31 de mayo 2017
En un artículo de opinión, publicado en La Prensa el pasado 23 de mayo, un día después del intransigente comunicado del COSEP, José Aguerri, ve la realidad en compartimentos estancos, y escribe:
Denunciar es correcto, pero, no suficiente. Hay que ser proactivo.
Obviamente, Aguerri no reprobaba la intolerancia del comunicado del COSEP, sino que se refería a las denuncias que él hace como socio a Ortega, para facilitar los trámites a los empresarios. Simplemente, no concibe que el COSEP, por esa complicidad con Ortega en la sustracción interesada de derechos ciudadanos, pueda ser objeto de crítica, o de un análisis que descubra ampliamente la interrelación de la agrupación gremial con la realidad política del país.
La prensa debe fiscalizar todas las formas políticas de poder. Ello incluye, por supuesto, el cogobierno corporativista, mal llamado modelo-COSEP.
La crítica respecto a la actuación política del COSEP Aguerri la ve como ataques de desprestigio personal. Al menos, así lo expresa el comunicado del COSEP, que engloba infantilmente todas las manifestaciones de rechazo a las posiciones políticas de Aguerri bajo el cognomento de ataques.
Enfoques inadmisibles del COSEP
Este comunicado del COSEP, del 22 de mayo, refleja dos enfoques inadmisibles. En primer término, da por sentado que nadie puede disentir públicamente, ni discutir, ni debatir, con las posiciones públicas que adopta el COSEP sobre la marcha del país. El comunicado no da margen para ello. Asume que es una herejía, una blasfemia, un delito, criticar al COSEP, como cogobernante del país.
Naturalmente, para una mente educada profesionalmente la pretensión medieval del COSEP, ahora, en la modernidad, además de un abuso resulta una majadería. La revolución francesa volvió legítima, incluso, a la blasfemia, eliminando los límites de lo sagrado para la razón humana.
En segundo término, el COSEP se arroga el derecho de actuar, de incidir políticamente en la vida pública, de propagandizar sus posiciones políticas, su ideario y su práctica conceptual, con total impunidad, sin consecuencias, ni siquiera en el terreno actual de la polémica. Con lo cual, resulta más intolerante y ofuscado que el propio Ortega.
El modelo COSEP es una simple manifestación del corporativismo antidemocrático
Obviamente, este modelo –esencialmente antidemocrático- no es ningún descubrimiento primigenio de Aguerri o del COSEP (aunque le apelliden, como a un hijo biológico, con su propio nombre de modelo-COSEP), sino, que tiene precedentes en la organización del Estado en distintas latitudes, que la sociología y las ciencias políticas se encargan de definir en sus elementos esenciales, en los distintos entornos y circunstancias históricas en que se manifiesta.
Aguerri parece pensar que el corporativismo, en lugar de una caracterización sociológica de una variante del poder político, en situaciones superestructuralmente opresivas, como en México del PRI, en Italia de Mussolini, o en Alemania de Hitler, sea simplemente un insulto. Al parecer, no hay en la cúpula del COSEP quien posea la formación académica básica para observar analíticamente las particularidades de los distintos procesos de formación de la nación, en aquellas etapas en que el régimen de gobierno fatiga, pendularmente, entre retazos de modernidad y recaídas en privilegios de castas y de gamonales, que se aferran al poder político contra la voluntad ciudadana.
Una clase dirigente inculta
La agrupación empresarial se comporta como si este modelo corporativo (posible, aquí, bajo la dictadura orteguista) fuese exportable. Como si a voluntad se pudiese reasentar las características específicas del subdesarrollo económico de nuestro país, de su atraso y estancamiento, y de la expresión política abusiva de dicho estancamiento y atraso, como de las crisis estructurales que hacen posible incubar transitoriamente, durante un período de reflujo del movimiento de masas, un modelo antidemocrático del sector empresarial, anexado como una verruga al poder absolutista, profundamente burocratizado e independiente de la sociedad.
El COSEP, sin capacidad de reflexión política, se sitúa culturalmente, a partir de su cuota de poder político abusivo, por encima de la sociedad, y emite un comunicado intolerante propio de una clase dirigente que se revela extraordinariamente inculta y prepotente. Lo que, a su vez, realimenta y fortalece al orteguismo.
Sindicalismo empresarial blanco
Nunca como ahora, de 2008 a esta parte, el contubernio de los empresarios con la opresión y el saqueo fue tan ostentosamente desvergonzado. El comunicado del COSEP pretende silenciar cualquier análisis crítico de esta realidad desastrosa del país, que presagia una polarización creciente de la sociedad. Y de la cual, es responsable directo, también, el sector empresarial. Basta leer los escritos imprudentes de José Aguerri que, por desgracia, serán parte documental de la historia trágica para el país.
