Pruebas extensas de fraude electoral marcaron la tercera victoria consecutiva de Daniel Ortega en las elecciones presidenciales nicaragüenses del 6 de noviembre. Ante el control aplastante de Daniel Ortega en la política nacional, una organización indígena costeña transformada en partido político, Yatama, ha surgido como un fuerte partido de oposición. Yatama ha forjado una resistencia autónoma frente al régimen del FSLN, carente de vínculos con los oponentes tradicionales de Ortega provenientes de la élite y la derecha nicaragüenses.
Daniel Ortega ha presidido sobre Nicaragua en cuatro ocasiones –resultando ganador en las elecciones de 1984, 2006, 2011 y finalmente 2016 tras abolir los límites a la reelección en 2014. En tanto Ortega consolida su poder político, su otrora celebrado compromiso con los derechos humanos y sociales se ha desmoronado. En cambio, parece empeñado en crear una nueva dinastía política familiar en Nicaragua.
En las elecciones de este año, Ortega se presentó efectivamente como candidato único, con su esposa, la enormemente popular Rosario “Chayo” Murillo, como candidata a la vicepresidencia. Los hijos e hijas de Ortega ocupan altos cargos en el gobierno central, y muchos analistas creen que Murillo se lanzará a la presidencia en el 2021.
Sectores críticos del gobierno han denunciado la elección como una farsa, pues Ortega rechazó la participación de observadores internacionales independientes. Como respuesta ante las supuestas irregularidades electorales, la Cámara de Representantes de EE.UU. recientemente aprobó de manera unánime el llamado Nica Act, que, de ser aprobada por el Senado estadounidense, retendría la mayor parte de los fondos de asistencia dirigidos a Nicaragua.
Los nicaragüenses reaccionaron a la manipulación del proceso democrático por medio del abstencionismo. El Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos documentó altas tasas de abstención electoral, con una participación de únicamente el 32% de los electores habilitados. El Consejo Supremo Electoral (CSE), por el contrario, reportó un 68.2% de participación. Róger Arteaga, presidente de la ONG nicaragüense “Hagamos Democracia”, llamó a lo hecho por el CSE una “farsa de que fuimos a votar”.
El itinerario de Yatama
El líder del partido Yatama es uno de sus fundadores, Brooklyn Rivera, que ha fungido como líder político miskito por más de 35 años. El partido se fundó en 1987.
Los seguidores de Rivera y Ortega se encontraron por primera vez en el campo de batalla en los años ochenta, cuando los miskitos exigieron una mayor autonomía regional y acabaron uniéndose a las fuerzas de la contrarrevolución. En 1987, los miskitos alzados llegaron a un acuerdo con el gobierno sandinista que estableció la autonomía regional, formando las dos Regiones Autónomas del Caribe Sur y el Caribe Norte de Nicaragua.
En el año 2006, Yatama y el FSLN firmaron un pacto electoral con el cual Rivera resultó electo como diputado nacional y presidente del Comité de Asuntos de los Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y Regímenes Autonómicos de la Asamblea Nacional nicaragüense. Rivera rompió el pacto en marzo de 2014, acusando al gobierno de haber cometido fraude electoral en las elecciones regionales de ese año.
Rivera permaneció en la Asamblea Nacional pero se unió al movimiento por el “saneamiento”, uno de cuyos propósitos es prevenir que colonos mestizos se asienten en tierras declaradas de propiedad afro indígena. Desatendiendo a la Ley de Autonomía (Ley 28) de 1987 y la Ley de Propiedad Comunal (Ley 445), grupos de colonos han invadido los bosques tropicales de la Mosquitia y ahora ocupan aproximadamente la mitad de la región.
Numerosos episodios de violencia entre colonos y miskitu han ocurrido cerca del Río Coco, la frontera internacional entre Nicaragua y Honduras. Tras los enfrentamientos ocurridos en septiembre del 2015 en los territorios miskitos nororientales de Wangki Twi-Tasba Raya y Li Aubra, el jefe de bancada del FSLN acusó a Rivera de traficar con tierras indígenas. Rivera fue desaforado de la Asamblea Nacional y perdió la inmunidad política.
