27 de diciembre 2016
La historia de la profesora Nilamar Alemán, encarcelada por casi dos meses y procesada por solidarizarse con una migrante haitiana y su bebé, bajo el cargo de "trata no intencional" de migrantes, fue otra de las noticias más impactantes en el 2016 y otra de las más destacadas de Confidencial, que le llamó "la maestra solidaria".
Alemán trató de ayudar a la madre y la bebé migrante a llegar a la frontera con Honduras en su ruta a Estados Unidos, como pretenden miles de migrantes de origen africano y haitiano varados desde principios de año en la frontera con Costa Rica, por el bloqueo impuesto por el gobierno del comandante Daniel Ortega.
Tras más de cuarenta días en prisión, la profesora originaria del municipio de San Juan del Sur, en Rivas, fue liberada el 30 de septiembre y reciba como heroína por sus familiares, amigos y vecinos. Un equipo de Confidencial y el programa de televisión Esta Semana, la visitó días después en su casa, donde insistió en un emotivo mensaje sobre la solidaridad y lamentó la actitud del gobierno de Daniel Ortega con los migrantes, a pesar de ser una militante del partido de gobierno. Así contó su historia:
"En el borde de la montaña de Peña Rota, en San Juan del Sur, vive Nilamar Alemán Mora, mejor conocida como la ‘profe’ solidaria. En el pedazo de tierra donde tiene su casa también habitan sus hijos, sobrinos y nietos. Entre las viviendas no hay muros que dividan el terreno. Aquí no hay límites, el verde del bosque seco adorna el paisaje y a lo lejos, el sonido del mar regala paz y tranquilidad.
“Aquí estamos, en la lucha, después de este calvario”, dice Nilamar al recibirnos en su casa. El calvario al que se refiere la docente tiene que ver con los 46 días que estuvo apresada en las celdas de la Policía de Ocotal, en Nueva Segovia, luego de haber sido detenida el 13 de agosto, cuando acompañaba a Naomi y Francisca, madre e hija, migrantes que habían estado varadas en Costa Rica.
Las autoridades la acusaron en primera instancia de ‘tráfico de migrantes’, sin embargo, el veinte de septiembre, se le culpó de ‘tráfico imprudente de personas’, cuya pena máxima es de cinco años y la mínima, de tres. La docente finalmente salió libre el treinta del mismo mes, tras una suspensión de pena y la presión que hizo el pueblo de San Juan del Sur pidiendo su libertad.
Docente desde los ochenta
Nilamar nació en Moyogalpa, en la Isla de Ometepe el 29 de enero de 1962. A los 18 años, se enlistó en la cruzada de alfabetización que realizó el Frente Sandinista, luego de la victoria de la revolución.
“Después de la cruzada, yo no quería ser una maestra empírica, así que fui a la Escuela Normal en Managua, para obtener mi título de maestra de educación básica. No me quedé tranquila y luego fui a la UNAN a estudiar Ciencias Sociales. Es que yo quería dar una educación de calidad, sentía que le debía algo a mi pueblo, de una forma debía ayudar”, relata la maestra.
Nilamar Alemán se destacó en los colegios en los que trabajó. Impartió clases en el Doris María, instituto del Ejército Nacional en aquellos tiempos. También laboró en el Latinoamericano y en el Rigoberto López Pérez. Esta maestra se llena de orgullo al contar que algunos de sus alumnos fueron dos de los nietos del presidente Daniel Ortega, la hija de Jaime Wheelock Román y el hijo de Humberto Ortega.
“Y de muchos otros muchachos que me van a ver en la televisión. Yo sembré un grano de arena en la vida de todos ellos, porque siempre he sido respetuosa de los principios como la puntualidad, la responsabilidad, la recompensa que tiene el ser humano al hacer su trabajo bien, porque si no lo hago bien voy en contra de los principios religiosos también”, afirma la docente.
La profesora, además de impartir clases, de forma paralela desarrolló una larga trayectoria sandinista. “He estado con este gobierno durante todo este tiempo, desde 1980, he pertenecido al tendido político del Frente Sandinista y conozco tantas cosas de mi partido”, dice mientras recuerda la dedicación con la que trabajó en su momento para el partido gobernante.
