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Hipocresías en concierto

La hipocresía de Ortega está en que en anunciar que las deudas privadas con organismos privados son deudas del Estado

En el siglo XXI al monstruo de las dictaduras le han crecido nuevas cabezas. No se engañe pensando que todas son iguales. Lea: ¿Qué decirle a Luis Almagro sobre Nicaragua?

Onofre Guevara López

28 de febrero 2017

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Lo dijo Luis Almagro, después de que no lo dejaron entrar a Cuba: “Me duele, porque esperaba y pensaba otra cosa. Yo soy, creo, el primer secretario de la OEA con una foto con el Ché Guevara (…) en su despacho, y cuando alguien (…) tiene que justificar determinadas acciones a través de mentiras es que sus verdades valen todavía menos que esas mentiras, y eso es lo grave en este caso”.  En este y en cualquier otro caso, es grave tomarse una foto con otra persona y presentarla como una prueba de mutua lealtad.  Pero, con su grave argumento, Almagro nos hace recordar que Anastasio Somoza García se tomó una foto con Augusto C. Sandino… apenas unas horas antes de asesinarlo.  Hubiese buscado  otro argumento… así nadie recordaría la coincidencia de que Somoza –con su gobierno colonizado— también fue un distinguido miembro fundador de la OEA y, por lo tanto, colega de Almagro.

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Quien no está “listo” para lidiar contra Cuba ni por encargo es don Luis, pues no recuerda cuando Raúl Roa, el canciller de la dignidad, le dijo a la OEA en su conferencia de Costa Rica que se iba, porque Cuba libre no podía pertenecer a ese ministerio de colonias de los Estados Unidos.  La expulsión, ya solo fue un trámite oficial, como oficial fue el trámite con el que –en el 2009— la OEA le pidió a Cuba que volviera a su redil.  Lo que no es un simple trámite, sino una actitud soberana, es la decisión de Cuba de no volver a la OEA.  Y no hace falta ofrecer razones, siendo de dominio público que la OEA sigue, con su estatus colonial, desempeñándose según la agenta gringa respecto a nuestra América, en nombre de la “América” de los Trump y compañías transnacionales ilimitadas.

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Me están dando ganas de rectificar lo del olvido, pues Almagro no ha olvidado nada, menos el mandado que debe cumplir a costa de lo que sea, incluso de su honor.  ¿Saben por qué? Pues porque tiene que poner cara de inocente, sabiéndose conocedor del origen del “premio Payá” que pensaba recibir en Cuba; sabe que se lo otorga la USAID –o sea, el Departamento de Estado— a través de su hija cumiche, “la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia”.  (Nota para los no centroamericanos: el/la cumiche, hijo o hija menor de una familia).  De modo que si Almagro se respetara, le hubiera pedido a USAID que le ahorrara la vergüenza de ser rechazado por Cuba, entregándole el premio en Washington, sede de la OEA.  Estando tan cerca, el acto les hubiese salido más barato.

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Pero si Almagro hizo un trueque de vergüenza por provocación, no hay nada qué hacer, aunque va en detrimento suyo, porque eso hace igual de ostensible su función como un agente imperial.  En fin de cuentas, el descaro tiene que ser siempre una actitud de todo buen agente.  Si no, fíjense en la coincidencia del caso Almagro-Cuba con el caso del Departamento del Tesoro-Venezuela.  Según esta agencia gringa, con Tareck El Aissami en su lista, ya no quedan –o quedan muy pocos— “narcotraficantes” fuera del gobierno venezolano.  Se trata de una lista bruja, pues en ella aparecen y no desaparecen narcotraficantes como por  encanto, pero siempre de acuerdo a la agenda política de gobierno estadounidense.

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Siendo Estados Unidos el mayor consumidor mundial de todas las drogas, sus propios narcotraficantes tienen que ser los mayores capos del mundo también, pero ¡oh, casualidad! nunca hay noticias sobre sus capturas.  En cambio, esa misma “habilidad” con que la DEA “ve narcotraficantes” entre los gobernantes venezolanos, la utiliza para ocultar a sus propios narcotraficantes. Y también para ocultar los verdaderos motivos de sus acusaciones contra El Aissami, con la ayuda de sus medios de prensa: durante los primeros años del gobierno de Hugo Chávez, Tareck, entonces líder estudiantil, pasó a ser ministro del interior, en cuya gestión logró la captura de más de cien capos de la droga –21 de ellos entregados a la DEA— y esto le permitió descubrir los vínculos de esta agencia con el narcotráfico, por lo que fue expulsada de Venezuela.  Si la acusación contra Tareck El Aissami no huele a venganza de la DEA, Donald Trump huele a santidad.