Este intento del FSLN por criminalizar a Rivera y de volver a su pueblo contra él fracasó miserablemente. El pueblo miskito se unificó, fortaleciendo a Yatama e incitando a Rivera a lanzarse como candidato a diputado a regional en las elecciones generales del 2016. Grupos indígenas (miskitos, mayangna y rama) y de otras etnias (creoles y garífunas afrodescendientes y algunos mestizos oriundos de la Costa Atlántica) lo acuerparon a él y al partido de Yatama. Gran parte del apoyo provino del movimiento por el saneamiento y los opositores al proyecto del canal interocéanico.
“Hay serias dudas sobre la transparencia, la limpieza y la pureza de este proceso [electoral]”, asegura Rivera, quien explica que Yatama pasó meses comprobando las listas de electores habilitados para votar, un rol que normalmente cumplen las instituciones estatales. No obstante, Yatama llegó a la elección con la esperanza de que dos o tres de sus cinco candidatos a diputados – tres en el Caribe Norte y dos en el Sur – ganaran cargos en la Asamblea Nacional.
Las protestas en Bilwi
El 2 de noviembre, Yatama organizó una “Gran Marcha Final” en la ciudad costeña de Puerto Cabezas-Bilwi. Más de 10.000 partidarios, hombres y mujeres de todas las edades, salieron a las calles y paralizaron la ciudad. Álvaro Rivas, editor de la Revista Wani, aseguró: “La Costa tuvo la única marcha de oposición al FSLN de todo el país… Cualquier partido en Managua estaría orgulloso de convocar a este número de personas”.
En la víspera de la elección, Rivera portaba su credencial oficial de candidato a diputado como un talismán alrededor del cuello, en lo que respondía a innumerables mensajes que le llegaban a su smartphone marca Samsung. Cuando por fin Rivera ganó la diputación a la que aspiraba, la página de Facebook de Yatama (Yatama Aslatakanka) explotó con mensajes de entusiasmo. Sammy Allen, un líder de la juventud miskitu radicado en Panamá, escribió: “Rivera desafió al gran poder de la pareja dinástica Ortega-Murillo y ganó… Ahora reingresa a la Asamblea por la puerta grande”.
Yatama había organizado una marcha de celebración para el día después de la elección. Sin embargo, el CSE se rehusó a publicar los resultados correspondientes a la Costa Atlántica y envió las papeletas a Managua para realizar un recuento al margen de los observadores de Yatama. Los líderes partidarios temieron que el FSLN cometiera fraude, tal como había sucedido en las elecciones regionales del 2014. La marcha de Yatama evolucionó espontáneamente y la celebración se transformó en protesta. El principal diario de Nicaragua, La Prensa, informó la semana siguiente que el CSE había quebrantado la ley electoral cuando se negó a anunciar los resultados correspondientes a la RACCN, a la vez que anunció los resultados para el resto del país.
La marcha de Yatama comenzó de manera pacífica, pero los manifestantes, que caminaban desarmados, se toparon con miembros de la Juventud Sandinista lanzando fuegos artificiales caseros y oficiales de la policía equipados con armaduras antimotines. Un grupo de manifestantes reaccionó tirando piedras, a lo que la policía respondió con balas de hule y gases lacrimógenos. Cerca del atardecer, seguidores de Yatama rebasaron a la policía, que se replegó a la estación policial. Un grupo de hombres miskitos indignados tomaron la Casa de Gobierno y destruyeron computadoras y otros equipos de oficina. Poco después, jóvenes miskitos asaltaron y saquearon varias tiendas propiedad de seguidores del FSLN.
Al día siguiente, el gobierno central ordenó el despliegue por vía aérea de 100 oficiales antimotines de Managua, y Puerto Cabezas-Bilwi se militarizó de la noche a la mañana. Bilwi Stereo, la estación radial sandinista del Atlántico Norte, culpó a académicos extranjeros que realizaban estudios sobre las elecciones (incluso a nosotros mismos) por la violencia del día anterior, acusándonos además de financiar al partido indígena. La Ley de Seguridad Soberana aprobada en diciembre del 2015 había dado potestad al gobierno de arrestar, detener y expulsar a extranjeros considerados como amenazas para el Estado. Al menos 24 extranjeros han sido expulsados del país. Algunos han sido detenidos sin acusación formal alguna ni el derecho de notificar a sus consulados ni a sus familias.
