20 de julio 2018
Ofrezco mi cabeza y sostengo, desde mi insignificante condición militante, que en mi opinión, Fidel jamás habría aceptado la complicidad política frente asesinatos cometidos contra un pueblo desarmado. Ni ofrecido apoyo a las acciones de un gobierno déspota, como el nicaragüense, por estrechos cálculos de geo-política regional.
Los dirigentes de la cancillería cubana deberían saber que Sandino, como Martí, jamás disparó contra su pueblo.
No dudo, que en el caso de Nicaragua, Fidel sin duda habría sabido distinguir -con la lucidez que le caracterizaba- el conocido apetito imperial que procura siempre sacar ventajas de toda situación para beneficiar sus intereses, de la autócrata torpeza criminal cometida por Daniel y Rosario.
La declaración que hizo hoy 19 de julio en la Plaza de la Fe el nuevo gobierno cubano, en la voz de su canciller, ha hundido un artero y doloroso puñal en el sacrificado corazón del pueblo nicaragüense. Fidel jamás lo habría permitido.
El antimperialismo, compañeros, no es símil de hermandad y complicidad con gobernantes que masacran a su pueblo. Los intereses políticos de Estado si los hubiese, no podrán jamás estar por encima de la moral y la ética revolucionaria. Así lo enseñaba Fidel.
Los nuevos gobernantes de Cuba, ni nadie, como una vez me dijo Fidel, “tiene la suficiente autoridad moral para pedirle a otro revolucionario que actúe en contra de sus principios o su revolución”
No puede el canciller de Cuba esperar que aceptemos como legítimos los crímenes cometidos contra nuestro pueblo, ahora de sobra conocidos y repudiados por la comunidad internacional. Este no es un asunto de derecha o izquierda. Se trata de ética. De moral revolucionaria. De respeto al derecho a la vida. Del derecho de la gente a la protesta pacífica. Y no se puede esperar que callemos.
Estos espeluznantes y humillantes errores de la cancillería cubana hacen sangrar el alma y corazón de la mayoría de nuestro pueblo, de las familias de los más de trescientos muertos, de los miles de heridos, de las decenas de desaparecidos, de los torturados, de las familias que huyen desesperadas de la persecución gubernamental. Ofende a la gente honesta que en el mundo se han solidarizado con el pueblo nicaragüense.
Aun así, nada podrá distanciar a los revolucionarios sandinistas de nuestro apego e invariable cariño, solidaridad y respeto con el heroico pueblo de cuba, de Fidel y su revolución.
Exjefe del Departamento de Relaciones Internacionales del FSLN.