18 de junio 2018
Aunque el Diálogo Nacional parezca transcurrir en un mundo raro, con una lentitud que exaspera al pueblo que vive, duerme, amanece, nace y muere en los tranques, la promesa de la delegación gubernamental, que se comprometió a invitar a los ‘pesos pesados’ mundiales de la defensa de los derechos humanos, es, por ahora, el logro principal de la Alianza Cívica.
“En una situación tan compleja como esta –y yo entiendo la conciencia ciudadana, porque yo soy parte de ella- nos llenamos de frustración cuando vemos que los crímenes no cesan”, expresó el laureado escritor Sergio Ramírez Mercado, (vicepresidente de la República entre 1984 y 1990), al ser entrevistado en el programa de televisión Esta Semana, que se transmite por Canal 12.
Lo incomprensible es que al día siguiente de firmar el acuerdo, “se produce ese terrible incendio satánico donde mueren esas tiernas criaturas junto con sus familiares, algo que según he visto en los periódicos del mundo, tiene horrorizada a la conciencia mundial”, relató Ramírez.
“No perdamos de vista que cuando el Diálogo se levantó después de horas y horas de negociaciones, la Alianza Cívica se alzó con un importante triunfo, que fue lograr la llegada de los organismos internacionales que Ortega se había negado a aceptar por tanto tiempo”, recalcó.
Se refiere al regreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacdh); y la de la Unión Europea, así como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI), cuya llegada está prevista para el 5 de julio.
Ramírez vislumbra que eso permitirá “exponer los casos masivos de violación de derechos humanos, muerte, tortura y desaparecidos, y darle una comprobación prejudicial internacional, porque incluye crímenes de lesa humanidad, como el incendio en el que murió calcinada la familia”.
Por ello, insiste en que es un avance muy grande, y alerta que lo primero que la Alianza Cívica tiene que hacer este lunes, es que les muestren la copia de las cartas en las que el canciller de la República invita formalmente a estos organismos a venir al país.
Doble discurso
Desde su experiencia como negociador político durante la revolución contra la dictadura de Somoza en 1979, Ramírez advierte el aislamiento de Ortega en su búnker familiar y que sus representantes en el Diálogo Nacional no estan enterados de los acuerdos de su líder con el gobierno estadounidense.
“Lo primero que me extraña es que quienes representan al gobierno, no estén enterados de todo lo que Ortega y su esposa han negociado con los estadounidenses”, externó Ramírez.
“El señor Caleb McCarry, enviado por el presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, con el aval del Departamento de Estado -que no es ninguna leyenda- se sentó a negociar con el mandatario y su esposa, en presencia de sus hijos que entraban y salían de la mesa de reuniones”, relató.
Citando las declaraciones del líder campesino Medardo Mairena, anunciando a sus bases en los tranques que Ortega concedió elecciones adelantadas, el autor señala que “esto parecen ignorarlo el canciller Moncada y los demás que representan al Gobierno. Tal vez Ortega no quiere revelar que se puso de acuerdo con Estados Unidos para adelantar las elecciones, porque eso puede crear pánico y desorden en el reducto que lo defiende”.
“Recordemos que en Nicaragua, los caudillos han terminado su historia por acciones armadas, como Zelaya, que salió del poder por la famosa Nota Knox”, mientras que Anastasio Somoza cayó por la lucha armada, conjugada con la presión del presidente Jimmy Carter, “lo que fue determinante para que Somoza saliera”.
“Ahora estamos frente a una revolución desarmada, una revolución cívica que ojalá se mantenga así hasta el final, porque lo que menos debemos desear aquí es una guerra civil, y otra vez, Estados Unidos está de por medio”, señaló Ramírez.
“Es con Estados Unidos con quien el presidente Ortega negoció su salida… desde la perspectiva del gobierno, no desde la perspectiva de tantos ciudadanos igual que yo, que ven inviable que él pueda permanecer presidiendo el Gobierno hasta que se den nuevas elecciones. Eso es una cosa completamente distinta”, rechazó.
En referencia a la posibilidad de que Ortega siga en el Gobierno hasta la realización de elecciones generales, opina que “cuando esto empezó hace dos meses, la escalera que tenía Ortega era ancha, pero se ha ido reduciendo. Eso es una cosa. Que unas elecciones adelantadas sean sustentables, con Ortega a la cabeza del Gobierno, es otra cosa. Siento que él no puede transmitir abiertamente su voluntad de adelantar las elecciones, porque descalabraría sus bases, aunque ya exista un compromiso con el enviado estadounidense”.
Las opciones del diálogo
Quienes observan el desarrollo de los acontecimientos, se preguntan si el Diálogo Nacional tiene la posibilidad real de convertirse en el instrumento para lograr lo que el pueblo demanda –que Daniel Ortega y Rosario Murillo abandonen el poder- sin tener que seguir poniendo los muertos, y sin entrar a una guerra civil.
“Si ves un mapa con la cantidad de tranques, es impresionante. El país está trancado, la economía está trancada, el tránsito de mercancías y de personas están trancados. Esto es un hecho que cualquier gobierno –por mucho que viva en una realidad distinta a la nuestra- no puede dejar de tomar en cuenta”, dijo Ramírez.
El escritor también señala que “las reservas monetarias están cayendo; los depósitos bancarios habían caído el 10% y esa cantidad debe haber seguido creciendo. Esta es una economía muy frágil, muy débil, y eso tiene que influir en el criterio de quien toma las decisiones en el Gobierno”, enfatizó.
Advierte que “el país está trancado; el país es adverso al Gobierno; hay ciudades que no están en manos del Gobierno, hay ciudades de las que la Policía Nacional ha tenido que irse, otras donde la Policía está asediada… no es una situación que muestre un estado de gobernabilidad, por lo que esta situación no puede durar mucho tiempo”.
Después de haber vivido tres paros nacionales entre 1978 y 1979, Ramírez considera que el paro de 24 horas del 14 de junio pasado “es una fuerza que no podemos visibilizar en hechos concretos, pero cada vez que el gobierno manda a su delegación a la mesa del Diálogo, sabe que están más a la defensiva, que ha perdido más la iniciativa”, describió.
“Ortega y su esposa han quedados solos, rodeados por un reducto, mientras el resto de las fuerzas que lo apoyaban –en la sociedad civil, en los grupos empresariales- han desertado. La correlación de fuerzas ha cambiado totalmente, y ahora está en su contra. Por eso decía que están a la defensiva. Estas Hilux en las calles –que la gente llama ‘carretas nahuas’- cargadas de paramilitares revueltos con policías que agreden con tanta violencia, es defensiva. Nadie que tiene la iniciativa hace eso”.
Los integrantes del Gobierno “no pueden ser ciegos: los ciudadanos son capaces de llenar las calles y después de vaciarlas completamente. Si las calles se vaciaron y el comercio se paró, no fue porque alguien diera esas instrucciones, sino porque hay una voluntad ciudadana de salir a la calle, o de no salir”, añadió.
“En mi experiencia de vida, he visto muy pocas veces esa voluntad ciudadana en Nicaragua. Esa unanimidad de todos los sectores sociales: tanto los barrios más humildes como la clase media, los sectores más y menos acomodados… todos tuvieron unanimidad de acción para provocar un cambio democrático”, rememoró.