7 de septiembre 2016
Que el Periodismo está de capa caída, ni dudarlo, lo vemos en la telebasura, en las abominables notas rojas de los medios de comunicación irresponsables, también en la banalización de la realidad, en el paisaje bonito y evasivo del espectáculo prefabricado que pintan las grandes corporaciones y organizaciones partidarias que se han apropiado de periódicos, canales de televisión, radios y cibermedios, pero la buena práctica, la magnífica práctica periodística, sobre todo la de investigar y revelar lo que otros quieren ocultar, sobrevive con esplendor en todo el mundo y sigue contribuyendo a la lucha por una sociedad con justicia y libertad.
Gabriel García Márquez lamentaba la desaparición de las escuelas de periodismo, lo que también ha ocurrido en Nicaragua, donde las necesidades informativas de la sociedad son sepultadas por los intereses de un mercado que sobre todo demanda comunicadores empresariales e institucionales y no periodistas.
En el renovado pénsum que sirve el Departamento de Comunicación de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA), afortunadamente sobreviven algunos importantes contenidos periodísticos como las materias acerca de los géneros informativos y opinativos, que ofrecen valiosos e insustituibles formatos a diversas formas de comunicación como las Relaciones Públicas y la Publicidad, entre ellos el género básico, el más humilde y sencillo: la nota informativa.
La nota periodística y su estructura de pirámide invertida, es una poderosa herramienta para comunicar de modo rápido, directo y claro lo más importante de un hecho y sus expresiones secundarias de una manera jerarquizada, es decir, es eficiente y efectiva. Decía Ryszard Kapuscinski, que es fría y seca, y la colombiana Ana María Miralles, que es una camisa de fuerza, y ambos tienen razón, en el primer caso porque no tiene el encanto y la pasión de la crónica –pero se puede escribir como tal—y en el segundo, porque sujeta al periodista a un marco implacable a cambio de un orden riguroso.
Los relacionistas públicos jamás serán periodistas porque su misión no es ofrecer el mayor acercamiento posible a la realidad de los hechos mediante la investigación responsable y el concurso de fuentes pertinentes, sino servir una visión unilateral y conveniente, la de la dirección superior de una empresa o institución, pero el periodismo les presta el género nota informativa para que comuniquen con eficiencia lo que quieren transmitir.
¿Cuál es el encanto de la nota informativa que ayuda a los relacionistas públicos a hacer su trabajo? Reside en varios aspectos, siendo el principal, que comunica en la primera línea del primer párrafo lo más importante que se quiere decir –comunica de inmediato-- y además, ahí mismo se responden al menos cuatro de las cinco o seis preguntas que hay que hacerse para conocer la naturaleza de un hecho, es decir, su esencia, o la esencia de lo que se quiere decir. Y esto es válido tanto para el periodismo como para cualquier disciplina relacionada con la comunicación. Lo que cambia es el contenido.
La técnica de la pirámide invertida de la nota informativa es indispensable para producir notas de prensa y comunicados empresariales e institucionales así como cápsulas informativas a transmitir en medios impresos, televisivos, radiales y cibermedios, incluyendo redes sociales como YouTube, Twitter y Facebook; para hacer informes y reportes de trabajo, así como presentaciones en Prezi, Power Point u otros programas; y para elaborar volantes, plegables y afiches, actas y ayudas-memorias de reuniones, por ejemplo.
Muchos diarios en el mundo están ofreciendo sus notas informativas bajo otra estructura, una que es muy diferente a la de la pirámide invertida, y que va más con las preferencias de Riszard Kapucinsky, porque tiene un toque personal, implica creatividad y genera múltiples emociones, y a la cual yo también me apunto: se trata de la nota escrita como crónica. Esto ha ocurrido y sigue sucediendo por la ingente necesidad de los periódicos de competir con los medios audiovisuales por medio de las imágenes ricamente tejidas con palabras que ofrece la crónica.
La comunicación empresarial e institucional también se sirve de otros géneros periodísticos como la entrevista, la crónica propiamente dicha y el reportaje. El primero lo utilizan para recolectar información y para divulgarla bajo un formato creíble como es el de preguntas y respuestas, sobre todo en medios audiovisuales.
La crónica es el método idóneo para que un relacionista público, después de recolectar información mediante la técnica de la entrevista periodística, escriba un contenido memorable en un anuario o memoria de su empresa o institución de otro tipo. Y el reportaje le ofrece no solo técnicas de investigación sino una estructura para ir desgranando la información de modo atractivo y hasta fascinante.
Hay que decir que así como el reportaje ha sido considerado históricamente como “el género de géneros”, porque los contiene a todos, es decir, como una especie de rey de los géneros periodísticos, así también podría decirse que su reinado está en peligro, o que ahora hay una reina, con igual o mayor poder que él, y es la crónica, bajo cuyo imperio se está escribiendo todo: la nota, la entrevista y el mismo reportaje.
Una memoria empresarial e institucional se llena de vida con una crónica con múltiples detalles significativos y con el uso de las técnicas literarias que muy bien ha adaptado el periodismo desde las inmejorables crónicas de Rubén Darío, luego las de Gabriel García Márquez y sus grandiosos reportajes, y las historias inolvidables de Truman Capote, Norman Mailer y Tom Wolfe.
La crónica periodística le da a comunicadores de diversas disciplinas un formidable instrumento en el que se mezclan creativamente la narración y sus escenas que hacen que los hechos parecieran ocurrir ante nuestros ojos; la descripción que nos acerca a los personajes, los objetos y los paisajes; el diálogo chispeante y revelador; incluso el monólogo interior que nos expone los pensamientos más recónditos de los protagonistas del contenido; y la libertad de movernos en el tiempo, de ir a un pasado remoto y luego al futuro o al presente y volver a un pasado antiguo ; etcétera.
La comunicación es potencializada y enriquecida por el periodismo. ¿Qué serían las Relaciones Públicas sin el Periodismo? Un páramo, un desierto frío de noche y ardiente de día, desolado y tieso, agreste e inhóspito, que se torna lleno de vida con la utilización de los géneros periodísticos en la producción de las piezas diversas que demanda la comunicación empresarial e institucional.
Si como comunicador no estás utilizando estas herramientas del Periodismo, deberías comenzar a hacerlo.
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El autor es profesor Asociado del Departamento de Comunicación de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA).
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