22 de diciembre 2016
En la Nicaragua gobernada por el comandante Daniel Ortega la mayoría de la población tiene miedo a expresar libremente sus opiniones políticas, además de considerar que en el país hay “muy poca”libertad de prensa y de expresión, revela la llamada encuesta LAPOP del Barómetro de las Américas para Nicaragua.
El sondeo -que analiza la cultura política de los nicaragüenses- muestra que el 55% de los encuestados cree que hay poca libertad en el país para expresar las opiniones políticas, mientras que un 63% opina que “hay que cuidarse al hablar de política aún entre los amigos”, un porcentaje que aumentó respecto al mismo sondeo realizado en 2014, cuando un 55% de los encuestados expresaron la misma opinión.
La encuesta LAPOP es un estudio elaborado por la Universidad de Vanderbilt realizado entre el 13 de septiembre y el 19 de octubre pasados, antes de los comicios del 6 de noviembre en los que Ortega fue reelegido para su cuarto mandato y tercero consecutivo. Para esta encuesta se entrevistaron a 1650 nicaragüenses.
Más de la mitad de estos afirman, además, que la libertad de expresión en los medios de comunicación del país ha disminuido y un 79% considera importante que los medios sean autónomos o independientes.
La encuesta muestra que los medios de comunicación son la institución que más confianza genera entre los nicaragüenses, con un 69% de opiniones favorables, incluso por encima de otras instituciones bien valoradas como el Ejército Nacional o la figura del presidente.
La abstención y la no reelección
Los resultados de la encuesta en relación a la participación política de los nicaragüenses en las elecciones presidenciales coinciden con los resultados de los comicios del seis de noviembre, en los que -según los datos oficiales presentados por el Consejo Supremo Electoral y comparados con el padrón total del electorado- el nivel de abstención superó el 50%. El sondeo revela que el 35% dijo que no votaría en las elecciones presidenciales, mientras que un 15% lo haría en blanco, lo que representa al 50% de la población. Según la misma encuesta, el 44% votaría por Ortega y 7% lo haría por otros partidos.
Sin embargo, los resultados oficiales presentados por las autoridades del Tribunal Electoral muestran que Ortega, con su esposa Rosario Murillo como candidata a vicepresidente, resultó electo con un el 71,5 % de los votos y una abstención en 31,8 % con base en un padrón de 3,8 millones de votantes.
Asimismo, el estudio indica que un 53 % de los nicaragüenses piensa que no debe haber reelección indefinida en Nicaragua.
“Lo que tenemos es una opinión pública dividida prácticamente por la mitad: 53 % no está de acuerdo con la reelección indefinida y 47 % si está de acuerdo”, dijo durante la presentación de la encuesta el profesor de la universidad Internacional de Florida (FIU), José Miguel Cruz.
En su mayoría, los que están de acuerdo con la reelección indefinida son los que tienen menos educación (61 %) y las mujeres (53 %), según el estudio.
Satisfechos con la democracia
La encuesta revela contradicciones en las opiniones de los nicaragüenses en relación a la democracia. Sin bien un 62 % de los encuestados dijo estar satisfecho con el funcionamiento de la democracia en el país, también aumenta el porcentaje de nicaragüenses que justifica la no obediencia de las leyes por parte del presidente cuando el pueblo lo requiere. Hay más nicaragüenses -establece la encuesta-, un 44%, dispuestos a renunciar a las reglas del juego democrático.
“Para muchos nicaragüenses lo importante es la capacidad que tenga el gobierno para proveer, distribuir ayuda, especialmente entre los sectores más necesitados de la población”, explica el politólogo José Miguel Cruz. “Para ellos -continúa el catedrático- el tema de las reglas, de las leyes, no ha calado tanto como parte del juego democrático y, por lo tanto, muchas veces dicen: ‘a mí no me importa si el presidente sigue o no sigue las leyes o las reglas mientras pueda ayudar a la población”.
La satisfacción con la democracia contrasta con el sistema político del país, en el que no hay elecciones libres, no se permite a la oposición participar en los comicios, los diputados electos por el pueblo son destituidos, no hay observación electoral y las instituciones democráticas han sido desmanteladas por el presidente Ortega, que ha impuesto un gobierno autocrático con una voz de mando familiar.
