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El “socialismo del Siglo XXI” no existe

Andrés Velasco: el populismo latinoamericano es incomprensible sin la corrupción de muchos integrantes de la elite política

Onofre Guevara López

16 de agosto 2016

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El lenguaje con que se describen los sucesos políticos es una acumulación de frases sobre conceptos generales, consignas que se vuelven banderas de una u otra causa sin profundizar en ninguna, clichés ideológicos que no explican nada, pero son de uso generalizado, y un sinfín de términos que pretenden definirlo todo sin pasar de ser simples recursos de campañas publicitarias aplicadas a la política.  Con eso no solo se desorienta, sino que también se estructuran fórmulas para referirse a todo, pero no ofrecen juicios certeros sino arbitrarios.

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Al menos esa es la sensación que tengo cuando leo los diarios, sean noticias o comentarios, y cuando los escucho y veo por los medios electrónicos.  La información es apabullante en nuestra época y ha vuelto el mundo confuso, y eso no es inocente ni mucho menos imparcial en ninguno de los sistemas políticos y sociales, pero es dentro del sistema capitalista donde ese estilo informativo se cultiva con especial dedicación manipuladora.  Eso se distinguió durante la guerra fría, cuando el “comunismo” y los “comunistas” lo era todo aquello y aquellos que no comulgaran con los abusos del capitalismo.

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Dentro de ese lenguaje, los sindicatos de cualquier gremio o industria no eran formas históricas de organización para luchar por intereses de clase específicos, a las que recurrían los trabajadores como su único recurso de lucha y defensa, sino “organizaciones infiltradas por los comunistas para desestabilizar el sistema democrático”.  Ninguna organización obrera era legítimo mecanismo protector de intereses de los trabajadores, creados por ellos mismos, sino instrumentos subversivos de las buenas costumbres, enemigos de la religión y de Dios “por encargo del comunismo internacional”.

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En la etapa actual, posterior al fracaso de las experiencias socialistas, tanto por las arremetidas históricas de los sistemas rivales como por las desviaciones propias de su conducción, no terminaron las contradicciones sociales del sistema capitalista –ni existen condiciones para que se acaben— y, por ende, tampoco tuvieron fin las luchas sociales que tratan de superarlas.  El lenguaje ha cambiado las formas de justificar las contradicciones, pero no para corregirlas.  Lo que se “corrige” son los términos verbales, los medios técnicos de decirlos y, lógicamente, las frases cliché para condenarlos, no para explicar ningún problema o fenómeno social.

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Para el nuevo lenguaje ideológico, el “comunismo” caducó, pero los “peligros” para el sistema “democrático” tomaron nuevas formas.  El “viejo peligro comunista” se transformó en el terrorismo y la violación “de los derechos humanos”, y lo proclaman en los precisos momentos que las grandes potencias practican el terrorismo de Estado, violando las soberanías nacionales y los derechos a la vida de sus poblaciones, tales son las invasiones y sus crímenes en Afganistán, Iraq, Libia, Siria, etcétera, por ser países “enemigos de la democracia y los derechos humanos”.  Pero buena parte del Medio Oriente es un incendio provocado por el terrorismo de Estado como un medio para saquear sus recursos petroleros.

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En nuestra América surgió un fenómeno dentro del histórico conflicto entre dominación imperial-resistencias nacionales, como el de norteamericana y la revolución cubana, a la que esperaron en vano ver su desaparición después de la debacle soviética.  Como no fue así, porque la revolución tenía la colaboración de la URSS, pero no su origen, sino en su propia historia les causó frustración y por eso a Cuba le han caído todas las maldiciones y atacado con todas las armas, sin haberla podido rendir, causándoles rabia y  frustración.

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La frustrada gran potencia se vio obligada a cambiar de táctica a finales del 2015, buscando los mismos objetivos con diferentes medios, pero igualmente destinada al fracaso.  Durante años han obligado al mundo mirar a la revolución como algo diabólico y a Cuba “cayéndose a pedazos”.  Pero lo que ha visto el mundo –y una parte de él con mucha amargura— es la resistencia de la revolución, con sacrificios sin descanso y sufriendo las duras consecuencias de la agresión.  Esa resistencia de casi 60 años ya, es la que ha cubierto de heroísmo a su pueblo cubano.

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Después, desde la cúspide como dueña del mundo donde con su violencia se ha ubicado la potencia norteamericana, y con toda su rabia histórica, hace ver a Venezuela como un “peligro inusual y extraordinario” para su seguridad. Y no ha dejado de actuar en consecuencia –no del “peligro” que no existe, claro, sino de su gran falsedad—, echándolas todas y a todos en su contra.  Aquí me detengo, para hablar sobre una frase-cliché muy utilizada en referencia a Venezuela: “El socialismo del Siglo XXI”.  Como se sabe, con este concepto de socialismo bautizó Hugo Chávez el proceso de cambios sociales inaugurado en su país, desde 1998.

