13 de julio 2016
Londres.- La conservadora Theresa May se convirtió este miércoles en la primera ministra del Reino Unido, la segunda mujer en la historia del país en ocupar el cargo, al recibir el mandato de la reina Isabel II para formar Gobierno. May mantuvo una audiencia con la soberana en el palacio de Buckingham poco después de que David Cameron presentara su dimisión formal como jefe del Ejecutivo y tomará ahora posesión de la residencia oficial en el número 10 de Downing Street.
La primera ministra número 76 del Reino Unido mantendrá esta tarde una reunión con los responsables de Seguridad e Inteligencia del país, y se espera que designe a los titulares de algunos de los ministerios más importantes de su nuevo Gobierno.
La hasta ahora titular de Interior, que defendió la permanencia en la Unión Europea (UE) durante la campaña del referéndum del pasado 23 de junio, afronta la tarea de diseñar la hoja de ruta para las negociaciones con Bruselas que establecerán los términos de la ruptura con el bloque comunitario.
La nueva jefa del Ejecutivo, que acudió al palacio de Buckingham acompañada de su esposo, Philip John May, ha avanzado que no tiene intención de activar al menos hasta final de año el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia la cuenta atrás de dos años para hacer efectiva la salida de la UE.
La heredera de Cameron, quien obtuvo una mayoría absoluta en las urnas para el Partido Conservador en mayo de 2015, ha descartado que tenga intención de convocar unas elecciones generales antes del término oficial de la legislatura, en 2020, a pesar de que los partidos de la oposición han reclamado que se adelanten los comicios.
May tiene asimismo como tarea cerrar las heridas que se han abierto entre los conservadores, una formación que afrontó dividida el referéndum sobre el "brexit".
La nueva primera ministra fue nombrada el lunes como líder de los "tories" después de que su única rival tras una segunda ronda de votaciones entre los diputados conservadores, Andrea Leadsom, renunciara a continuar adelante en la carrera por el liderazgo. Ese paso a un lado ha permitido a May hacerse con la riendas del partido y el Gobierno sin necesidad de someterse a unas elecciones internas entre los 150.000 afiliados de la formación, como estaba previsto.