14 de marzo 2018
Las lluvias fuera de tiempo, y los bajos precios internacionales el grano, tienen en jaque a los productores de café, cuyas previsiones indican una caída del 30% en la cosecha 2018, por lo que demandan acciones urgentes al Gobierno y a la banca privada, y la creación de “una nueva institucionalidad” público-privada, para atender a la caficultura
Aura Lila Sevilla, presidente de la Alianza Nacional de Cafetaleros que agrupa asociaciones de productores de Jinotega, Matagalpa, Nueva Segovia, y Madriz, aseguró que todos sus colegas del Norte y del Pacífico del país se vieron afectados por igual con la reducción de sus cosechas, debido a factores climáticos: llovió cuando no debía llover, y dejó de llover cuando necesitaban que lo hiciera, lo que impidió el desarrollo oportuno del grano, y que se obtuvieran los rendimientos previstos.
“Pequeños, medianos y grandes productores fueron afectados por igual. No hubo distingo por tamaño ni por buenas prácticas agrícolas. Tanto fue afectado el productor que trabaja con la mayor tecnificación, como aquel que trabaja a su más mínima capacidad. Los 45 000 productores tuvimos la misma afectación”, aseguró.
La dirigente gremial calificó la situación de “emergencia”, y reconoció que están siendo mesurados al cifrar las pérdidas en 30%, porque hay muchos productores que perdieron hasta el 50% de la cosecha esperada, por lo que “calculamos que la merma para este año puede oscilar entre 500 000 y 700 000 quintales”, añadió Sevilla.
“Eso significa más de 50 millones de dólares que no recibirán los productores para invertir en la caficultura, y más de 200 millones de córdobas que han dejado de percibir nuestros colaboradores en concepto de salario. Es plata que ya no va a circular en toda la zona norte”, insistió.
La menor producción del grano se conjugará de forma negativa con los bajos precios internacionales del café.
El productor Álvaro Reyes, miembro del Consejo Asesor de la Alianza, consideró que el resultado de combinar ambos factores es “una cuestión catastrófica: no solamente de crisis, sino de desesperanza”.
Detalla que el costo de producir un quintal de café oscila alrededor de 145 dólares, en un momento en que el precio internacional es de 117 dólares, pero el cafetalero no recibe esa cantidad, porque se le descuenta el costo del beneficiado, y el de comercialización, así que le viene quedando alrededor de 95 dólares, aunque gastó 145 para producirlo.
“Tsunami económico” bajará del Norte
Las pérdidas traerán un problema adicional para los cafetaleros, en cuya mayoría tienen deudas con la banca. “Tenemos la crisis a las puertas, porque los financiamientos vencen el 30 de abril, así que todavía tenemos un chance para sentarnos a negociar con la banca”, aseguró Sevilla.
La semana pasada, los cafetaleros presentaron sus propuestas ante los ministros y autoridades del Sistema Nacional de Producción, Consumo y Comercio.
Sevilla refirió que el presidente del Banco Central, Ovidio Reyes, les respondió que eso era un negocio entre privados y que el Gobierno no puede hacer ese tipo de solicitud a la banca porque se estaría inmiscuyendo en sus negocios, aunque sí se comprometió a hablar con los banqueros, para tratar de incidir en que tengan una posición más abierta hacia los cafetaleros.
“Nos orientó como gremio y como sector económico, que acudamos ante nuestros interlocutores y facilitadores en estas mesas de negociaciones, que son Upanic y Cosep. La próxima semana estaremos propiciando una reunión con ellos y con Asobanp, para preparar una propuesta concreta como sector”, y tener claro cuál es la posición de la banca, adelantó.
Los cafetaleros reivindican el peso económico de su sector y el conocimiento que tienen de la caficultura, y demandan ser escuchados. “Tenemos y queremos usar nuestra voz con todos los que nos quieran ayudar. No estamos en contra de nadie. Estamos a favor de Nicaragua y de la caficultura. Conocemos nuestros problemas como cafetaleros, y los vamos a plantear como cafetaleros, con la ayuda del que sea pero con nuestra propia voz”, aseguró Reyes.
