25 de octubre 2017
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) aseguró que “no existen condiciones que garanticen que la ciudadanía de todos los municipios elija libremente a sus alcaldes y concejales”. La postura de este organismo es dada a conocer a menos de quince días de los comicios municipales, y tampoco cree que la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) dote de credibilidad el proceso.
La presidenta del Cenidh, la doctora Vilma Núñez de Escorcia, dijo que el voto no es obligatorio en Nicaragua, pero que, a su juicio, “votar contribuirá a la profundización de la violación de los derechos humanos de la población, pues el ejercicio del voto legitimará las pretensiones de eternizarse en el poder de Daniel Ortega y Rosario Murillo”.
Sin embargo, Núñez aclaró que asistir o no a las urnas el cinco de noviembre es una decisión de cada persona que debe ser respetada. El Cenidh apeló a que la decisión de votar debe basada en información y reflexión.
El Cenidh sostuvo que durante la década que lleva gobernando el comandante Ortega ha sido instalado un “modelo de dominación”, sin ningún cambio en las autoridades electorales, sin ninguna reforma sustancial “en la excluyente” Ley Electoral y sin ninguna señal de rectificación “en una dictadura institucional”.
Núñez dijo que si bien el régimen del comandante Ortega entregó personería jurídica a Ciudadanos por la Libertad (CxL), el partido antes liderado por Eduardo Montealegre, la medida responde “a maquillar” una supuesta pluralidad de “un proceso totalmente viciado”.
Ciudadanos por la Libertad, así como los otros partidos zancudos que participan en el proceso, han tratado de combatir el desprestigio de las elecciones con el argumento de la presencia de la OEA. Eso es contrario a otros sectores opositores ilegalizados, como el Frente Amplio por la Democracia (FAD), que han puesto en entredicho la imparcialidad de la misión y de su jefe, Wilfredo Penco.
Para el Cenidh, la presencia de la OEA es “tardía” y tendrá presencia en “pocas ciudades”, lo que “técnicamente” imposibilita montar una estructura efectiva de supervisión de los comicios en un lapso tan breve, en tan pocos lugares y con tan reducido personal. “También está el agravante de que el jefe de la Misión de la OEA, Wilfredo Penco, avaló y alabó los fraudulentos procesos electorales de 2008, 2011 y 2016”, recordó Núñez.
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El Cenidh apeló a la ciudadanía. Según el organismo, es responsabilidad de “todo el pueblo nicaragüense” exigir al gobierno y a las autoridades electorales un cambio de rumbo para la construcción de un sistema electoral libre, democrático y transparente, con credibilidad para todos, y respetuoso de los derechos civiles y políticos de la ciudadanía. Un punto que coincide en parte con los obispos de la Conferencia Episcopal, quienes el pasado sábado publicaron su mensaje previo a las elecciones municipales.
La alta jerarquía católica subrayó que los problemas electorales siguen “siendo los mismos”, y que existe una gran “falta de conciencia ciudadana”. “El mensaje invita a no ser espectadores realidad. Invita al discernimiento. Que los políticos depredadores no sigan dominando Nicaragua. Hay que recuperar eso que hemos perdido: La capacidad de ejercer el derecho ciudadano, que toca el corazón del problema de Nicaragua”, dijo Monseñor Silvio Báez.
Cenidh seguirá de cerca las elecciones
Aunque el Cenidh no está acreditado para observar el proceso electoral, su presidenta informó que, como en las elecciones anteriores, estarán atentos dando seguimiento a la jornada.
“Como organismo defensor de los derechos humanos, debemos vigilar todo contexto donde puedan violarse derechos humanos, civiles y políticos”, explicó Núñez. El Cenidh estaría emitiendo un informe sobre los comicios a más tardar el diez de noviembre, según Núñez.