28 de febrero 2017
El virus Odebrecht se ha extendido por toda América Latina, llevando su veneno por lo menos a una docena de naciones. El imperio brasileño de Odebrecht ha invertido cerca de mil millones de dólares en sobornos para obtener contratos de alto beneficio y con fondos públicos, pero Brasil y Odebrecht no son los únicos culpables de este drama regional. País tras país, los principales líderes políticos (incluidos los presidentes), sus partidos y socios de negocios aceptaron la generosidad de Odebrecht y se convirtieron en coautores.
Aparte de Brasil, con su prensa combativa y su agresivo poder judicial, ningún país ha descubierto por si sólo el escándalo de Odebrecht. Es un signo terriblemente desalentador sobre la habilidad y determinación de América Latina para frenar la corrupción que tan pocos medios de comunicación, funcionarios gubernamentales, líderes políticos o empresariales, o grupos de la sociedad civil, hayan desvelado algo del escándalo de Odebrecht. Sus proporciones epidemiológicas fueron reveladas por una investigación de Estados Unidos.
Brasil tenía la información necesaria, pero continúa afirmando que no puede compartirla bajo las condiciones de los acuerdos de declaración de culpabilidad por los cuales fueron expuestos los delitos. Es prematuro juzgar las consecuencias políticas de los escándalos de Odebrecht a largo plazo. En Brasil, los tres partidos más grandes han sufrido retrocesos muy perjudiciales. Prácticamente todos sus aspirantes a la presidencia en las elecciones de 2018 -incluyendo candidatos anteriores, gobernadores, senadores y ministros- han sido implicados en irregularidades.
Irónicamente el ex presidente Lula da Silva, acusado igual que otros destacados candidatos, es ahora el favorito en la mayoría de las encuestas electorales a pesar de múltiples cargos en su contra. El virus Odebrecht también ha comenzado a afectar a la política en otros lugares, convirtiendo la corrupción en un tema cada vez más central y planteando interrogantes sobre la honestidad y eficacia de los líderes políticos y gobiernos de todas las tendencias. Políticos outsiders podrían incrmentar sus votos en las próximas elecciones nacionales y locales.
Sin embargo, cómo va a pasar, es algo impredecible; las declaraciones de Lula hacen subir las encuestas. Y la corrupción estará compitiendo en atención con otros temas de alto voltaje, como el estado problemático de las economías de la región, la creciente inseguridad y la violencia, y las nuevas directrices de la política de EE.UU.
Publicado originalmente en Infolatam.