Pedradas y disparos recetaron los fieles al partido de Gobierno, según confirmó un ciudadano que prefirió no brindar su nombre.
Los lesionados fueron atendidos por médicos voluntarios que acompañaron la movilización. Los paramilitares estaban encapuchados y con fusiles de guerras en distintos partes de la ciudad. Dispararon para evitar que la marcha se realizara con normalidad.
“Salimos corriendo. No queríamos poner nuestras vidas en peligro… lo que queda demostrado es la intolerancia del régimen con los ciudadanos”, dijo el poblador.
En Masaya, una marcha convocada a las dos de la tarde, fue boicoteada por la Policía Nacional, encabezada por el subdirector de la institución, Ramón Avellán. El jefe policial dirigió el acoso hacia los manifestantes que empezaban a concentrarse frente a la Iglesia San Miguel.
La caravana de policías, dirigida por Avellán, llegó con música a todo volumen. El padre Edwin Román, quien oficiaba una misa en ese momento, solicitó al jefe policial bajar el sonido de las canciones partidarias.
“Me acerqué y fui agredido por Avellán, me empujó. Me dijo que me quitara y una jauría de simpatizantes me empezaron a insultar, me dijeron asesino. Fui amenazado, me sentí rodeado por antimotines. Quiero hacer esta denuncia ante la comunidad internacional, y le repito que no tengo miedo”, refirió Román.
A pesar de ser acosado por Avellán y empujado por los antimotines, el volumen de la música partidaria bajó. Acto seguido los fieles que estaban dentro de la Iglesia cantaron el Himno Nacional, en respaldo a los manifestantes que no lograron realizar la marcha.
“Avellán me dijo que era un criminal. Los antimotines me quisieron golpear. Yo no tengo miedo. Al pueblo católico que no perdamos la fe, la esperanza, el mal no puede prevalecer sobre el bien, el bien es Jesucristo”, refirió Román, quien denunció que la Policía apresó a dos personas afuera de la Iglesia.
En León, grupos paramilitares y de la Policía atacaron a los manifestantes que pretendían marchar exigiendo la liberación de los presos políticos. Las patrullas cargadas de antimotines realizaron rondas en la ciudad para neutralizar a los manifestantes. Al final la actividad no se realizó.
Tras el asedio a los manifestantes, en algunas calles de León aparecieron pequeños papeles con el siguiente mensaje: Vamos Ganando.