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Son tantas las manipulaciones con las noticias, que ya el público debería estar acostumbrado y en disposición de analizarlas, para no caer en actitudes ingenuas, aunque la ingenuidad solo es posible cuando no existen prejuicios ni intereses políticos sectarios que defender, lo que no funciona en todos los casos…pero funciona.  Por eso hacen tanto esfuerzo por mantener al público en estados de credulidad con la deformación de algunos hechos y con el ocultamiento de otros.  Un ejemplo: aquí aún no se mira ni se oye nada acerca de la “condena” del cuñado delincuente del rey de España, a seis años de presión, después de cinco años de proceso legal… y él ya está libre.

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¡Qué legalidad más frágil la del reino!  Después de la “condena”, Iñaki Urdangarín, el esposo de la “infanta” Cristina… ¡quedó en libertad sin tener que pagar ninguna fianza!  Y ella, solo fue “investigada”.  Pero el presidente del reino, Mariano Rajoy, quien echa muchas lágrimas de cocodrilo cuando  pide justicia en Venezuela para delincuentes políticos condenados, declaró muy señorial –con todas las “ese” y las “ce” muy bien diferenciadas—, sobre el caso Iñaki… ¡que él respeta las decisiones de la “justicia” española!  ¿Y quién le da derecho a Rajoy de irrespetar la justicia de las ex colonias de la España anti anacrónicamente monárquica?

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Así, de hipocresía en hipocresía por el exterior, volvemos a Nicaragua, en donde don Daniel Ortega, vendió bien caro el derecho de oír su linda voz leyendo un “informe presidencial” fuera del recinto parlamentario…ante unos diputados con votos dirigidos y sin voces escuchadas.  Su hipocresía está en que después de negarse a informar a nadie durante diez años, ahora lo hizo para anunciar que las deudas privadas con organismos privados… ¡ya son deudas del Estado!  Además de incompleto y retardado, salió muy caro su “informe”.  ¿Podría algún economista calcular, cuánto cuesta al pueblo de Nicaragua cada una de las palabras de Ortega, utilizadas en su “informe”?

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Que “hay celos que matan”, según un viejo decir, ahora tiene una nueva versión.  Líderes de CxL (Ciudadanos por la Licencia del CSE de Ortega) han disminuido sus celos contra los partidos zancudos, y los han aumentado contra el MRS.  Es hipocresía no develar el motivo de esos celos, pero como “entre cielo y tierra no hay nada oculto”, porque es un espacio donde solo hay aire y a veces nubes, todo se encuentra en la tierra.  Y hemos encontrado que los celos de los CxL son porque ciertos líderes del MRS, les están haciendo la competencia ante el Departamento de Estado.  Y creen que estos compiten con ventaja y alevosía, porque repetir lo que allí se dice desde la “izquierda” tiene más “valor” que repetirlo desde la derecha.  Lo malo es que no son simples celos por sospecha de que la persona amada quiere a otra… ¡sino por el amor de todo un Departamento!

Ruperta y Ruperto:

--Me gustó mucho la valentía y la claridad con las que el periodista Jorge Ramos confiesa ser un “contrapoder” en los Estados Unidos y desde Univisión, Rupertó…

--Además de que sus argumentos son buenos, Rupertá, son también irrebatibles…

--El pero en este asunto, Rupertó, es que Ramos, siendo mexicano, no le permitirían, bajo ningún argumento, confesarse como periodista contrasistema en Univisión ni en ninguna otra cadena…

--Ni contaría con financiamiento, Rupertá, porque los dueños de las cadenas de televisión y sus empresas son enemigos de las dictaduras personales… ¡pero son cuerpo, sangre y alma de la dictadura planetaria del capitalismo de su país!

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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