8 de mayo 2018
La toma del poder no la proclamaron, sencillamente salieron a los pasillos, con cierto nerviosismo, con reservas y quizá hasta con temor, con sus banderas que trajeron desde sus casas, y así, poco a poco, fueron agarrando confianza, certeza, fuerza, hasta que los estudiantes en la Universidad Nacional Autónoma (UNAN) de Managua, se desbordaron la mañana de este lunes y se tomaron el recinto universitario.
Seguramente se comunicaron el fin de semana y tempranito de este lunes, pues muchos llegaron de camisetas negras –lo que no pudo ser una coincidencia—y también con banderas de Nicaragua y unos pocos con cintillos con la enseña nacional.
Muchos entraron a la primera hora de clase en medio de una inquietud y una tensa calma que los presionaba. Todo el mundo sabía que iba a pasar algo. Ciertos profesores –excepciones-- se refirieron al momento histórico que vive Nicaragua y al papel protagónico esencial de los universitarios, unos quisieron mantener, aunque con recato, su posición orteguista, otros le pidieron a la muchachada que tuvieran mucho cuidado.
A la segunda hora de clase nadie fue a las aulas y se fueron juntando los estudiantes en el portón sur, frente a Villafontana, donde lanzaron sus primeras consignas, pronunciaron las primeras palabras subversivas e hicieron llamados a la población vecina.
La UNAN se sacude del orteguismo
La UNAN Managua, símbolo de lucha contra la dictadura somocista que permaneció en silencio y con miedo durante más de una década, despertaba del control y dominación ejercido por el FSLN por medio de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), brazo universitario del orteguismo.
Después los universitarios marcharon por una calle asfaltada interna hacia el portón oeste, donde por muchos años fue la entrada principal de la UNAN, frente a la Colonia Miguel (El Mono) Bonilla –ex dirigente universitario muerto en la lucha contra la dictadura somocista—y aquí cientos de estudiantes desplegaron un mar de banderas y consignas interactuando con los choferes que pasaran en sus carros, motos, camiones, etcétera.
“Soy puro pinolero, nicaragüense por gracia de Dios” cantaron con emoción, sobrecogidos los estudiantes, emocionados, poco después de haber coreado la consigna “¡No tenemos miedo!, ¡No tenemos miedo!”, que en ese contexto, en esa universidad donde han sido dominados y por más de una década, tuvo un cierto simbolismo, un significado especial.
Después de esta calistenia en la que las muchachas y muchachos cantaron, y también corearon las consignas “Patria Libre”, “Pueblo Unido”, “Vivan los estudiantes”, “Viva la UNAN”, “Que se rinda tu madre”, etcétera, marcharon de nuevo hacia el portón sur, encabezados por estudiantes que llevaban sendas mantas en tela blanca y letras en azul en las que decían que la UNEN no los representaba y en otra la consigna “Eran estudiantes, no eran delincuentes”.
Se organizan
Y en ese portón comenzaron a organizarse: los de defensa, con sus morteros, los de salud, los de logística, en una Babel de voces que amenazaba con ir a un caos, pero no, poco a poco se fueron ordenando. Unos consignaban que no querían jefes, pero que deberían organizarse, quizá sin saber que en ese proceso se estaban construyendo los líderes, como una muchacha alta y fuerte, mal hablada, que dijo: “Tenemos que organizarnos si no queremos que nos quiebren el culo”. Y todo el mundo aplaudió.
Uno que quería hacerse oír le pidió ayuda a otro y se colgó de sus hombros desde donde hablaba rodeado de estudiantes en una escena surrealista, pues él levantaba su brazo izquierdo con un mortero y tenía completamente tapado el rostro, pero se escuchaba: “Espérense, espérense”, demandaba, cuando algunos parecían irse, sin que él hubiera terminado. Una muchacha, en cambio, pese a su baja estatura, no se subió en nadie ni en nada, y habló ahí de pie.
Alguien dijo que acababa de llegar un microbús repleto de morteros para los de la UNEN y de inmediato se separó un grupo numeroso de estudiantes que iría a quitarles esas armas caseras, pero pronto fueron conminados a regresar y a que no hicieran nada, por el momento.
De ahí salieron los grupos que controlarían los tres portones principales y también se formularon importantes orientaciones como proteger la integridad material de la UNAN Managua y no permitir la destrucción que hubo en la Universidad de Ingeniería (UNI), donde varios de los que estaban ahí habían participado; así como no atacar a nadie, incluso a los de UNEN, recluidos en tres aulas identificadas por los mismos estudiantes.
Cuando los grupos de estudiantes con sus banderas azul y blancas, algunos con sus morteros y sus rostros tapados, incluida una jovencita, los de la UNEN salieron en estampida, las autoridades universitarias se recluyeron en sus oficinas, los profesores no fueron a las aulas y los universitarios que exigen la salida del poder de la familia Ortega Murillo, quedaron dueños de la UNAN Managua. El poder no se proclama, se toma.