7 de junio 2017
Condicionado por el aumento del 2% en la tarifa de electricidad que entró en vigor este primero de junio, el sector privado todavía no comienza la discusión en profundidad de las reformas al pliego tarifario que se vienen anunciando –y demandando- desde hace varios años.
“Esa alza del 2% nos golpea porque nos toca competir pagando la tarifa industrial más alta de la región”, explicó Sergio Maltez, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua, (Cadin). Mientras las empresas del sector pagan entre 20 a 22 centavos de dólar por kilovatio hora consumido, sus iguales de México desembolsan cuatro centavos, y los guatemaltecos entre ocho y once.
Por su parte Dean García, director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y de Confección (Anitec), explicó que “estamos a la espera de entrar a discutir la propuesta tarifaria que presentaría la Cámara de Energía de Nicaragua. Solo falta que se forme la comisión para estudiar esa propuesta”.
El problema es que, por un lado, la Cámara no ha presentado la propuesta, a pesar de su promesa de entregarla a finales de marzo, mientras por el otro, la cúpula del sector privado representado en el Cosep, tampoco tiene prisa por pedirla.
En el ámbito externo, el Cosep quiere evitar una nueva polémica que alega es la existencia de a una “campaña en su contra”, mientras enfrentan los posibles efectos de la Nica Act, a la vez que se aseguran de dejar su impronta en las nuevas leyes que les atañen.
Pero el problema mayor estará de puertas adentro, cuando los representantes de los distintos gremios que componen el Cosep (26 cámaras con multitud de pequeñas organizaciones afiliadas), tengan que decidir a quién priorizar.
De entrada, sectores como el turismo, la industria y el riego, parecen partir con ventaja teórica, dada su importancia como generadores de divisas y empleos, pero otros como el comercio, o las industrias que tienen un alto uso de cámaras frigoríficas, también tendrán espacio para reclamar un trato especial.
Como sea, en lo que varios entrevistados estuvieron de acuerdo es en que no puede seguir vigente un esquema que es producto de otros tiempos, cuando la energía escaseaba, y había que desincentivar su consumo.
El mercado ya cambió
José Adán Aguerri, presidente del Cosep, dice en referencia a un esquema en el que hay más de 50, 70, 90 tarifas, que “lo que se está buscando es cambiar la ineficiencia del sistema. No podés castigar al que más consume, que es el que más produce. En este país se castiga la producción industrial, porque se castiga al que más consume para producir”.
“Eso debe cambiar, porque nació en épocas en que no había energía, por lo que se cobraba más caro a quien la demandaba más. Era una expresión del mercado, pero ya hay suficiente energía, por lo que no hay razón para castigar a quien consume para producir”, insistió el líder gremial.
En vez de ello, opina que se debe atraer nuevas inversiones, pensando en la diversificación “para que no sigamos exportando materia prima, sino que podamos darle valor agregado. Que en vez de exportar plátano, podamos transformarlo para su consumo directo, pero eso requiere una gran cantidad de energía”, señaló.
En referencia a “la enorme cantidad de tarifas”, opina que debe simplificarse el sistema. “Hacer más fácil esa clasificación del consumo. No podés seguir premiando a un sector sobre otro sector, con base en algo que ya no es actual”, insistió.
De todos modos, el presidente del Cosep insiste en que no es buena idea discutir el tema en año electoral, por lo que el sector no tiene prisa para comenzar a enfrascarse en algo que no será realidad hasta en el 2018.
Eduardo Fonseca, gerente de la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua, coincide en decir que “cuando había escasez de energía, era lógico que hubiera distintas tarifas para distintos sectores porque no había suficiente energía eléctrica”.
También le parece razonable que en esas circunstancias “se castigara a algunos sectores que consumían mucho, porque no había suficiente energía, pero hoy que hay suficiente generación, ni debería haber castigos por usarla, ni se debería privilegiar a ningún sector”.