“No existen fronteras”
Los problemas de Nilamar Alemán con las autoridades comenzaron cuando la política oficial estableció un muro militar para impedir el paso de los migrantes que intentan cruzar Nicaragua para llegar hasta Estados Unidos.
“Yo soy de la política de fronteras abiertas”, afirma Nilamar, quien preparaba para la celebración del Día de la Raza en Nicaragua un acto cuyo tema fuera la lucha de la resistencia indígena negra y popular. “Yo me siento orgullosa de tener muchos rasgos indígenas, porque uno de mis ancestros fue el Cacique Aguirre, de la Isla de Ometepe. He estudiado tanto las ciencias sociales, que he conocido la lucha que tuvieron mis ancestros para sobrevivir en el colonialismo y yo soy maestra y estoy en contra de todos los atropellos que se le hacen al ser humano”, agrega.
El 28 de julio la docente fue sorprendida en su casa por la presencia de Naomi y Francisca, madre e hija migrantes. Ese día Alemán despertó a las cuatro de la madrugada a preparar buñuelos que vendería a los alumnos de colegio Emmanuel Mongalo y Rubio, de la ciudad de San Juan del Sur.
“En el baño estaba la negrita, casi me muero de un susto y ella (Naomi) me entregó en mis manos a la niña enferma. No soy médico, pero puedo considerar que tenía neumonía, una niña que venía con su ropita mojada, porque tenía cuatro noches de dormir en la montaña de Peña Rota. No tengo culpa de vivir contiguo a esta montaña, zona vulnerable del tránsito de migrantes, yo nunca he sido coyote, nunca he hecho antes algo que vaya en contra de mis principios, porque respeto las leyes, pero la situación llegó a mis manos, llegó ahí a mi casa, y no podía negarme a proteger a esta niña”, relata la profesora un tanto emocionada.
Naomi supuestamente es originaria de Haití, aunque en un principio se dijo que era congoleña. Sin embargo, durante la fiebre del Mundial Brasil 2014, ella y su esposo emigraron a trabajar en la construcción de estadios para la cita futbolística. En ese país nació Francisca, según el relato de la maestra Alemán.
Dado la falta de documentos de muchos migrantes, se hace difícil para las autoridades migratorias de Costa Rica determinar la nacionalidad de los miles de migrantes que están varados en la frontera.
La situación de Naomi, Francisca y su esposo se tornó difícil. Después del Mundial, el trabajo fue disminuyendo y las personas que tenían trabajo, pero no eran brasileños, fueron despedidas. Su familia, que está en Estados Unidos, le envió dinero para que viajaran hasta el país del norte. En el camino fue abandonada por coyotes en la playa de Peña Rota, donde habita Nilamar.
-Cuando ella vino a su casa, ¿qué le pidió?
– Que le ayudara con su niña a que no muriera. La nebulicé, tenía fiebre y más de doscientos piquetes de mosquito de la montaña. No podía poner un corazón de piedra y decirle que se fuera y entregarla a las autoridades, porque las autoridades lo qué hacen es llevarla nuevamente a un refugio- cuenta la maestra.
Naomi y su hija pasaron 17 días en la casa de Nilamar. La docente afirma que durante ese tiempo se sintió presionada, pues no sabía en qué momento las autoridades podrían llegar a su casa. “Yo le dije que se quedara un tiempo mientras las cosas se calmaban”, dice la profesora, quien agrega que “ella decía que no quería causarme problemas; entonces yo le dije que la iba a acompañar en su viaje hacia Honduras, por la niña y su seguridad. Yo me fui a meter a las tapas del lobo”.
46 días en prisión
Nilamar, Naomi y Francisca, fueron detenidas por la Policía Nacional el 13 de agosto. El delator, según Alemán, fue el chofer del autobús Santa Gema, en el que viajaban.
En la acusación del Ministerio Público, Nilamar Alemán fue señalada como una criminal, traficante de personas. Con el delito agravado de falsificación de documentos, pues presuntamente le facilitó una cédula a Naomi. No obstante, la profesora siempre rechazó los cargos.
“Naomi andaba cédula, yo me di cuenta cómo la consiguió hasta que ella dio una declaración en Ocotal. Ella dijo en su declaración que la compró en 600 dólares al coyote que la trajo de Costa Rica. Yo en ningún momento he dado cédula”, explica la profesora.
