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Remesas: El “seguro social” de los pobres

La mayoría de las familias usan las remesas para el consumo y muy pocos las destinan al ahorro y la inversión

Colaboración Confidencial

Elmer Rivas

16 de febrero 2017

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Las remesas familiares que llegan al país han ido en ascenso en los últimos cinco años, hasta alcanzar los mil 264 millones de dólares durante 2016, una cifra que representa el 9,6% del producto Interno Bruto (PIB), según registros del Banco Central de Nicaragua. Este monto supera las divisas que generan la suma de las exportaciones de los principales productos como la carne, el café y el oro.

Los nicaragüenses residentes en Estados Unidos son los principales emisores, con más del 50% del dinero que ingresa a Nicaragua bajo este concepto, en segundo lugar se ubican los nicas en Costa Rica que envían más del 20%, y luego los residentes en España, Panamá y otros países. Según las encuestas de nivel de vida realizadas por FIDEG, las remesas tienen una incidencia decisiva en el incremento del consumo y la reducción de la pobreza.

Receptores de remesas revelaron en un sondeo realizado por Confidencial que sus familiares radicados en otros países envían dinero para el pago de servicios básicos, alimentos, educación y medicinas. En algunos casos tienen a cargo la responsabilidad de velar hasta por ocho miembros de una familia que no tiene otra actividad que les genere ingresos.

Elizabeth Gómez tiene 20 años de acudir cada mes a las agencias de remesas para retirar el dinero que le envía su esposo desde Estados Unidos. Gómez es ama de casa y tiene dos hijas adolescentes a las que les brinda educación con el dinero que provee su marido que es el único ingreso que tienen para sustentar las necesidades básicas del hogar. Su cónyuge se fue para contribuir a “la superación del hogar” pero a dos décadas de haber emigrado aún está en duda su retorno definitivo.


Dos hijas de Lydia Iglesias optaron por buscar oportunidades de trabajo en Panamá. Una de ellas dejó a su pequeño infante a cargo de la abuela quien retira desde hace dos años y cada quince días, la ayuda económica proveniente de este país centroamericano. Lydia es ama de casa y utiliza ese dinero para el sustento del hogar y para mejorar la infraestructura de su vivienda.

Antonio Bonilla es Ingeniero en sistemas, está desempleado y depende junto a su mamá de trecientos dólares que su hermana  envía mensualmente desde California. Debe ajustar para el pago de facturas de servicios básicos, medicamentos de su mamá y alimentos que abastezcan el hogar  durante el tiempo  que tome en llegar la próxima ayuda económica. Además de no tener trabajo, la falta de ahorro es lo que le preocupa a Bonilla y expresa que una meta para 2017 es tratar de economizar parte de ese dinero.

A diferencia de Bonilla, Zoila Pérez asegura que ahorra parte del dinero que envía su hermana desde Estados Unidos quien presume que los montos mensuales suelen ser alrededor de mil dólares. Sin embargo, ese capital debe administrarlo minuciosamente para poder proveer las cosas necesarias de ocho personas que dependen de este recurso. Pérez es ama de casa e invierte los ahorros para la reventa de cosméticos.

El flujo de remesas mantiene activa la economía del país y el sector más beneficiado es el comercio, las principales agencias y bancos por donde circula el ahorro externo que en 2016 recibió 70 millones de dólares más, en comparación a 2015.

Blanca Romero, Directora Ejecutiva de la agencia de remesas Credileasing, lamenta que la educación financiera en el país no está desarrollada y las personas no ven más allá del consumo para invertir esas fuentes de ingresos.

Para el sociólogo Cirilo Otero, las remesas son una oportunidad que los nicaragüenses no están aprovechando, porque no ahorran ni invierten en nuevos negocios y actividades que generen riquezas al país. “La gente vive en una profunda pobreza y tiene televisores, radios y celulares modernos porque tienen el beneficio del ahorro externo”, dice Otero, quien asegura que al medir la pobreza por el método del consumo resulta que ha disminuido.

Los economistas alertan ante la amenaza que representan las políticas de Donald Trump contra los migrantes, y el impacto que podría tener en el flujo de remesas. El decrecimiento de este ingreso significaría contar con menos fondos para cubrir el déficit comercial, por tanto, el Estado se vería obligado  a realizar tres posibles acciones urgentes: importar menos, financiar esa falta de recursos a través de préstamos -pero aumentaría la deuda del país- y ejecutar una política económica más restrictiva, explica Luis Alaniz, director económico de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).


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