4 de diciembre 2016
Fidel era un estudioso. Multidisciplinario. Curioso empedernido. Privilegiaba en sus estudios a las Ciencias Sociales y de manera especial a la Historia, al Periodismo y a las Ciencias del Lenguaje. Precursor del audiolibro en Historia Mundial y particularmente de América Latina.
Sus discursos, algunos largos, son lecciones ante públicos diversos. Unos ante científicos, militantes de partido, líderes mundiales, periodistas de todo el mundo, y otros, ante los diferentes sectores del pueblo cubano o de los países que visitó en su larga estadía como dirigente político.
Gustaba de la conversación y en algunos casos, las mismas fueron convertidas en libros, tal es el caso de Un grano de maíz con Tomás Borge o Cien horas con Fidel con Ignacio Ramonet.
Lector incansable de cuanto texto cayera en sus manos, estudioso de la realidad internacional, del dato estadístico, númerico, de los avances de la ciencia, del desarrollo científico-técnico.
La sistematización de sus lecturas y el conocimiento empírico de la realidad mundial a través de las conversaciones de las diferentes corrientes de la izquierda en América Latina y del mundo lo convirtieron en un erudito sobre la situación de América Latina y su posición en el mundo.
Este hecho aunado con su capacidad de informar y ser informado le permitió el dominio de la argumentación y la contraargumentación en la cual era un maestro. Su pensamiento geoestratégico y su visión prospectiva así como el dominio del lenguaje hablado refrendado con datos, obligaba a escucharle.
Lo conocí en sus dos etapas: Hablando y en silencio. Cuando decidió escuchar a los otros se volvió más reflexivo y por ello, cuando interactuaba su pensamiento era contundente.
Su palabra era firme, clara, diáfana tanto la escrita como la oral. Apasionado de su verdad, de la verdad histórica de los pueblos de América Latina y de los países No alineados.
Cobra importancia su labor ideológica y las constantes discusiones con los líderes y con lo más preclaro del periodismo mundial y latinoamericano al igual que con los escritores y creadores de las diferentes Bellas Artes.
Con memoria de largo y corto plazo y con capacidad de análisis estratégico y de relacionar los hechos y acciones tanto de los líderes como de las naciones en la arena mundial.
Hacía gala de la metodología jurídica para exponer hallazgos en las apreciaciones y noticias difundidas por la empresas noticiosas de Estados Unidos y del mundo.
Abogaba por un periodismo especializado , crítico, científico e investigativo. Un periodismo de precisión para develar verdades.
Es debido a su trabajo en la toma de decisiones para incidir en la liberación de los pueblos tanto de América Latina como de Africa que hoy se observa el reconocimiento de la Revolución Cubana y de su líder. El estudio de la historia de América Latina y de la descolonización ocurrida en la década del 70, obliga a profundizar en la Revolución Cubana.
El estudio de la obra de Castro, de sus aciertos y desaciertos, de su palabra tanto escrita como hablada permitirá conocer la historia de América Latina y de su época. Fue amado y odiado, pero nunca demeritado.
Sean estas palabras un reconocimento al periodismo cubano que hoy se encuentra de duelo por la pérdida de uno de los militantes del periodismo combatiente y comprometido, como lo fue Fidel, quien ejerció la profesión de manera continua y constante.