2 de agosto 2016
Casi pasa desaparecido un anuncio gubernamental de enorme trascendencia para el país. En una reunión llevada a cabo en el Banco Central el 27 de junio de 2016 presidida por conocido miembro de la familia presidencial encargado de inversiones, acompañado por el Ministro de Comercio, los representantes del COSEP y del Frente Nacional de los Trabajadores presentaron y firmaron un documento “la estrategia que busca la adhesión de Nicaragua al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica” mejor conocido como el TPP por sus siglas en ingles.
Se dice que el gobierno abrió en debate en marzo “con sectores productivos y económicos de país para solicitar el ingreso”. Pero el debate también pasó desapercibido. No se conoce el documento únicamente se nos dice en marzo que “representantes del sector privado han mostrado su satisfacción con la decisión”. Supuestamente fueron consultados los trabajadores pero extraña que los trabajadores de Nicaragua rompen con las otras organizaciones sindicales y sociales de la región que han marcado su oposición al TPP por considerarlo adverso a los derechos laborales y ambientales y al acceso a la salud.
¿Qué es el TPP? El acuerdo original fue firmado en febrero de 2016 por siete países después de varios años de negociaciones llevadas a cabo en secreto ( Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam). Se abre a la adhesión de otros países y se postula como el nuevo modelo para futuros acuerdos comerciales. Tiene profundas dimensiones políticas y sociales para las naciones y el planeta por lo que es urgente una discusión sobre sus implicaciones y organizar la resistencia al mismo.
La Salud
Veamos aquí el impacto sobre el derecho al acceso a la salud. Estamos hablando de muertes que pueden ser evitadas mejorando el acceso a los medicamentos. Todos conocemos enfermos que no pueden acceder a fármacos necesarios para llevar una vida digna, sin dolor, con esperanza. El TPP vendría a obstaculizar aun más el acceso a los medicamentos que la Organización Mundial de la Salud reconoce como un derecho fundamental de todo ser humano.
Detrás del TPP están los intereses las grandes transnacionales, en este caso los fabricantes de medicamentos. Con el TPP se extiende aun más el monopolio de un puñado de poderosas compañías farmacéuticas transnacionales, dueñas de patentes que el TPP obliga a los gobiernos defender. El monopolio privado sobre medicamentos ya se refleja en el precio de los medicamentos escapando el control del Ministerio de Salud privilegiando otra vez el interés de los de arriba sobre la comunidad e incluso de la vida de personas de escasos recursos que no pueden adquirir algunos medicamentos imprescindibles.
A partir de un mal entendido defensa de la propiedad intelectual o patentes de esas compañías, la adhesión al TPP significará un incremento de los precios ya inflados de “sus” medicinas y otros fármacos. De hecho, el ya inaceptable periodo de protección de datos monopólicos puede superponerse al periodo de patente, logrando ampliar el periodo de de exclusividad de los medicamentos y con ello el control de precios y la prohibición de producción o distribución de medicamentos genéricos de bajo costo.
A diferencia de otros países donde el interés público exigen la fabricación nacional de medicamentos o la importación de productos genéricos, los pacientes nicaragüenses cargarán con nuevos costos y las dilapidadas cuentas del INSS seguirán sufriendo toda vez que también suben los costos de la cobertura y provisión ya limitada de medicamentos claves. El tratado incluso puede restringir el acceso a medicamentes de origen biológico que se utilizan para combatir el cáncer, la artritis reumatoide, la soriasis, el VIH, entre otros males.
Por su parte, el gremio médico tiene que revisar críticamente su relación con las firmas monopólicas favoreciendo la prescripción de determinadas marcas en el caso que existan alternativas genéricas de bajo costo. El problema es quedarnos sin esa opción.
La ratificación e implementación de un TPP obliga al país firmante a modificar sus leyes para extender los monopolios mediante la modificación de sus leyes internas. Se reducirá con ello la alternativa que puede ofrecer los proveedores privados y públicos.. Estados Unidos predican el libre mercado y la libre competencia pero no la competencia de medicamentos genéricos que bajan los precios y promueven un sistema de innovación tecnológica más eficaz y económica.
En 2007 el gobierno de Perú por ejemplo se adhirió al TPP, pero al igual que en Estados Unidos y otros países firmantes, enfrenta una significativa oposición en el Congreso y entre diversos sectores sociales opuestos al tratado. El Dr. Carlos Trotta, presidente de Médicos Sin Fronteras para América Latina, señaló que "La ratificación del TPP perjudicará a las 800 millones de personas viviendo en los países firmantes del TPP y, potencialmente a millones más al imponerles como referencia un acuerdo que hará que los tratamientos que salvan vidas queden fuera del alcance de los que más lo necesitan. Perú debe rechazar el peor acuerdo comercial de todos los tiempos para el acceso a los medicamentos y cumplir con sus obligaciones de proteger la salud pública."
Lo que requiere Nicaragua y la región es otra estrategia comercial, otro tipo de tratados (cuando no otro modelo de desarrollo) que asegura a la nación la flexibilidad de no extender patentes más allá de un límite supeditado a los intereses de la salud pública y no simple el lucro privado corporativo.
Se necesita cuando menos mayor transparencia de parte del gobierno y en el sistema institucional para garantiza el debate público informado. Para comenzar, ¿dónde está el texto completo de la estrategia?
Por mi parte, ¡No al TPP!