21 de marzo 2017
Los paniaguados del régimen se llenan la boca una y otra vez presentando cifras que supuestamente muestran los éxitos económicos del gobierno. Pero estos pregoneros jamás reconocen la contribución del trabajo y sacrificio de los nicaragüenses residentes en el exterior, expresada en las remesas familiares. Hablan del crecimiento económico, hablan de las leyes que aprueban para mejorar el ambiente inversionista (más de cincuenta dice el presidente del COSEP), hablan de las inversiones extranjeras, hablan de los créditos que contratan, pero jamás hablan de las remesas familiares.
Pues bien, el Banco Central publicó el informe sobre remesas correspondiente al año 2016. Revisemos algunos datos.
El primero es el monto de las remesas. Por los canales formales, esto es, agencias especializadas y bancos comerciales, en el 2016 ingresaron al país aproximadamente 1.300 millones de dólares en concepto de remesas (US$ 1.264 millones según las cuentas del Banco Central). Sabemos que la suma es mayor porque una parte de las remesas ingresa por senderos y por vías informales, y también en bienes. Pero vamos a dejarla en 1.300 millones de dólares.
Para que tengamos una idea de la significación de este dato vamos a establecer algunas comparaciones. La primera comparación es con los ingresos por exportación. En el 2016, los ingresos por concepto de exportaciones de café, azúcar, carne, oro y todos los demás productos que exportamos ascendieron a US$2.226 millones, mientras las remesas ascendieron a 1.300 millones de dólares.
¿Qué significa esto? Que los ingresos por remesas familiares representaron más de la mitad de los ingresos por exportación. En otras palabras, el trabajo de los nicaragüenses en el exterior representó para el país, en ingreso de divisas, aproximadamente el 60% de los ingresos por exportación.
Todavía podemos profundizar en esta comparación. Mientras el monto de las remesas aumenta año con año, el monto de las exportaciones disminuye año con año. Así, en el 2016 las remesas aumentaron el 6% en relación al año anterior; en cambio las exportaciones se redujeron en más del 8% en el 2016, en relación al año 2015.
Vale la pena preguntarse por qué aumentaron en el 2016 las remesas en comparación al año anterior. La única explicación posible es que la corriente de nicaragüenses hacia el exterior sigue imparable, a pesar del paraíso que pintan los paniaguados del régimen.
El otro dato relevante sobre la significación de las remesas es la comparación con el Producto Interno Bruto. Recordemos que el Producto Interno Bruto es la totalidad de los bienes y servicios que produce el país en el lapso de un año. Resulta que en el 2016 las remesas representaron el 10% del Producto Interno Bruto. Esto significa, en sentido figurado, que de cada diez tortillas que nos comemos, una de ellas procede del trabajo de nuestros compatriotas.
Revisemos algunos otros datos. De Estados Unidos provienen casi 700 millones de dólares en remesas. De Costa Rica son 270 millones de dólares. También es notorio que siguen creciendo las remesas provenientes de España y de Panamá. En el caso de Panamá las remesas crecieron más del 40%, esto solo puede significar que hay una corriente migratoria creciente hacia Panamá.
En este sentido es revelador el dato que explicaremos a continuación. El Banco Central registra el número de transacciones que se canalizan por vías formales, esto es, por la vía de bancos y de agencias especializadas. El número de transacciones equivale al número de envíos. Ya sabemos que nuestros compatriotas realizan sus envíos según la modalidad en que perciben sus ingresos, unos envían el dinero a sus familias en forma mensual, otros quincenal y hay algunos que incluso lo hacen semanalmente. Es difícil que esta cifra varía drásticamente de un año para otro.
Pues bien, en el 2015 las transacciones crecieron en 3%, pero en el 2016 las transacciones crecieron en el 10%. Tres veces más. En números absolutos, en 2016 se registraron 6.2 millones de transacciones, y en el 2015 las transacciones fueron 5.7 millones, es decir, quinientas mil transacciones más, de un año para otro. Este dato solo puede interpretarse como una confirmación de que los nicaragüenses siguen escapando del paraíso orteguista, en búsqueda de oportunidades de salario y empleo que en su país no pueden encontrar. Todos estos son datos oficiales.
En conclusión, cuando escuchemos a los paniaguados y a los comensales del régimen regodearse con los datos sobre presuntos éxitos económicos, es de justicia que nosotros traigamos a nuestra mente a los miles y miles de nicaragüenses que con su sudor y sacrificio sostienen la economía del país, a la par que sostienen a sus familias. Es de justicia que recordemos a nuestras maestras; a nuestros campesinos; a nuestros profesionales; a nuestros trabajadores calificados; mujeres y hombres, que se ven obligados a afrontar peligros, humillaciones y duras jornadas de trabajo más allá de nuestras fronteras.
Estemos claros, ni la estabilidad de la moneda, ni los niveles de inflación, ni el crecimiento, ni el consumo de la población, serían posibles sin las remesas familiares. Dicho de otra manera, la única política exitosa del régimen es la política más perversa: la que expulsa nicaragüenses al exterior a causa de la falta de empleos dignos y de los bajos salarios.