Sevilla explicó que están preparando una propuesta sobre “la institucionalidad y la gobernanza del sector café”, con una visión a largo plazo. “Tenemos que trabajar el café con una política pública y lo queremos hacer con el Gobierno, porque no queremos perder el tiempo en hacer una propuesta, después hacer lobby para vender el proyecto y toda la cosa. Sentémonos sector público y sector privado a elaborarla conjuntamente, con base en ese estudio que estamos realizando”, invitó.
Efectos sociales devastadores
El productor Alvaro Reyes describió los efectos de la crisis como “un tsunami económico que se está gestando en la montaña y si no lo atendemos, golpeará duro la economía del país. Los bancos tienen razón al tener miedo de dar crédito al cafetalero. Los cafetaleros tenemos razón de estar de brazos cruzados, porque el precio no da para pagar, y el país se verá afectado seriamente”, graficó.
El productor dijo que los efectos de esa situación ya son visibles en el mercado de Guanuca (Matagalpa); en las fincas cafetaleras que ya no contratan a nadie, en las gasolineras, los negocios de alimentos, las ventas de insumos, las casas comerciales… “todos te dicen que están vendiendo menos. Esto ya se está sintiendo”.
El fracaso de la Conatradec: ¿Dónde están los 18 millones de dólares?
Mientras este problema económico se gesta en las frías zonas montañosas del norte del país, los productores cafetaleros tienen razón para dudar de algunas iniciativas que han tomado los gobiernos a lo largo de las décadas: desde la decisión liberal de crear un fondo para estabilizar la caficultura, hasta el plan del FSLN de crear una Comisión para transformarla y desarrollarla.
Sevilla recordó que “en 2013 dijimos que eso (la Conatradec) no iba a funcionar, y se cumplió. ¿Por qué no funciona?, porque el gobierno no funciona ni maneja las cosas a nuestro ritmo. La caficultura es una actividad de 365 días al año. Si la Conatradec se va a reunir dos o tres veces al año, cuando encuentra tiempo para convocar, por supuesto que no va a funcionar”.
Opina que “fue una ley muy a priori, y lo dijimos: no es el momento para aplicar esa ley. No es el momento para aplicar un impuesto, porque ya sabíamos que eso no iba a funcionar. Hicimos nuestras observaciones, nos opusimos a la reforma, y ahí están los resultados: a cinco años, se han financiado cuatro cooperativas, y se han colocado 700 000 dólares, que no han impactado en nada al sector cafetalero. En vez de convertirse en una vía de transformación, se ha convertido en un obstáculo”, reclamó.
Reyes también se centró en el reclamo del gremio, porque “la Conatradec maneja dinero de los cafetaleros desde hace cinco años, y al día de hoy no sabemos dónde está el dinero. Nadie nos ha rendido cuenta, y queremos cuentas claras, porque ya se ha perdido mucho dinero”.
“Cuando subió a la presidencia, el comandante Ortega nos prometió devolver los 30 millones que los gobiernos liberales nos habían robado. Estamos esperando que cumpla esa promesa. Ahora hay 18 a 20 millones de dólares en la Conatradec, que no se sabe qué están haciendo porque la Conatradec no llega a la caficultura nicaragüense, ni ha transformado nada de la caficultura nicaragüense hasta el día de hoy”, señaló.
El productor lamentó que, aunque la caficultura significa el 2% del PIB nacional; el 18% de las exportaciones nacionales; el 14% del empleo nacional; el 21% del PIB agrícola, y el 53% del empleo agropecuario, el Gobierno no se preocupe porque el INTA les ofrezca soluciones tecnológicas, ni el IPSA les ayude a controlar plagas y enfermedades del grano.