La expresión: “La alianza entre el COSEP y Ortega está funcionando”, será vista retrospectivamente, cuando este régimen dictatorial sea superado, con coraje y sacrificio, como una prueba de la ceguera histórica del empresariado, producto del brillo deslumbrante del dinero fácil.
Seguramente hay sectores modernos dentro del empresariado nicaragüense, con cultura competitiva, que constituyen una vanguardia para la promisoria industrialización del país, pero, que se ven avasallados por la burocracia gremial, por la mayoría atrasada y especulativa que se asocia, por clientelismo especulativo, al orteguismo. Esta dirección actual del COSEP, de rasgos groseramente caudillistas, es el equivalente de la aristocracia obrera que convierte a las organizaciones de los trabajadores en sindicatos blancos. Ambas burocracias, asociadas al régimen opresivo de Ortega, constituyen en esencia el corporativismo.
Si los empresarios guardaran distancia de la dictadura, con relativa independencia política, el modelo COSEP se esfumaría instantáneamente.
Democracia y debate crítico, y miedo a la libertad
La democracia se convierte en un orden jurídico progresivo en aquellos países donde la clase dirigente ha conseguido éxitos sostenibles y estructurales en el desarrollo económico, y en el desarrollo humano. Pero, viene abortada, deformada, reprimida, con modelos corporativos, donde la clase dirigente puede gozar de privilegios indebidos que le permiten prosperar en la miseria y en el estancamiento de la nación.
El comunicado del COSEP, en el cual se denuncia una campaña en contra de Aguerri, persigue eliminar un debate crítico sobre el rumbo del país, porque en el fondo responde más que al cinismo de la complicidad a un sentimiento psicológico gremial de miedo a la libertad.
¿El rumbo del país es criticable? Es decir, objeto de análisis, de investigación, de debate. El régimen orteguista, el modelo COSEP, el rol económico y político de la empresa privada, sus alianzas políticas con el orteguismo y el objetivo de las mismas, ¿son criticables? ¿Son objeto de debate, de análisis crítico, las posiciones públicas de José Aguerri, sus escritos, sus declaraciones, su participación silenciosa a nombre del empresariado en las instituciones del Estado, y la elaboración, en contubernio oscuro con Ortega, de leyes de la república?
Comunicado del COSEP contra la libertad de prensa
El comunicado del COSEP pretende que un manto de silencio cubra la realidad política, de la cual es parte:
La actual campaña, que recurre a posiciones ideológicas, pretende descalificar el actuar del sector privado y cuestiona el rol del COSEP.
¡Por supuesto! A la prensa le corresponde cuestionar todo lo político. Aristóteles podría haber dicho el periodista es un animal cuestionador del animal político, para discernir conscientemente el rumbo de la sociedad. De ahí, que cuestionar, indagar, analizar, reprobar, denunciar, no se corresponde con ninguna campaña. ¿Significa, acaso, que no se puede cuestionar el rol del COSEP desde posiciones ideológicas? ¿Es que las ideologías, como orientación teórica del análisis y de una acción política coherente, son censurables per sé? ¡Eso es nazismo! Es muy extraviado que el COSEP piense que cualquier ideología que critique el estatus quo, sea vituperable, y que tal crítica ideológica obedezca a una campaña exclusivamente de desprestigio. Con lógica similar, Maduro describe la situación crítica de Venezuela como producto de una campaña.
Ese comunicado intransigente con la crítica política, revela que con más celo que al interior del orteguismo al interior del COSEP tampoco exista debate. La unidad se consigue, entonces, por sumisión, no por convicción, y ello presupone mucha barbarie cultural.
Continúa el comunicado:
Esta campaña persigue convertirnos en un factor de inestabilidad económica y social a través de la confrontación.
Por el contrario, la crítica pretende que los empresarios sean competitivos y eficientes, que induzcan a la producción de riqueza con alto valor agregado, sin coludirse desafortunadamente con la dictadura. Porque la extensión y fortalecimiento de la mafia dentro de la economía del país, no sólo hace más penosa y trágica la transformación progresiva de la sociedad, sino, que propicia el estancamiento actual, y degrada culturalmente a la sociedad. El comunicado del COSEP es una manifestación desafortunada de tal degradación cultural.
La inestabilidad económica y social, y la evolución hacia una confrontación social ¿no es más probable con un régimen anacrónico, absolutista, que se aísla retrógradamente de los patrones jurídicos civilizados. ¿Y no conduce a una confrontación inevitable el hecho que la camarilla en el poder sustraiga, en provecho personal, los escasos recursos que debieran emplearse en el desarrollo de la nación?
El COSEP, en esta alianza con Ortega, no tiene a su favor el curso de la historia, y responde defensivamente como parte del oscurantismo.
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El autor es ingeniero eléctrico.