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"¿A qué le tiene miedo Ortega?"

Jóvenes de la Caravana Mesoamericana todavía no entienden por qué el presidente los acusó de "manipulación de explosivos"

Los activistas de la Caravana Mesoamericana para el buen vivir y su buseta, antes de la detención. Cortesía

Wilfredo Miranda Aburto

2 de julio 2016

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Los activistas de la Caravana Mesoamericana, expulsados de Nicaragua por el gobierno del comandante Daniel Ortega, todavía “no entienden” por qué los acusaron de manipulación de explosivos “sin causa alguna”. Todavía les intrigan las razones que tuvo el gobierno sandinista para interrogarlos con insistencia, mantenerlos encerrados por más de 48 horas y que la Policía Nacional les haya destruido su buseta. Este viernes los cuatro mexicanos refugiados en la embajada de México en Honduras brindaron una conferencia de prensa vía Skype. Relataron cómo sucedieron los hechos y demandaron que les regresen las pertenencias faltantes.

El activista Daniel Espinosa preguntó cuáles “son los intereses trastocados” por actividades tan sencillas como construir hornos envolventes, hacer batidos con una licuadora impulsada por una bicicleta, o un taller de agricultura sustentable. “Nos quedamos con esa duda, ¿a qué le tiene miedo Ortega y los poderosos? ¿A personas que trabajan temas ambientales y sociales?”, cuestionó el joven.

Todo empezó el sábado 25 de junio cuando los activistas de la Caravana Mesoamericana para el Buen Vivir fueron arrestados por la Policía Nacional cuando uno de los campesinos resultó herido al encender fuego a un viejo barril que contenía residuos de combustible. Más tarde, el propio presidente Daniel Ortega, en una inusual declaración pública, acusaría a los activistas de “manipulación de explosivos”. Seguidamente, la Policía Nacional emitió una nota de prensa reafirmando lo dicho por el caudillo sandinista. Sin embargo, los oficiales jamás presentaron pruebas de los supuestos explosivos.

A la conferencia que los ambientalistas dieron vía Skype asistió la líder anticanal, Francisca Ramírez. Cortesía

A la conferencia que los ambientalistas dieron vía Skype asistió la líder anticanal, Francisca Ramírez. Cortesía

Trabajamos con chatarra


“¿Qué lleva a Ortega a decir lo de los explosivos cuando nosotros trabajamos con chatarra para reutilizarla para el buen vivir de la gente?”, insistió Espinosa. Este activista es uno de los seis que fueron expulsados por las fronteras del Guasaule, Honduras, y por Las Tablillas, Costa Rica.

Los echados de Nicaragua sin una explicación son el mexicano-español Daniel Espinosa Giménez, los mexicanos Emmanuel de la Luz Ruíz, Salvador Tenorio Pérez y Eugenio Pacelly Chávez Macedo, la argentina Ana Laura Rodríguez y el costarricense Byron Francisco Reyes Ortiz.

Los activistas relataron que el acoso policial inició desde el 22 de junio que llegaron a La Fonseca, Nueva Guinea, a impartir el taller a los campesinos del movimiento anticanal, cuya coordinadora es la productora Francisca Ramírez, quien también fue apresada, pero dejada en libertad el mismo sábado.

“Desde que estábamos preparando todo para el taller dos camionetas de la Policía Nacional nos rondaron. El viernes un detective de La Fonseca llegó a cuestionarnos, a preguntar quiénes éramos”, relató Espinoza.

El taller estaba previsto a realizarse en el antiguo mercado de la comunidad, que queda precisamente frente a la Policía Nacional. Pero por el acoso decidieron mover la actividad a la calle, frente a la iglesia católica. El sábado por la mañana, tres oficiales de las Fuerzas Especiales armados con AK y el comisionado Francisco Huerta, vestido de civil, irrumpieron en la casa del productor Pedro Mena, quien alojaba a los activistas.

Los oficiales les requirieron los documentos y al preguntar el por qué ingresaron a la casa de manera violenta, Huerta se molestó. “Le preguntamos al comisionado quién era, porqué no estaba uniformado, pero no nos dio explicación. Sacó su celular y nos tomó una foto, yo hice lo mismo y se enojó más. Dijo que no sabíamos cómo eran las cosas en este país y nos recordó a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa”, relató Salvador Tenorio Pérez.

