Guillermo Rothschuh Villanueva
24 de diciembre 2017
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A Gustavo Sirias, Abelardo, Napoleón
y Plutarco Castro, Pancho García y Juan Corea
El fotoperiodista Mario Tapia Gutiérrez ha tenido que reinventarse dos veces. La primera obedeció a la carencia de trabajo y la segunda —ahora mismo— debido a su precaria condición de salud. Ante un horizonte incierto decidió fundar en 1998, una revista especializada en la crianza, desarrollo y peleas de gallos. Para dominar a fondo este mundo controversial, tuvo que desplazarse por todo lo largo y ancho de la geografía nacional. Como viajero fue tejiendo una vasta red de amistades. Labró una amplia camaradería. Los apasionados a los gallos —contrario a lo que podría pensarse— mantienen vínculos estrechos. Los cultivan permanentemente.
En el proceso de consolidación de la revista Gente de gallos —nombre más que apropiado— fundada hace veinte años, dividió sus querencias. A Mario no solo le atraen los gallos, también le gusta la historia. Especialmente la historia nacional. Esa de la que se muy pocos se ocupan en la actualidad. La historia de cada uno de los municipios, eslabón necesario para entender la especificidad de las distintas localidades. Se metió a hurgar sus fiestas y tradiciones. Sus costumbres y deportes. Los registros bautismales. Sus pioneros y continuadores. A registrar la vida de las personas que crean con su quehacer, el presente y futuro. Sin discriminaciones ni excepciones.
En el recuento realizado por Mario —en noventa y dos municipios del país— todos tienen cabida. El finquero y el agricultor. Los maestros de escuela y los profesores universitarios. Los forjadores de arcilla y los pescadores. Los sembradores de maíz y de hortalizas. Los curas y los laicos. Los militares y civiles. Los montadores de toros y los jugadores de gallos. Las festividades religiosas y las fiestas patronales. Mario se propuso —tal vez sin quererlo— proseguir la obra emprendida por Julián N. Guerrero y Lolita Soriano. Una tarea urgente y necesaria. Los nicaragüenses tenemos la obligación de conocer la historia de cada uno de nuestros municipios.
Uno de los mayores aciertos de Gente de Gallos, fue establecer una sección especial acerca de la vida y milagros de ciudades donde no existía la documentación requerida. Solo la apertura de esa puerta o ventana —como queramos llamarla— implica un logro indiscutible. Acercarnos a la realidad inmediata en que viven los nicaragüenses, en una época donde la globalización hace tabla rasa de las culturas. A valorar y enaltecer lo propio. No debe haber equívocos. No existen culturas superiores o inferiores, como pretenden hacernos creer los locos de toda la vida. Los antropólogos se han encargado de cuestionar —por absurdas— estas valoraciones.
Mario tiene que continuar esta envidiable conquista. Espero que sus condiciones de salud mejoren o encuentre el apoyo pertinente para completar esta fecunda tarea. En vez dar por concluidos sus aportes, Mario ha vuelto a reinventarse por segunda ocasión. Ante la imposibilidad de viajar por los males que le aquejan, decidió realizar un paso adelante. Transformó Gente de gallos —versión impresa— en Gente de Gallos Digital. Dueño de su temple y talante —lejos de arredrarse— buscó como evitar la parálisis definitiva de su proyecto editorial. Sorteando dificultades y limitaciones —no solo relacionadas con su salud— debemos regocijarnos ante esta nueva iniciativa.
La edición digital de Gente de gallos luce como una de las mejores de su tipo. Las imágenes —en un momento que son objeto de culto— poseen una gran resolución, el diseño es atractivo, los lectores pueden establecer conexiones a través de las redes sociales, (Facebook, Twitter y YouTube), las secciones están bien distribuidas, los tipos de letras son apetecibles, los colaboradores provienen de diversas partes del mundo. Trasciende otra vez las fronteras patrias. Sigue siendo la única en su género. Su permanencia en el tiempo ha sido como pocas. Tratándose de una nueva propuesta, los errores que contiene son dispensables. Nada extraordinarios. Está dividida en seis secciones, con vínculos que facilitan su lectura.
El mayor desafío que Mario deberá enfrentar, obedece a que hasta ahora ningún medio de comunicación ha encontrado el modelo de negocios que le permita subsistir. El mayor hándicap que enfrentan los medios digitales es su falta de sostenibilidad financiera. En Nicaragua ninguno ha podido acertar. Los distintos ensayos realizados han resultado fallidos. La queja más escuchada y los dolores de cabeza de los accionistas de The Washington Post, The New York Times y El País, así como de los dueños de Gallimard, etc., son los mismos. Las publicaciones digitales de La Prensa, El Nuevo Diario y Confidencial, no compensan las inversiones económicas y humanas que efectúan. No se trata de desanimarlo, sino de ser realistas. ¿Podrá saltar el muro?
Uno de los tropiezos recurrentes de Gente de Gallos —a través de los veinte años de existencia— ha sido la falta de suficientes anuncios. Vuelvo a reconocer y destacar que ha sido mayor el apoyo que ha recibido de fuera, que el obtenido dentro del país. Gente de gallos existe más por su terquedad que por cualquier otra razón. Su empecinamiento ha sido fructífero. Eso no basta. Especialmente ahora. Mario no puede viajar con la regularidad con que lo hacía antes. Por eso me parece formidable su empeño. Su persistencia. Su entrega. ¿Será posible que en los momentos actuales pueda recibir de sus pares, la ayuda necesaria para que la edición digital de Gente de gallos persista?
No se trata de mendigar. Eso sería ofender a Mario. Se trata de contribuir a que una de las pocas revistas que ha sobrevivido en el tiempo, en un país donde la mayoría han tenido vida efímera, pueda subsistir. Una de las secciones de la versión digital —Galería— está dedicada ha recordar a los galleros ya fallecidos. Un gesto encomiable. Abrió espacio a quienes se dedicaron —en cuerpo y alma— a mantener una de las tradiciones más arraigadas de Nicaragua. Gente de gallos debe persistir. La buena voluntad no basta. Se requieren acciones encaminadas a que la revista continúe siendo el dispositivo creado para mantener viva esta tradición. ¿Quién dará el primer paso?
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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