27 de abril 2018
Wang Jing, el empresario chino al que el Gobierno de Daniel Ortega le entregó en 2013 la concesión para la construcción de un canal interoceánico, cerró las oficinas de HKND en el rascacielos más alto de Hong Kong, informó la agencia de noticias Bloomberg.
La empresa Hong Kong Nicaragua Canal Development Investment Co., subsidiaria de una compañía propiedad de Wang, entregó su contrato de arrendamiento el 18 de abril para suites en el piso 18 del Centro Internacional de Finanzas, en la isla china, explica el periodista Blake Schmidt. “La compañía había renovado un contrato de arrendamiento por tres años para las oficinas en enero de 2016, con la opción de extenderlo por otros tres años, de acuerdo con el registro de tierras de Hong Kong”, agrega el reportero. El contrato de arrendamiento mensual fue inicialmente por 2.1 millones de dólares de Hong Kong.
Schmidt contó que una recepcionista de Two IFC, dijo que HKND se mudó la semana pasada y “no dejó información sobre su nueva dirección”. Este lujoso edificio de la ciudad financiera alberga oficinas de importantes empresas como UBS Group AG y Blackstone Group.
“Un representante de Wang dijo por teléfono que la medida reflejaba un "cambio de estrategia", y agregó que la compañía mantendrá las operaciones en Hong Kong, pero se negó a proporcionar detalles sobre la nueva ubicación. La dirección registrada de la empresa es una oficina de contabilidad en Kowloon. HKND no respondió a las solicitudes de comentarios adicionales”, explica el reporte de Bloomberg.
Wang Jing recibió la concesión para la construcción del Canal Interoceánico después de que la Asamblea Nacional la aprobara prácticamente sin consultas. El proyecto debería estar concluido en 2019, pero hasta ahora no se han realizado ni obras menores. HKND mantiene una tímida presencia en Nicaragua, nunca ha licitado una obra, y desde hace un año no se ha informado del resultado de sus estudios.
Derogar la ley 840
Las finanzas de Wang Jing han sufrido varios reveses. En marzo de 2017, Confidencial reveló que la empresa de Wang Jing, había reducido al mínimo sus operaciones en el país, según fuentes vinculadas al gobierno y al sector privado. “La información que recibimos de arriba es que el canal ya no va”, dijo una fuente gubernamental.
Sin embargo, el movimiento campesino continúa sus movilizaciones en demanda de la derogación de la ley 840. Además de otorgar el derecho por 50 años prorrogables para la construcción del canal y la expropiación de tierras en la ruta canalera, la ley contempla la concesión para ejecutar siete subproyectos, entre ellos puertos, oleoductos, zonas francas, y zonas turísticas, que podrían realizarse en cualquier parte del territorio nacional.
El movimiento campesino, implantado principalmente en las zonas de Nueva Guinea, San Miguelito y Punta Gorda, ha desarrollado más de 90 marchas de protesta en contra del proyecto canalero, y durante cuatro años consecutivos, ha sido objeto de una campaña estatal de represión, intimidación y acoso en sus comunidades. Los campesinos, organizados en el Movimiento por la Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, sostienen que no solamente están defendiendo la propiedad de sus tierras, sino también la soberanía nacional, y exigen la derogación de la ley 840.
“Wang Jing y el proyecto del Canal nunca han tenido dinero. Lo que ha existido es una alianza para robarnos a los nicaragüenses, para robarnos a los campesinos las tierras… por eso no deroga la ley 840 Daniel Ortega”, afirmó Francisca Ramírez, líder campesina de La Fonseca, Nueva Guinea. “Mientras la ley no se derogue, los campesinos seguiremos en la calles. Porque mientras estemos en las calles protestando contra el Canal ningún inversionista va a poner dinero en ese proyecto”, agregó.
La abogada Mónica López Baltodano, quien investigó la intricada red de empresas de maletín de Wang Jing, aseguró que el hecho de que Wang Jing deje el edificio es “la última señal” para derogar la ley 840. La que ex asesora legal del movimiento campesinos sostuvo que “es un momento oportuno” para que el gobierno “retroceda en sus errores políticos” a propósito del contexto de la protesta nacional originadas por las reformas a la Seguridad Social.
López Baltodano dijo que el proyecto canalero “es un fiasco” desde hace mucho tiempo, pero que el gobierno de Ortega no ha derogado la ley canalera “por la soberbia” de no reconocer la legitimidad que los campesinos han obtenido en todos estos años de oposición a la concesión.
Finanzas de Wang en picada
Bloomberg también informó el año pasado de un escándalo empresarial al que se vincula a Wang en Ucrania. “Las autoridades nombraron a una de las compañías de Wang como parte de una presunta colusión con empresarios locales para ‘destruir’ la fabricación estratégica de motores de aviones del país mediante la extracción de activos”, dice el artículo.Según la información, la compañía de Wang Jing intentó comprar una participación en Motor Sich PJSC, el mayor fabricante de aviones y helicópteros de Ucrania. Sin embargo, un tribunal en Kiev congeló esas acciones en septiembre, debido a que el servicio de seguridad y los fiscales de Ucrania argumentan que la compra podría “eliminar” la producción doméstica de motores a reacción moviendo la capacidad hacia el exterior.
La empresa ucraniana Motor Sich dijo en un comunicado de julio que “no había hecho nada malo” y ha cooperado con los investigadores, rechazando las solicitudes de comentarios adicionales.
En 2015, Wang Jing vio cómo la caída de las bolsas de valores chinas, mermó su riqueza personal en US$9,100 millones, o sea, el 89.2% de los US$10,200 millones que llegó a acumular el presente año.La fortuna de Wang quedó en jaque desde junio de 2015, cuando comenzó a caer el precio de las acciones de Xinwei, la empresa de telecomunicaciones de la que él posee el 35% del total. Cada título, que se cotizaba en 64.26 yuanes al 2 de junio, cayó hasta los 31.60 yuanes en menos de cinco semanas, para una caída acumulada de 50.8%.
Según datos del Índice de Millonarios de Bloomberg, la fortuna de Wang tuvo su pico más alto a mediados del mes de junio de 2015, cuando alcanzó los US$10,200 millones, y se desplomó casi sin interrupciones a lo largo de todo un mes, para rondar los US$5,000 millones y quedarse ahí durante unos pocos días de mediados de julio de 2015.