28 de junio 2018
Aunque la acusación penal ya no lo menciona con nombre y apellido en el “caso del Viper”, la Policía Nacional se niega a retractarse sobre las acusaciones hechas en contra de Felix Maradiaga, director del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp). La institución lo señaló hace tres semanas de encabezar una estructura criminal y de cometer delitos como asesinato, secuestro y narcotráfico, que, supuestamente, operó en medio de la crisis social y política que deja más de 212 muertos.
“Nos preocupa que la acusación penal mantenga el mismo texto de la conferencia de prensa brindada por el director de Auxilio judicial, en la que se habla de un cabecilla en esta ocasión omitiendo mi nombre”, denunció Maradiaga en el programa Esta Noche. El jefe de la Dirección de Auxilio Judicial, comisionado mayor Luis Pérez Olivas, incriminó a Maradiaga el pasado cinco de junio de encabezar la banda de Cristian Josue Mendoza, apodado “Viper”.
“No incluyeron mi nombre porque es un acto torpe ante tanta solidaridad nacional e internacional que hubo. Saben que cometieron un error”, agregó el director del Ieepp, quien ha participado de forma activa en la rebelión cívica.
Aunque ahora la acusación penal ahora reza “un sujeto desconocido” donde antes estaba el nombre de Maradiaga, él se siente “acusado” dado que la Policía ha negado a retractarse pese a las gestiones hechas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y organismos nacionales e internacionales que defienden los derechos humanos.
“Es un intento de criminalizar la sociedad civil. No solo es un ataque a mi persona: Es un ataque colectivo a las personas que hemos estado denunciando la represión. Es cuestión de tiempo para que empiecen a criminalizar judicialmente a miembros de la sociedad civil, defensores de derechos humanos, periodistas…”, enumeró Maradiaga.
Regresó a Nicaragua de sorpresa
Maradiaga conoció los señalamientos policiales mientras participaba en Washington en actividades de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA). De inmediato, el director del Ieepp negó los señalamientos y los tildó “de ridículos, desprendidos de la realidad”, aunque peligrosos.
Maradiaga decidió no regresar al país el lunes de 10 de junio porque “tuvo información” de que el gobierno intentó boicotear su llegada. “Se había organizado un grupo de personas para irme a recibir pero trabajadores del Aeropuerto de Managua, muy valientemente, nos enviaron fotos advirtiendo que habían colocado personas armadas para crear caos a mi llegada. Y no quisimos exponer a las personas al peligro”, narró.
Según Maradiaga, esas pruebas las presentará en su momento. Después de consultarlo con su abogado y familia, Maradiaga decidió volver este 26 de junio de forma sorpresiva. Cuando arribó al aeropuerto, su pasaporte fue retenido por una hora. Los funcionarios de migración estuvieron nerviosos haciendo llamadas mientras lo mantenían en la fila. Pero al final lo dejaron ir.
Ejército sin voluntad política
Maradiaga, quien durante el gobierno de Enroque Bolaños fue Secretario General del Ministerio de Defensa, sostuvo que el Ejército de Nicaragua “no tiene voluntad política” para desarmar a los paramilitares que asedian a la población.
El director del Ieepp resaltó que el Ejército tiene un mandato constitucional de actuar cuando hay problemas de orden público y las capacidades policiales son desbordadas. Como por ejemplo lo han hecho con “el plan campo y plan café” en épocas productivas del año, en las que los militares asumen ciertas funciones policiales.
“Es la figura jurídica que se ha usado durante años. Yo había criticado ese modelo porque se hacía de forma no consensuada con otras instituciones del Estado. Si se ha hecho antes, se podría hacer ahora. El Ejército no interviene no por un impedimento legal sino por falta de voluntad política”, explicó Maradiaga.
Según el director del Ieepp, en la institución castrense ha habido “una formación política radical”, que lo ha llevado más “al orteguismo” y lo ha separado de la política de defensa de la transición democrática de los noventas, es decir la profesionalización y alejamiento del partidarismo.
Los grupos paramilitares representan para Maradiaga un “problema gravísimo” que puede poner al país a merced del crimen organizado. “Es un cáncer que Daniel Ortega ingresó al sistema y traerá un daño grave a la sociedad (…) porque esos grupos pueden ser rápidamente reclutados por el crimen organizado. Si ya somos un estado terrorista con Ortega, podríamos ser un narco estado”, sugirió Maradiaga.