17 de junio 2016
La embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu, tiene un termómetro para medir el clima de negocios del pais: las consultas que le hacen los inversionistas extranjeros. Aunque sobre la incidencia de los temas políticos y particularmente las elecciones del seis de noviembre, dice, "no necesitan hablar conmigo, bastan con que escuchen las voces de Nicaragua".
A los problemas ya existentes que enfrentan los inversonistas sobre derechos de propiedad, aduanas, y la falta de un estado de derecho, ahora se agrega, explica Dogu, el deterioro de la credibilidad de las próximas elecciones, que según los nicaraguenses no serán limpias y transparentes, y tampoco competitivas, al cerrarle el gobierno las puertas a la oposición.
Hace dos semanas el presidente Ortega decretó una virtual prohibición de la observación electoral nacional e internacional. El Centro Carter dijo que eso era un "ataque a la comunidad internacional". ¿Cómo evalúa su gobierno la anulación de la observación electoral?
Hemos dicho que para nosotros es importante que cualquier gobierno escuche las voces de sus ciudadanos. Es una lástima que el gobierno de Nicaragua decidió no escuchar a las voces que están llamando para observación electoral aquí en Nicaragua. Las voces de la iglesia, del sector privado, de la sociedad civil, y las voces de muchos ciudadanos que ahora podemos escuchar en los programas de radio, en la televisión, en varias revistas. Es importante para cualquier gobierno, escuchar a la gente. Es importante tener una elección que va a ser reconocida como una elección libre, transparente y justa.
Muchos piensan que sin observación electoral se afecta la credibilidad del proceso electoral? ¿Cómo lo ven ustedes?
Creo que la observación es una parte muy importante de cualquier proceso electoral, en cualquier país del mundo puede darle credibilidad a este proceso. Acabamos de ver una elección muy interesante en Perú que terminó casi en cincuenta por ciento por los dos candidatos, pero con observación internacional los dos candidatos podían tener confianza que los resultados fueran justos y transparentes, y la gente de Perú también. Entonces los (resultados) tan cercanos, fueron aceptados por los dos lados sin problemas, eso es parte normal de un proceso electoral en muchos países del mundo, y creo que debiera ser parte de un proceso electoral aquí en Nicaragua también.
El sector privado, la Iglesia y la sociedad política y civil en Nicaragua han reaccionando con preocupación por una resolución de la Sala Constitucional de la Corte, que despojó de la representación legal del PLI a una coalición opositora, y aseguran que al cerrarle las puertas a ésta las elecciones no serán competitivas. ¿Afectaría esto la legitimidad de ese proceso electoral?
No es para el gobierno de los Estados Unidos comentar sobre un proceso legal aquí en Nicaragua, eso es para los expertos nicaragüenses.
Obviamente si hay dudas en los ojos de los nicaragüenses, dudas en el sector privado, por parte de la iglesia, dudas por parte de la sociedad civil en este proceso, es un problema. Porque si ellos no tienen confianza en los resultados y el proceso, no van a aceptar los resultados. Y como hemos visto, no van a participar en el proceso, y eso va a traer preguntas sobre la credibilidad de las elecciones. Pero es para los nicaragüenses a decidir eso.
El sector privado ha dicho que la pérdida de credibilidad de las elecciones puede tener un impacto en la estabilidad del país, y sobre todo en el clima de negocios a mediano plazo ¿Usted ha captado alguna reacción o preocupación de parte de inversionistas norteamericanos?
Sí. Estamos en contacto con varias personas, y no solamente enfocados en esto, pero estoy escuchando tres cosas, principalmente, de inversionistas que están pensando en invertir aquí. Primero, este tema de aduanas, muchas empresas tienen problemas con aduana; segundo, el Estado de Derecho aquí en Nicaragua, o la falta de Estado de derecho en su punto de vista; y tercero, una situación con la propiedad aquí en Nicaragua.
Esta situación con las elecciones ha traído una luz fuerte sobre este tema, y las expulsiones de nuestra gente también. Ya estaban enfocados más en aduanas, el asunto de inspecciones, la habilidad de exportar de Nicaragua hasta los Estados Unidos. También están hablando obviamente de la situación política aquí, ellos pueden leer y escuchar las voces aquí de Nicaragua, no necesariamente necesitan hablar conmigo, pueden escuchar eso aquí. Entonces hay preguntas en todas las tres áreas, y están más grandes ahora que antes y hay una preocupación.
Yo no sé qué impacto va a tener esto porque las empresas van a decidir qué quieren hace. Pero ahora hay más dudas, creo, en este proceso, y no es bueno para la situación económica aquí. Cuando hay duda, por parte de las empresas, no es bueno para cualquier tipo de economía.