24 de julio 2016
“Dos Tipos Peligrosos”
(The Nice Guys)
Dirección: Shane Black
Duración: 1 hora, 56 minutos
Clasificación: * * * (Recomendada con ciertas reservas)
Los setentas vuelven a florecer y podrirse ante sus ojos en “Dos Tipos Peligrosos”, la nueva película de Shane Black. El legendario guionista que en los ochentas refinó la fórmula de la comedia de acción de “amiguetes policías”, a través de la franquicia “Arma Letal”, ahora la aplica a una pieza de época tan atractiva como frustrante.
Un prólogo tragicómico ilumina los temas y el método del filme. En las colinas de Hollywood, un niño aprovecha la quietud de la noche para rastrear una revista pornográfica de su padre. Mientras aprecia las foto de la lozana Misty Mountains, un auto atraviesa aparatosamente su casa causando máxima destrucción. Al salir en busca de sobrevivientes, encuentra a la mismísima Misty (Murielle Telio) agonizando, semidesnuda, en medio del metal retorcido. La estampa destila humor y morbo, desde un punto de vista infantil.
La secuencia de créditos da paso a la trama, propiamente dicha: una tía de Misty no cree que ella esté muerta, y contrata a Holland March (Ryan Gosling), un detective privado oportunista y un poco torpe. Sus investigación lo lleva a seguir la pista de Amelia Kuttner (Margaret Qually), una chica buena rebelándose al introducirse en el mundo de la pornografía. Ella ha contratado a Jackson Healy (Russell Crowe), una especie de mercenario urbano, para cubrir sus huellas. Pronto, los caminos de Healy y Rice se encuentran, pero forjan una frágil alianza cuando se sorprenden en el fuego cruzado de una intriga mayor.
La fotografía de Phillipe Rousselot, el diseño de producción de Richard Bridgland y la dirección de arte de David Utley construyen una genuina máquina del tiempo que los convencerá de estar en ese momento particular de la historia de Los Ángeles. La atención a detalle es juguetona y encomiable. Healy vive en un apartamento arriba del legendario club The Comedy Store, y en su cartelera puede ver programados sets de Tim Allen y Elayne Boosler. Como la reciente “Inherent Vice” (Paul Thomas Anderson, 2015) y su ya clásica “Boogie Nights” (Anderson, 1997) --que además comparte el escenario del submundo de la industria pornográfica-- el ambiente es vívido e intoxicante. El escenario invoca además la era de oro del nuevo cine norteamericano, y a gigantes como Robert Altman.
Pero esos referentes sólo pueden sabotear su experiencia de la película. Las ambiciones de Black son mucho más modestas: crear una comedia comercial de acción para adultos; apenas un poco más arriesgada que los filmes que lo pusieron en el mapa. Y eso esta bien. “Dos Tipos Peligrosos” es realmente una especie en vías de extinción. La cartelera se divide en filmes animados para niños, horror para adolescentes, y “taquillerazos” para todos. Las películas para mayores de edad, aún las piezas de escapismo desechable, son cada vez más difíciles de producir, invisibilizadas o relegadas a la distribución en línea.
Que sea modesta no quiere decir que esté privada de placeres. Además de su recreación de la época, Crowe y Gosling tienen una química excelente. La trama recurre demasiado a la coincidencia, pero la imbuye en ironía, lo que facilita su implementación como recurso dramático. Más que un dúo, conforman un trío cómico, incluyendo a la hija de March, Holly (Angourie Rice), la clásica adolescente precoz que funciona como reserva moral del filme. Ella quiere asegurarse que su padre y Healy son “buenos” --de ahí, el título original de la película--. Como toda película comercial, “Dos Tipos Peligrosos” nos lleva en ese arco narrativo hacia la certeza sobre la bondad de los protagonistas, y la suspicacia ante “el sistema”. Ellos hacen cosas malas porque no son perfectos, pero “el hombre” siempre es peor.
La película evita cualquier juicio sobre la pornografía y sus practicantes, aunque si dispensa violencia con abandono.
En su primer encuentro, Healy le quiebra un brazo a March. Poco a poco, “Dos Tipos Peligrosos” se revela como el capítulo piloto de una vieja serie policíaca de televisión, usando la licencia del cine para ser un poco más franco en la representación de sexo y violencia. Black cierra con el vago indicio de que estamos ante el inicio de una franquicia. Es curioso, que en esta era dorada de la televisión, en cine veamos una película que corra como una serie vieja, con mejor presupuesto y producción más sofisticada.