10 de enero 2017
Si las elecciones de noviembre del 2016 fueron una farsa, por ser resultado de la negación de derechos electorales y de una gran abstención, significa que los candidatos ungidos como gobernantes este 10 de enero 2017 están marcados por la ilegitimidad. Por lo tanto, aquí no hubo una toma de posesión presidencial, sino la forzada continuidad de un espurio régimen y de su alianza con el gran capital. Y, como el gran capital local es subsidiario del gran capital internacional, esa continuidad significa también la desigualdad de la distribución de la riqueza y las limitaciones del ingreso social dentro de la red del atraso y la pobreza que nos aprisiona.
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Entonces, carece de todo interés saber quiénes llegaron como invitados a esa retoma de la continuidad y quiénes no quisieron venir a legitimar la farsa. Entre invitados y anfitriones, todo se redujo a las sonrisas falsas de la diplomacia tradicional. Algunos interesados en esta continuidad no necesitaron estar presentes para seguir teniendo presencia en nuestra economía, o para seguir identificados con la política del continuismo político. Entre ellos, figura uno de los más ricos del mundo, con una oscura relación con el gobierno y el Cosep: Carlos Slim Helú. Él ya les hizo su visita en el 2016, cuando lo creyó conveniente
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Es fácil imaginar que la presencia en Nicaragua de Carlos Slim (Salim en árabe), no fue solo una visita para vigilar el curso o la ampliación de sus negocios de telecomunicaciones en Nicaragua. Si meditamos un poco sobre la riqueza personal de este personaje (80 mil millones de dólares), se podría calcular lo diminuto de sus negocios en nuestro país, en comparación con otros de sus negocios, y no nos limitaríamos a suponer que por una simple visita iba a perder su valioso tiempo. Él solo vendría para crear condiciones políticas para una futura mayor inversión económica que le aporte ganancias, pero antes tenía que fortalecer su influencia en el gobierno y en la empresa privada a la vez. ¿Sería por el anzuelo del Canal interoceánico? Tal vez sí, por su avidez por los grandes negocio, pero si no le vio futuro, también tiene mosca para no caer en trampas comerciales.
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Según cálculos de Diego Enrique Osorno, autor de un libro sobre la biografía política de Slim, este puede ganar un millón de dólares por hora, como producto de sus negocios en todo el mundo, entre los que se cuentan cadenas de revistas, periódicos y televisión. Sus negocios con los medios de comunicación, incluyen cadena de librerías, acciones en el diario New York Times y el Grupo Prisa. Y quizás para él los de aquí sean negocios de menor cuantía, si se toma en cuenta sus vínculos e influencias en la vida política de México, donde no necesita ser presidente para mandar.
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Los asuntos políticos de poco carácter democrático han rodeado la vida de Slim. Su hermano mayor Pedro, ya fallecido, fue jefe de la Dirección Federal de Seguridad, durante varios gobiernos del PRI y en los peores días de la represión contra sus opositores, durante la llamada en México “guerra sucia”. Bashir Gemayel –primo hermano de su esposa—, llegó a ser presidente de Líbano en la década de l970, y fue asesinado semanas después. Su hermano Amin “lo remplazó y, en represalia, los seguidores falangistas de Gemayel asaltaron los campos de refugiados de Sabra y Chatila, y masacraron, según la Cruz Roja, a 2 mil 400 palestinos delante de las tropas israelíes que habían ocupado Líbano”. (“Slim, biografía política…”, página 97).
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Sería ingenuo creer que, teniendo Slim una innegable influencia sobre políticos y gobiernos mexicanos, más su experiencia en los negocios vinculados a gobiernos de países donde ha invertido, su visita a Nicaragua fue de puro placer. Difícil saber qué provecho pudo sacar durante su visita a Nicaragua, pero por lo menos abrió campo para futuros negocios; o tal vez para ganar influencia política sobre sus colegas menores nicaragüenses y en algo debió de haber contribuido a fortalecer la alianza del Cosep con el gobierno de Daniel Ortega (sin excluir a Carlos Pellas Chamorro, quien está muy por encima económicamente de los capitalistas del Cosep y de los neocapitalistas del orteguismo).
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Lo que sería insensato suponer, es que Slim vino a nuestro país sin ningún interés de por medio. Uno de los casos que menciona el autor del libro sobre la vida política de Slim, se le relaciona con la captura de los 18 mexicanos que entraron a Nicaragua en camionetas con logos de Televisa y portando 9.2 millones de dólares y cocaína. Como se recordará, se dijo entonces que la Policía Nacional de Nicaragua recibió un chivatazo por teléfono el 19 de agosto del 2012, alertando sobre la operación ilegal de esa banda mexicana, y el lunes siguiente estaban capturando a la banda en Las Manos. En México se dijo que la llamada fue de Slim para Ortega.
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Hubo mucha cosa oscura en torno a ese caso, comenzando con que la embajada de México lo guardó en secreto durante tres días. Luego, Daniel Ortega felicito a la Policía por su eficiencia, pero ya había dejado pasar 45 veces a la jefa de la banda, Raquel Alatorre, sin estorbarla. Ortega enredó más el caso asegurando que el éxito se había logrado, al develar el secreto de Televisa, lo que dejó sentada categóricamente la culpabilidad de este empresa sin haberse sido investigado el caso todavía. Esto produjo acusaciones y defensas de Televisa, que negó la propiedad de las camionetas, el dinero y los aparatos capturados.
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Durante ese lío, se especuló que lo de las camionetas y su cargamento era montaje de Slim para perjudicar a su competidora Televisa, y que la relación de Televisa con el gobierno de Enrique Peña Nieto, influyó para que la Procuraduría General de la República mexicana anunciara una investigación, cuyo resultado nunca se dio a conocer. Al final de cuentas, los 18 mexicanos fueron extraditados a su país, y encarcelados, sin que se aclarara nunca a qué organización servían. Según el autor del libro, las autoridades nunca le quisieron informar en qué cárcel estaban… si acaso están presos aún.
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Otro misterio en torno a la relación Televisa-Slim, es que siendo enemigos en los negocios de telecomunicaciones, Slim terminó siendo uno de los socios de Televisa. Pero si secretos y misterios hubo en este caso en México, en nuestro país, al menos quedó uno: de los 9.2 millones de dólares requisados a los mexicanos, solo se informó cuando Ortega decidió hacer su distribución al margen de lo que dice la ley sobre la forma y entre cuáles instituciones se debe distribuir el dinero que se requisa a los narcotraficantes. ¿Se acuerdan? ¿O piensan que son “novelas de misterio que escribió la realidad”?
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Ruperta y Ruperto:
- ¿Por qué Daniel haría tanto derroche de recursos y espectaculares muestras de fachadismo, Rupertó, si solo se trata del reestreno de una presidencia requeteusada durante tantos años?
- Es que, más que el reestreno de una presidencia de cuarta mano, Rupertá, la fiesta que hicieron fue para celebrar… ¡sus 38 años de gobernar desde abajo y desde arriba, más los cinco que vienen!
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