22 de julio 2018
Marco Novoa es el primer joven nicaragüense en denunciar públicamente la existencia de una cárcel clandestina en la que fue torturado durante una semana.
Lo secuestró un grupo paramilitar afin al orteguismo el 24 de mayo, en represalia por su participación en las protestas cívicas en contra del régimen.
El estudiante de la UAM de 25 años relató en Miami a la cadena internacional de televisión, Telemundo, que lo captutaron cuando se dirigía a visitar a un amigo, y fue llevado a un lugar en las afueras de Managua donde pasó por ocho días encapuchado y en cautiverio, recibiendo todo tipo de tortura. Lo amenazaron con matarlo y quemarlo para que nunca encontraran su cuerpo.
“Me chucearon con electricidad. Me dieron en el estómago varias veces, me dieron en los testículos. Esas no son personas, son monstruos”, confesó.
Durante todo ese tiempo, su madre, Soledad de Novoa lo buscó en hospitales, en Medicina Legal y estuvo también plantada en las afueras de la Dirección de Auxilio Judicial, conocido como “El Chipote”, esperando noticias de que el nombre de su hijo apareciese en las listas de detenidos. Su mayor preocupación era de que Marco estuviera en manos de paramilitares.
“Yo sé que la Policía me le puede hacer daño, pero no es tanto al daño que me le pueda hacer otra gente, que no sé ni qué esperar”, dijo a la prensa nacional cuando esperaba en las afueras de “El Chipote”.
Una semana de tortura
Novoa revela que “jugaron” con él la “ruleta rusa”. Mientras tenía tapado su rostro con un pasamontaña, sus agresores ponían en sus genitales la boca del cañón de la pistola a la que le halaban el gatillo una y otra vez.
“El torturador llegó, y dice, yo quiero jugar con vos, juguemos ya que estamos aburridos aquí, vamos a jugar a la ruleta rusa”, cuenta Marco.
“Cada vez que le daba clic me asustaba, yo pensaba que me iba a morir”, lamenta.
Mientras lo torturaban, lo obligaban a grabar videos donde culpaba a los estudiantes y a líderes de la sociedad civil de la crisis de derechos humanos que atraviesa el país.
Le pidieron trazar un mapa de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, (UNAN-Managua), y de la Universidad Politécnica (UPOLI) y brindar toda la información que tuviera de los jóvenes que se encontraban atrincherados.
Él asegura que todo lo que les dijo fue información falsa, obtenida bajo tortura.
Al exilio
Marco apareció el viernes 1 de junio cerca de la rotonda Jean Paul Genie. Su mamá dio la noticia a través de sus redes sociales, quien dos días antes había escrito: “Mi conexión umbilical te siente vivo, y por medio de ese lazo indisoluble, te trasmito mis abrazos de mamá, mis energías positivas y la seguridad de que nunca te voy a abandonar”. Ese día fue la conmemoración de las madres más triste de Soledad.
Marco tuvo que buscar refugio con su familia en Estados Unidos, donde también tiene nacionalidad.
Pese a las secuelas y las consecuencias que puede traerle denunciar el abuso de las fuerzas progobierno, el estudiante aseguró a la cadena de televisión, que su misión es contar su historia y ser la voz de otras personas que han pasando por esa situación.
“Yo ya no le temo a la muerte, me quitaron mi dignidad, mi humanidad, pero mi corazón está más fuerte que antes”, afirmó.