18 de mayo 2018
A 123 años de su nacimiento, la población en resistencia en las calles y las carreteras del país cumplen con las palabras proféticas de Sandino: “Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán”
Desde hace un mes, decenas de jóvenes han muerto como Sandino: desarmados y a manos de tenebrosas fuerzas de seguridad. Pero otros y otras le siguieron. Porque Sandino estaba convencido que mientras Nicaragua fuera privada de su libertad, su causa seguiría viviendo. Se cumple su palabra. La recogió Leonel Rugama cuyo grito ‘que se rinda tu madre’ es el eslabón entre Sandino y la resistencia de hoy. Un asunto de honor, de decoro, de vergüenza, de respeto propio. Rugama, un héroe del Frente Sandinista histórico, el mismo que pereció a manos Daniel Ortega.
Fue el pueblo de Niquinohomo que en este mismo mes de mayo celebró a Sandino, coincidiendo con el día de la dignidad nacional proclamado por el prócer en 1927 para repudiar el tratado del Espino Negro. Los niquinomeños/as rescataron a Sandino del control partidario para regresarlo a la nación entera. Es cierto que el pendón rojo y negro fue la bandera de guerra de Sandino, pero el General fue el primero en deponerla cuando creyó haber logrado la paz con la salida de los marinos norteamericanos en 1933. Cabe pensar que hoy Sandino presencia una revolución pacifica contra otra ocupación dictatorial, por lo que cabe la bandera azula y blanca. La bandera nacional que ahora sí se convierte en bandera de liberación nacional.
Conmemorar a Sandino no por nostalgia sino por necesidad; porque la inspiraciónhistórica es la riqueza más extraordinaria con la que puede contar un pueblo. Una espíritu que brota cada vez que el país y los ideales lo exigen. La patria, la libertad y la justica fueron los ideales que dieron fuerza a la lucha de Sandino. Esos mismos ideales y la figura de Sandino vuelven a cobrar vida para imprimir esa firmeza extraordinaria de la resistencia cívica libertaria de hoycontra los nuevos vendepatria.
Los símbolos son claves, y lo atestiguan las escenas de derribamiento de lo que pueblo tildó de ¨chayopalos¨. Caerán los mal llamados ¨árboles de la vida¨, y por más que nos duela a la generación de los setenta, quedó opacada la bandera rojinegra empuñada por Rugama. Pero el pueblo sabe distinguir.
El periodista Carlos Salinas Maldonado recogió las palabras de un exaltado niquinomeño que ayudó a colocar el pabellón nacional al monumento del héroe: “Sandino nos enseñó a luchar por la libertad. Sandino luchó contra una dictadura, contra la opresión. Esos ideales que tenía Sandino son los que hacen al verdadero sandinista. Uno no es sandinista por seguir a una cúpula. Nosotros, como niquinohomeños, seguimos los mismos ideales de Sandino: luchar por la libertad, luchar contra un régimen opresor”.
No hay nada que agregar, aparte de darle las gracias a los estudiantes y las gracias a Sandino por darnos a los nicaragüenses lecciones imperecederas de dignidad y valentía libertarias.