9 de junio 2018
Monseñor Enrique Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega, entregó el cuerpo de Abraham Castro a su madre. Lo llevó por la madrugada, aunque Abraham fue asesinado la noche del viernes en Jinotega, luego de un ataque de paramilitares a un tranque pacífico ubicado en la ciudad. Con su muerte, sigue creciendo en Nicaragua la lista de asesinados en la masacre orteguista, que esta semana ya supera los 130.
La familia del adolescente vive en el barrio Carlos Rizo y, de acuerdo a una publicación de la Diócesis de Jinotega, "es de muy escasos recursos". En esa misma página de Facebook hay un recuento de los hechos sucedidos este ocho de junio. Videos de los pobladores huyendo de las balas, el anuncio de que monseñor Herrera saldría a socorrer heridos y la foto de un joven capturado por la Policía. Jinotega había estado en relativa calma, sin registro de muertos por las protestas. Anoche eso cambió.
"Las turbas sandinistas sandinistas están sembrando la zozobra en el país", dice uno de los muchachos en la grabación. "Nos están dando balazos", repite tembloroso mientras se ve a los chavalos defendiéndose con huleras y morteros. "Fue una emboscada", asegura otro joven que culpa a la Policía y al alcalde Leónidas Centeno de los ataques.
En un comunicado emitido este sábado por la Diócesis de Jinotega, se informa que monseñor Herrera estuvo "a petición del señor comisionado Marvin Castro, jefe de la policía Nacional", a eso de las siete de la noche del viernes conversando con los pobladores que mantenían tranques "en el sector de los semáforos de la bodega de los Estradas", con quienes acordó que no seguirían avanzando y se mantendrían en paz.
"Pocos minutos después que su servidor se retirara, me reportaron con pruebas que grupos paramilitares controlados por el gobierno municipal, venidos de fuera de la ciudad, atacaron las barricadas que se mantuvieron pacíficas hasta que los embistieron. Asimismo, pobladores señalaron insistentemente que antimotines atacaron con armas de fuego a los civiles que estaban en los tranques y a dueños de negocios que estaban en sus tramos", denunció el obispo.
Según Herrera, llamó al comisionado Marvin Castro y al alcalde de Jinotega "para pedirles el cese a la violencia y que mostraran voluntad de auténtica paz", pero ambos "negaron su participación en actos represivos y no me quedó otra alternativa que salir personalmente (acompañado de algunos sacerdotes y fieles) a las once de la noche, a socorrer heridos y a trasladar el cuerpo del joven Abraham Antonio Castro Jarquín".
La Diócesis no confirma el número total de muertos por los enfrentamientos, ni la edad de Abraham. Tampoco la cifra final de heridos, que según el Movimiento Estudiantil 19 de abril en Jinotega, asciende a más de 20 personas.
"Pido respetar a los que están heridos que están en el hospital", exigió el obispo. En la página del movimiento estudiantil se denunció este sábado que "los heridos están retenidos no quieren dejar ingresar CPDH ni a familiares ni a la Iglesia Católica". Pobladores montaron un plantón afuera del hospital para exigir información sobre el estado de los muchachos y que se garantice su seguridad. Se rumora que podrían ser detenidos.
Violaron acuerdo
El siete de junio, el alcade de la ciudad junto con autoridades de la Policía, Ejército y miembros de la Cámara de Comercio de Jinotega acordaron que una comisión, encabezada por monseñor Herrera se trasladaría a uno de los tranques, donde "pudo constatar que las personas que están allí son jinoteganos que reclaman su derecho de protestar cívicamente, no tienen armas y no quieren enfrentamientos", señalan en una nota de prensa publicada en la página de la Diócesis y firmada por el diácono Juan Carlos Rivera.
El jueves, "ante el Obispo de Jinotega y miembros de la Cámara de Comercio; la Policía Nacional y el Alcalde Jinotega, aseguraron que si los que estaban en el tranque «se quedaban allí y no provocaban violencia, ellos no iban atacar". Es por eso que durante los enfrentamientos, los pobladores repetían que los acuerdos de paz se habían violado.