Ese razonamiento se explica ante el hecho que “el comercio es un sector castigado. Pagamos la tarifa más alta, porque le pasamos parte al riego y a los industriales”. Estos últimos, junto con los más altos consumidores del sector residencial, pagan las tarifas más altas del país.
La consecuencia para los negocios es variada. “Si no requieren mucho uso de electricidad -como los mercados que trabajan a plena luz del día- no es problema, pero imagina los centros comerciales que mantienen luces, aires acondicionados y equipos de refrigeración encendidos todo el día”, mencionó.
Opciones y contratos
Junto con el comercio, el sector industrial (y los grandes consumidores residenciales que no tendrán quien los represente en las negociaciones) es de los más perjudicados por un esquema tarifario que retrata un pasado que ya no existe más.
Ese ‘castigo’ implica que el monto de la factura de electricidad representa hasta el 15% de los costos de operación de algunas empresas… y en ocasiones hasta más.
“Hay empresas que tienen alto consumo de energía, como las plantas textileras y las lavanderías, que sufren bastante” por el alto costo de la factura de electricidad, explica Dean García, de Anitec.
Añade que para esas empresas, la energía representa entre 40% y 50% de su estructura de costos, porque usan vapor para producir la energía que necesitan para efectuar los procesos de lavado o hilado para transformar el algodón y producir tela, hilo de coser, etc., lo que también es válido para las plantas tejedoras.
García detalla que “estas empresas tienen que ser bastante innovadoras para reducir el consumo de electricidad y ser competitivas en este ambiente de altos costos de energía”.
De paso, explicó que las empresas dedicadas a la manufactura sufren mucho menos porque la electricidad representa el 15% a 20% de sus costos. “Eso no quiere decir que el crecimiento del 2% en el costo de la energía no les impacta. Sí lo hace, pero en menor grado”.
Considerando esas realidades, García dice que antes de pronunciarse en torno a cuál podría ser la tarifa ‘adecuada’ “tendríamos que revisar primero cuál es la propuesta. De lo que estamos claros es que el costo de la energía debe basarse en el costo de producirla. Eso sería un gran avance”.
“La siguiente discusión será que cada uno pague lo que tiene que pagar, o decidir si se mantiene el sistema actual de subsidios, y cuáles son las variables a manejar. Una es que cada quien pague por lo que consume. Otra, que haya tarifas diferenciadas, según la prioridad de cada sector, pero entonces habría que definir qué sector es prioritario”.
“Veamos primero qué es lo que trae la propuesta, y después discutamos las diferentes alternativas. Sí creemos que la tarifa de energía debe estar en sintonía con lo que cuesta producirla”, insistió.
Más allá de la puja que se prevé ocurra a lo interno del Cosep, está el hecho de que el sector eléctrico se mueve por contratos que habría que renegociar (si las partes están de acuerdo) o derogar, lo que no es muy buena idea de cara a la imagen del país como un sitio donde se respetan los acuerdos firmados.
En caso que no se puedan renegociar esos contratos, habría que explorar otras opciones como el doble medidor, sistema que permite a las empresas y los ciudadanos que generen electricidad, que puedan venderla al sistema.
Una más es que se apliquen tarifas diferenciadas por horario, de modo que paguen más quienes consuman en las horas pico (6:00 a 9:00 o 10:00 de la noche), o que se cobre menos a quienes consuman en las horas de la madrugada, cuando hay que apagar la mayor parte de los equipos generadores.
Una idea adicional es que se permita a los grandes consumidores a negociar por su cuenta en el mercado regional, de modo que puedan comprar los excedentes de energía barata que producen los vecinos, para poder competir en mejores condiciones con sus pares del istmo.
Nicaragua: más del doble de caro
Este es el costo aproximado de la tarifa industrial en el resto de países de la región, expresado en centavos de dólar por kilovatio hora:
País Costo
Nicaragua 20 a 22
Panamá 19
Costa Rica 17
Honduras 16
El Salvador 14
Guatemala 8 a 11
México 4