La docente estuvo detenida durante 46 días en una prisión de Ocotal. La primera semana sufrió de constantes dolores de cabeza que fueron causados por la ausencia de sus anteojos.
“La presión se me disparó, porque esas celdas tienen unas paredes tan unidas. Sentía que no podía leer, se me quitó el hambre, pero siempre el señor me dio la fortaleza para estar en esa situación tan tétrica, donde no hay en qué sentarse, el techo y el piso son de cementos, ahí supe que el cemento quema la piel, me nacieron costras”, relata Nilamar.
La profesora fue procesada a puertas cerradas y el veinte de septiembre fue declarada culpable por el cargo de Tráfico Imprudente de Personas. Su pena de cinco o tres años iba a ser conocida el cinco de octubre.
Nilamar Alemán considera que su proceso judicial fue una trampa y que la fiscalía intentó hacerle daño. La docente narra que al precio que fuera, las autoridades querían que ella declarara sobre una red de tráfico de migrantes que nunca existió.
“Como vas a creer que un libro que se llama ‘El último de los coyotes’, de un autor norteamericano, fuera considerado como prueba. Observé en mi investigador, que se llama Ulises, las intenciones de hacerme daño, incluso él decía que una tarjeta Tuc era prueba, él dijo de que mi carné de militante era prueba, mi carné de seguro social era prueba, andar 70 dólares era prueba, 500 córdobas era la prueba del cobro que había hecho”, comenta Alemán.
Un gran recibimiento
El treinta de septiembre Nilamar recibió, de forma sorpresiva, la noticia de la suspensión de pena. Según su abogado, el juez tomó la decisión debido a que ella no poseía antecedentes penales y porque había recibido la pena mínima, de tres años de prisión.
-¿Usted negocia con el juez o el gobierno su salida?
-Yo no, yo estoy encarcelada, pero el pueblo de San Juan del Sur sabe lo que esta profesora ha hecho por este pueblo.
-¿Y entonces quién negocia su salida?
– El pueblo de San Juan negoció mi salida, con sus marchas. Con sus marchas. Todos los días, en un periodo electoral, no es conveniente una marcha, en un lanzamiento de campaña.
A la media noche del sábado el pueblo de San Juan del Sur se desbordó para recibir en la plaza de la iglesia a la profesora solidaria. Se calcularon más de 3000 personas en la concentración.
“En un momento me daba pena y decía que me iba a ir a Costa Rica, pero la noche que yo vengo a mi pueblo, ellos no tenían sueño, se movilizaron con sus propios recursos; agradezco a todos los que lideraron las marchas, a mi familia y a los que creyeron que yo no soy coyote”, expresa la docente, quien luego de tan magno recibimiento, considera que el gobierno del Comandante Ortega es “fariseo”.
“El término fariseo es un término bíblico. Me dicen que (el gobierno) es cristiano, y que uno de los pilares del cristianismo es la solidaridad. Luego hay una libreta de amor hacia los más chiquitos, yo la tengo, y dice que debemos de proteger a los niños, pero luego por haber protegido a Francisca me detienen y es de fariseos eso. El fariseo quién es, aquel que sabiendo que en su conciencia te llama que hagas el bien y no lo hagas. Por eso dije el termino fariseo”, analiza Nilamar.
-Usted ha sido leal al Frente Sandinista, ¿cómo se siente después de haber pasado todos estos 46 días de calvario?
– No hay gobierno perfecto en principio, tengo que pensar, estoy ahorita en formación.
-¿Qué pasaría si viene aquí otra Naomi con una Francisca en sus brazos, qué haría usted?
-Sería más cuidadosa, en cuánto al actuar, pero no dejaría de ser religiosa y tampoco voy a rechazar los principios fundamentales en mi vida que los he conservado durante 54 años.
Lo que ahora atormenta a Alemán es su futuro como maestra, la profesión a la que le ha dado gran parte de su vida.
“No estoy segura si voy a seguir siendo maestra, porque hoy me fui al Ministerio de Educación, me pusieron muchas trabas, me están pidiendo la resolución del juez. De mi salario guardaron silencio, a pesar de que había trabajado 20 días. Tengo todavía mis manos buenas, aunque sea lavando trastes en un restaurante, pero de hambre no me voy a morir”, concluye la docente".