Estos actos de intimidación acentúan el giro autoritario del gobierno sandinista. Acusar a investigadores extranjeros de perturbar la paz niega la capacidad de acción de YATAMA y desestima su habilidad para organizarse. Igualmente, estos actos ponen en duda el futuro de la autonomía regional. “Es una gran vergüenza hablar de autonomía en este momento”, señaló Rivera, quien aseguró estar preocupado de que la región pierda su estatus de autonomía.
Anomalías electorales
Los líderes de Yatama, bajo el liderazgo del director de campaña Saturnino Villareal, han publicado una denuncia pública acusando al FSLN de cometer diversas irregularidades para afectar el resultado electoral: la denegación de cédulas de identidad a seguidores de Yatama, la eliminación de sus nombres del padrón electoral o su inscripción en juntas receptoras de votos lejanas, así como el soborno de numerosos electores para que votaran a favor del FSLN. Según Yatama, el FSLN contó con “maletines llenos de dinero” de hasta 7 millones de córdobas para la compra de votos.
Adicionalmente, Yatama acusa al FSLN de hostigar a los fiscales representantes de Yatama en las juntas receptoras, permitir a sus seguidores a votar en múltiples ocasiones y obligar a los empleados públicos a llevar a partidarios del FSLN a los puestos de votación. “Hay tantas pruebas de que el partido en el poder lo controla todo”, dice Nancy Elizabeth Henríquez, presidente y representante legal de Yatama. Su afirmación resultó ser verdadera. Después de que el CSE trasportara las papeletas a Managua con el supuesto afán de realizar un recuento, el diario oficial La Gaceta y la página web oficial del CSE publicaron resultados inconsistentes. El CSE duplicó los votos que favorecieron al FSLN en la RAAN y la RAAS.
Consecuente con el sistema electoral de representación proporcional, el CSE declaró al FSLN ganador de tres diputaciones (dos en la RAAN y una en la RAAS), mientras que Yatama y el PLC ganaron un curul cada uno. Rivera ganó la única diputación adjudicada a Yatama, con Nancy Elizabeth Henríquez como diputada alterna. Un miembro de Yatama sospecha que el CSE únicamente permitió la elección del renombrado Rivera para evitar que sus seguidores “incendiaran Bilwi y la dejaran en cenizas”. En total, 71 de los 92 diputados en el próximo término legislativo serán del FSLN.
Medios nicaragüenses han escrito ampliamente sobre las acusaciones contra el CSE. En el diario La Prensa, José Antionio Peraza escribe: “con la duplicación del voto, el FSLN claramente le ha robado una diputación a Yatama… estas acciones fraudulentas por parte del FSLN no son ninguna novedad”. Después de las elecciones del 2011, la Organización de Estados Americanos (OEA) urgió al CSE a someterse a importantes reformas.
Al margen de estas maniobras electorales, el partido sandinista liderado por Daniel Ortega cuenta con más del 50% del apoyo popular. Amplios programas sociales en los sectores de la educación y la salud han contribuido a su popularidad, y la oposición tanto de izquierda como de derecha permanece fragmentada e incapaz de montar una campaña eficaz en su contra.
La manipulación de las elecciones de noviembre es un golpe claro a la democracia nicaragüense. Brooklyn Rivera se apresta a asumir su curul en la Asamblea Nacional y la relación entre los partidarios de Yatama y el FSLN en la Costa Atlántica se ha tranquilizado. Sin embargo, Yatama continúa rechazando los resultados oficiales y Puerto Cabezas-Bilwi continúa bajo la vigilancia de policías antimotines. A pesar de los intentos del FSLN de silenciar a los habitantes indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe, la fortaleza electoral de Yatama y su capacidad de convocatoria en meses recientes muestran que su apoyo entre las bases continúa creciendo.
*La versión original de este artículo en inglés se publicó en coautoría con Brett Spencer en la revista NACLA (North American Congress on Latin America) y se reproduce con autorización de los autores