“En Nicaragua se ha venido construyendo a lo largo del tiempo un sistema de valores democráticos que se expresan en el sentido de que la gente entiende y prefiere la democracia como el mejor tipo de régimen político, pero a la vez la gente tiene valoraciones críticas en relación con el desempeño de la democracia, porque es un concepto que todavía no tiene mucha sustancia en el país: la gente lo entiende muy relacionado con situaciones muy específica, como si la democracia es capaz de resolver los problemas económicos o las condiciones de vida”, explica la socióloga Elvira Cuadra, quien participó en la presentación de los hallazgos de la encuesta, en Managua. “Entonces lo que hay son tensiones: la gente prefiere a la democracia como régimen político, pero hay una valoración crítica de su desempeño”, agrega Cuadra, entrevistada en el programa Esta Noche.
José Miguel Cruz, académico de la Universidad Internacional de Florida, explicó que la mayoría de los nicaragüenses relacionan la democracia con un sistema clientelista, en el que esperan que un gobernante resuelva problemas personales como los de índole económico. “En ciencias políticas la democracia se entiende como la capacidad del pueblo de elegir a sus gobernantes, con libertades o ciertos tipos de derechos, pero para muchos de los ciudadanos (de Nicaragua), pero sobre todo para aquellos que viven en condiciones de desventajas, democracia muchas veces se refiere a la capacidad de un régimen de poder distribuir o proveer”, explica el académico.
“Entonces -agrega- su idea de democracia y de que esta está funcionando está basada en la medida en que ese régimen, gobierno o sistema pueda darles lo que ellos necesitan. De tal manera que aquellos que viven en condiciones de menos ventajas, cuando se les pregunta si para ellos está funcionando la democracia, dicen que sí porque reciben ayuda del gobierno, porque se benefician de programas gubernamentales. Las opiniones tienen que ver con la educación de las personas y con qué tanto están informados sobre sus propios derechos como ciudadanos”, agrega.
El sondeo también revela que los nicaragüenses más jóvenes son los que menos apoyan la democracia.“Se refiere a un grupo de jóvenes que todavía tiene en curso un proceso de maduración política, tiene que ver en qué tan elaborado está su pensamiento político, sus ideas, concepciones y definiciones en relación con la democracia y la política. Son jóvenes que, además, todavía son muy dependientes, por lo que sus oportunidades de acceso a diferentes formas de inserción social como la escuela, el trabajo, el consumo está todavía muy limitado. Entonces, en la medida en que tienen esas restricciones, su valoración crítica de la democracia es más baja”, explica la socióloga Cuadra.
Elvira agrega, sin embargo, que las nuevas generaciones en Nicaragua están buscando su propia forma de participación política, así como crean prácticas políticas nuevas y construyen sus propios liderazgos sociales.
Respaldo a la gestión de Ortega
De acuerdo al estudio difundido este martes, un 20% de los encuestados calificó de “muy buena”la gestión de Ortega y un 44 % de buena. Un 7% calificó de “muy mala”o “mala”la gestión del presidente, en el poder desde enero de 2007, un 28 % ni buena ni mala, y un 1% no opinó.
El estudio también refleja que la mayoría de los nicaragüenses, un 67 %, ven la economía como el principal problema que enfrenta el país.“Los nicaragüenses evalúan la situación económica como lo más urgente para ellos. Cuando les preguntamos sobre su situación económica personal, los datos muestran que la mayoría dice que las cosas están igual, que no han cambiado y han aumentado un poco aquellos que dicen que su situación económica personal ha mejorado. Ese aumento lo que muestra es cierta estabilidad en el orden económico”, comenta Cruz. Adicionalmente, la encuesta revela un alto grado de satisfacción con la situación de la seguridad ciudadana en el país, como otro de los pilares del apoyo al régimen político.
El sondeo se realizó con una muestra de 1.560 personas mayores de 16 años, en los 15 departamentos y dos regiones autónomas de este país, y tiene un margen de error de 2,5 % y un nivel de confianza de 95 %, de acuerdo con la ficha técnica.
(Con información de EFE).