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Exactamente. Pero, ¿en verdad, existe en Venezuela el “Socialismo del Siglo XXI”? No existe ni ha existido.  Es un concepto que refleja una aspiración, una frase estimulante y orientadora de la lucha popular hacia un objetivo histórico, pero sin meta prefijada para su materialización.  Y esta frase –una a de las tantas frases que estimulan la acción popular dentro de cualquier proceso de lucha—, ha sido  tomada por la propaganda imperial como algo que sustituye al “viejo peligro comunista”, y así lo pregona, pero también le sirve para otros objetivos.

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Saben que es solo un concepto, que no tiene correspondencia con la realidad, pero lo han convertido en una frase-cliché para demonizar lo que ocurre en Venezuela.  Y la divulgan junto con las dificultades económicas que atraviesa el país, con el objetivo expreso de presentar ambas cosas ante el mundo –la economía y “El socialismo del Siglo XXI”— como reflejos de un gran fracaso.  Pero los sabotajes a la producción y distribución que le han provocado a Venezuela desde adentro y desde afuera, son hechos que dejan y mantendrán ocultos mientras tengan esperanzas en destruir su proceso de cambios sociales.

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A propósito del petróleo, también se oculta que los estragos por su bajo precio internacional son mayores por causa del esquema mono productor establecido por los gobiernos burgueses desde la colonia.  Y que de haberse dado esta rebaja del precio del petróleo bajo un gobierno neoliberal, ya hubiesen hecho desaparecer todas los programas sociales con sus “políticas de ajustes” fondomonetaristas, como lo hacen todos los gobiernos en el capitalismo.  Pero  en Venezuela, ni siquiera se detienen los programas sociales, pese al bajo precio del petróleo.

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En definitiva, en Venezuela, ni en ninguna otra parte, hay “Socialismo del siglo XXI”, y para que existiera socialismo –designado con cualquier adjetivo— no debería haber propiedad, producción ni mercado privados (precisamente, el éxito del sabotaje económico que hasta hoy produce escasez, es porque la burguesía no ha dejado de ser dueña de la producción y las cadenas de distribución mercantil).  De la socialización que existe de los medios de producción en Venezuela el más importante es el petróleo, en otras áreas es mínima, y se ha hecho con las empresas privadas saboteadoras de la economía o que las han abandonado con objetivo político desestabilizador.

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Otra cosa que se oculta, es el trabajo de las organizaciones obreras y populares y su lucha por dinamizar y diversificar la producción en la ciudad y el campo; que también llevan a cabo con éxito las tareas en el área de la distribución de los productos, en el combate contra el desabastecimiento provocado.  Esa es  la Venezuela oculta, u ocultada, por la mayoría de la prensa internacional.  La Venezuela que divulgan hacia el exterior, es la de los políticos cómplices y sustentadores del viejo sistema económico, el de los coimeros de la petroleras norteamericanas.

Curiosidades:

  1. Fidel Castro, el hombre más demonizado por la prensa, y los políticos durante y a la vez el más admirado en los último 60 años, cumplió 90 años el 13 de agosto. El primer encargado de la Oficina de Intereses de los Estados Unidos que hubo en Cuba, expresó: “Le ames o le odies, Fidel es uno de los hombres más importantes de la historia”.
  2. Amigos norteamericanos de Fidel han contado anécdotas con él, entre otros, Hank Aaron, Harry Belafonte, Jesse Jackson, Ángela Davis, Robert de Niro y Steven Spielberg. Aaron, el pelotero de los 755 jonrones en las Grandes Ligas, recordó su intercambio de regalos con Fidel: Aaron le regaló el libro autografiado con su historia en el béisbol, y a cambio le pidió a Fidel le firmara cuatro pelotas de béisbol para sus nietos.

Cronología imperial (*)

1965.- Después de su intervención armada en República Dominicana, Estados Unidos “sacó los pies del plato” y descargó su responsabilidad en una “Fuerza Interamericana de Paz”, constituida con Brasil, Costa Rica y Colombia.  Luego de tener a un tal García Godoy como títere, convocaron “elecciones” para consagrar como presidente a Joaquín Balaguer, uno de los amanuenses civiles de Trujillo.  Desde entonces, comenzó en La República Dominicana –igual que en Guatemala en 1954— la utilización de métodos de exterminio físico de la oposición, con “asesores” de la AID/CIA entrenados en Vietnam.

1966.- El 26 en junio ocurrió un habitual golpe militar en Argentina, esta vez contra Arturo U. Ilía, con la aún más habitual intervención de la CIA. El embajador gringo, Edwin Martin, sabiendo lo que iba a ocurrir, se ausentó de Buenos Aires un mes antes, y regresó cuando ya estaba instalado el gorila Juan Carlos Onganía.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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