A lo largo de la avenida de La Resistencia, un grupo de agentes de tránsito controlaban el fluido del tráfico pesado de las cinco de la tarde. En la entrada del Complejo Faustino Ruiz, mejor conocido como Plaza El Sol, la Comisionada General, Aminta Granera, escoltada por altos mandos del cuerpo policial, esperaba los dos féretros de los policías Julio César Narváez y Howard Antonio Urbina, muertos cuando se enfrentaron a delincuentes en el barrio San Luis, de Managua.
A las 5:19 de la tarde, once cadetes con semblantes impasibles salieron de la entrada del complejo y formaron dos filas que acompañarían al cortejo fúnebre a su llegada, mientras en la calle se resolvía un choque automovilístico de la manera más rápida posible, para limpiar la avenida de la caravana policial que traería los restos de los dos policías.
Los agentes de tránsito cerraron la zona, a espera de la caravana policial. Cuando eran las 5:27, el flujo de vehículos de la Pista de la Resistencia bajó y cinco minutos después, las sirenas retumbaron en toda la zona y se observó el cortejo encabezado por un sinnúmero de policías motorizados conocidos popularmente como boinas rojas. Los vehículos y las motos se detuvieron a 300 metros del complejo policial y seis agentes de la Policía Nacional bajaron los dos pesados ataúdes de madera para cargarlos hasta la entrada de Plaza El Sol.
El cortejo con los féretros caminó lentamente los 300 metros para llegar al complejo. Con saludo militar, los boinas rojas mostraron solemnidad al ver pasar los restos mortales de sus compañeros. Detrás iban las familias de los fallecidos. Sus rostros expresaban profundo dolor acompañado de llantos, que se mezclaban con el ruido de las sirenas de todas las patrullas de la zona.
Seis minutos después la caravana llegó al portón principal del complejo judicial donde esperaban Aminta Granera y los demás altos mandos de la Policía.
Granera lloró a policías
Los cuerpos de los policías fueron recibidos por los altos mandos. Aminta Granera abrazó a las familias, a cada miembro, uno a uno, hasta llegar con la madre de uno de los oficiales que murieron en la balacera.
“Me mataron a mi hijo, se me lo llevaron, me dejó sola”, dijo la señora, mientras lloraba en el hombro de Granera. La jefa policial no pudo contener las lágrimas.
Los policías Narváez y Urbina fallecieron en una balacera ocurrida la mañana del jueves en el barrio San Luis, a eso de las 8:50 de la mañana, cuando se enfrentaban a de una banda delictiva dirigida por Diógenes Medina Martínez, expolicía dado de baja en el 2004.
Los ataúdes finalmente llegaron a la tarima central para recibir el homenaje. En la ceremonia el subinspector Narváez fue ascendido póstumamente al grado de inspector y al suboficial mayor Urbina, al grado de subinspector. También les fue entregada la Medalla al Valor “Sub Comisionado Juan Ramón Torres Espinoza”.
“Hoy tenemos más motivos que ayer y más razones para darle más empuje a nuestra misión, mantener la tranquilidad, la paz, la felicidad de nuestra gente. Por eso vamos a continuar trabajando, vamos a continuar luchando con mayor determinación e intensidad en contra de las bandas delincuenciales y grupos criminales”, dijo Granera.
Policía tras la pista de banda delincuencial
La jefa policial agregó que los delincuentes que enfrentaron Urbina, Narváez y sus demás compañeros, eran miembros de una banda que era seguida de cerca por la institución y que al momento que los agentes interceptaron el carro blanco en el que se transportaban los delincuentes, se hizo siguiendo información de inteligencia.
“Se mandó una patrulla motorizada que interceptara el paso del vehículo, se bajaron (del vehículo), los tres delincuentes disparando armas de fuego. El conductor disparó sobre Julio César dejándolo gravemente herido, sin embargo, ahí en su condición de herido Julio César respondió al fuego y le dio muerte al primer delincuente, que era el jefe de la banda, el acompañante del conductor disparó con su arma sobre Julio César, el tercero salió corriendo y fue capturado una cuadra después por una compañera que integraba el destacamento de patrullas”, indicó Granera.
La jefa policial agregó que la banda se hacía llamar “Yogui”, y Diógenes Trinidad Medina Martínez, quien en su momento fue investigado y procesado por el delito de robo con intimidación e intento de homicidio, purgando pena entre 2004 y 2006, y entre 2008 y 2016, era el líder de la banda.