10 de abril 2017
La presencia militar rusa en Nicaragua todavía no “alarma” a los Estados Unidos, pero se mantienen “vigilantes” ante la creciente cooperación que Moscú proporciona al gobierno del comandante Daniel Ortega, que ha incluido una flota de tanques de guerra.
Un amplio reportaje publicado por el Washington Post analiza la relación entre Rusia y Nicaragua, y cita a diversas fuentes del gobierno de Estados Unidos, entre ellos Juan González, quien fue subsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental durante la administración del presidente Barack Obama.
González afirma que la presencia moscovita en Nicaragua debería alarmar a Estados Unidos y los países de la región, porque “Nicaragua ofrece una cabeza de playa para Rusia para ampliar sus capacidades de inteligencia, elección e intromisión cerca de los Estados Unidos”.
De inmediato, la publicación hace referencia a la instalación en el borde del cráter de la laguna de Nejapa de una estación satelital Glonass, el sistema ruso que emula al estadounidense GPS.
Según el Washington Post, funcionarios del gobierno norteamericano sospechan que esa estación tiene una doble función: “Las nuevas instalaciones rusas podrían tener capacidades de ‘doble uso’, particularmente para el espionaje electrónico dirigido a Estados Unidos. Los analistas de seguridad ven los movimientos militares en Centroamérica como una posible refutación a la creciente presencia militar estadounidense en Europa del Este, mostrando que Rusia también puede apoyarse en el patio trasero de Estados Unidos”, refiere el reportaje.
El Departamento de Estado designó a un funcionario experto en Rusia como oficial de mesa para Nicaragua.
“Los juegos de espionaje y las luchas de poder entre Washington y Moscú son viejos sombreros para Nicaragua, un país del tamaño de Alabama con una rica historia de la Guerra Fría. La Unión Soviética y Cuba proporcionaron soldados y fondos para ayudar al gobierno de Daniel Ortega y al Frente Sandinista de Liberación Nacional tras derrocar al dictador Anastasio Somoza, apoyado por Estados Unidos en 1979. La CIA se lanzó a los rebeldes conocidos como los ‘contras’ en una guerra que mató a decenas de miles”, contextualiza el Washington Post.
El viraje del presidente Vladimir Putin hacia Latinoamérica causa diferentes teorías en el entorno estadounidense, entre ellas que es una respuesta a la administración Obama que envía más tropas y armas estadounidenses a países de la OTAN en Europa Central y Oriental.
“Otros se preocupan de que Rusia podría perseguir ambiciosos objetivos de espionaje, como la interceptación de tráfico de Internet en el cable de fibra óptica ARCOS 1 que corre desde Miami por la costa caribeña de Centroamérica. La especulación es que el nuevo sitio satélite ruso en el borde del cráter Laguna de Nejapa será una instalación de espionaje, a pesar de que funcionarios nicaragüenses dijeron que se utilizará para GLONASS”, detalla la publicación.
Actualmente, Rusia construye una nueva embajada en Managua, y su cooperación en materia de lucha contra el narcotráfico ha aumentado notablemente.