El estado de la buseta después de ser entregada por la Policía Nacional. Cortesía

El estado de la buseta después de ser entregada por la Policía Nacional. Cortesía

Detenidos en Migración

Los activistas relataron que luego del incidente con el barril fueron llevados a la estación de Nueva Guinea “bajo engaño”, porque les dijeron que solo darían unas declaraciones. Cuarenta minutos después, eran trasladados hacia Managua. “Los escoltaban oficiales de las fuerzas especiales y vimos que las AK iban sin el seguro”, narró Eugenio Pacelly Macedo.

A la sede de Migración y Extranjería llegaron a eso de los ocho de la noche. Los interrogatorios allí fueron en un “cuarto con aires acondicionados demasiado fríos”. Según el relato, los interrogatorios se extendían hasta las tres de la mañana. Eran intimidantes, dicen, porque regresaban las alusiones a los desaparecidos de Iguala y los de la dictadura militar de Argentina.

Los jóvenes relataron que los oficiales de migración, abrigados con chaquetones por el frío del aire acondicionado, no creían en que son una organización que se auto gestiona, es decir que no tiene financiamiento de nadie. “Ellos siempre trataron de ligarlos a alguien, a algún interés particular”, dijo Espinosa.

Los oficiales migratorios entregaron formularios que describían las características físicas de los activistas. Sin embargo, en la casilla que funciona para especificar el delito que cometieron, estaba vacía. Los activistas  se rehusaron a firmar.

El interrogatorio más largo fue el del costarricense Byron Ortiz, a quien, supuestamente, le decían que como era tico y vecino de Nicaragua, lo liberarían si les decía “la verdad”. Los interrogatorios también insistieron sobre la vinculación de los activistas con el Canal Interoceánico. “Nos amenazaron de acusarlos de divertimento político por estar incitando a los campesinos a ponerse en contra”, afirmó Espinoza.

Los activistas denunciaron que la celda donde estuvieron “tenía condiciones insalubres”, y que, pese a que pedían artículos de aseo personal, no se los proporcionaban. Lo mismo sucedía cuando pedían comunicarse con sus respectivas embajadas. “No está el jefe”, les respondían.

Conferencia2

El lunes 27 fueron sacados de Migración y dirigidos a las fronteras. En el Guasaule la Policía Nacional les entregó la buseta a los activistas. Había más de diez oficiales armados con AK.

Los jóvenes denunciaron que la buseta fue entregada destartalada en el puente del Guasaule. “Gran parte de nuestras pertenencias y herramientas del Laboratorio Ambulante (como denominamos a nuestro autobús) no están”, expusieron en un comunicado.

La buseta fue entregada sin freno de mano, las balatas de freno quemadas, sin gasolina, con 2 choques (uno en cada defensa), el volante desarticulado y el protector del volante roto y el triplay parte de la parrilla superior dañado y las ecotecnologías que nos fueron entregadas se encuentran rotas.

La Policía Nacional tampoco les entregó los papeles oficiales de la buseta: factura original, licencias, tarjeta de circulación, carta poder y otros documentos de pago de impuestos, fumigaciones en los países de Centroamérica).

Relaciones consulares “afectadas”

Tanto México y Estados Unidos emitieron alertas de viajes para sus ciudadanos que piensen viajar a Nicaragua. La medida del Departamento de Estado ha alarmado al sector turístico del país, ya que los estadounidenses son sus principales clientes.

El embajador de México en Managua, Miguel Díaz Reynoso, señaló que en tan poco tiempo varios ciudadanos mexicanos se han visto involucrados en situaciones poco comunes en Nicaragua, como el estudiante Jobany Torres Becerra y la politóloga Viridiana Ríos.

“Afecta las relaciones consulares, ya que pedimos mil veces explicaciones por los muchachos activistas y nunca nos dieron”, aseguró Díaz Reynoso.

El embajador azteca dijo que hay “inquietud” de su país por estas expulsiones. Eso explica la alerta lanzada por el gobierno mexicano para prevenir “más detenciones arbitrarias”.

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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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