1 de junio 2016
Desear tener amigos y establecer relaciones saludables y duraderas es inherente a la naturaleza de los seres humanos, o tal como lo escribió Dale Carnegie, en su famoso libro Cómo ganar amigos, existe un gran interés por cómo comprender y llevarse bien con el prójimo, cómo hacer que los demás gusten de uno e incluso influir en los demás.
Las redes sociales son un ejemplo de esa necesidad imperiosa de las personas, por conocerse y ganar amigos, e igual sucede en el mundo de los negocios y laboral, donde las relaciones humanas juegan un papel importante, no solo para un clima de trabajo saludable, sino también para el desarrollo y crecimiento de la empresa.
Dale Carnegie, dice que deben ser objetivos fundamentales de los seres humanos ser creativos, tener nuevas visiones y ambiciones, hacer excelentes relaciones humanas en el hogar, el trabajo y los negocios, así como mejorar la imagen y la popularidad personal, saber conversar, y despertar el entusiasmo entre los amigos, gente de negocios o compañeros de trabajo.
Pero para lograr esos objetivos, el experto norteamericano --cuyas ideas aún influyen en la gerencia moderna—dice que se deben tener ciertos rasgos de personalidad y de conducta para tratar con las personas, como por ejemplo no criticar a los demás y demostrarles un aprecio honrado y sincero, y que se debe tratar despertar en los demás un deseo vehemente por hacer las cosas que nos interesan.
Estas recomendaciones son fáciles de enumerar, pero algunas de estas reglas se violentan constantemente. Son muchas las personas que tienen una gran facilidad para la crítica hiriente, que los alejas, definitivamente, de establecer relaciones humanas amistosas o laborales saludables.
Entre otras reglas de Carnegie, podemos mencionar interesarse sinceramente por los demás, sonreír, conocer y llamar a las personas por su nombre, ser un buen oyente y animar a los demás a hablar de sí mismo.
“Hable siempre de lo que interese a los demás y haga que la otra persona se sienta importante y hágalo sinceramente”, recomienda el autor de Cómo ganar amigos, una obra publicada en los años 30, y cuyas reediciones aún se hacen en pleno siglo XXI.
Evidentemente, esta obra fue escrita para el mundo anglosajón, donde el valor de la ley, la representatividad, la individualidad e incluso la amistad, se conciben en forma sustancialmente diferente a la sociedades latinoamericanas. Son muchos, en Latinoamérica, que reducen el concepto de verdadera amistad a dos o tres personas, pues las relaciones humanas auténticas cada vez más se desprestigian. Pero aún así, siempre aspiramos a ganar o tener nuevos amigos. Y si dice que tener amigos, vale más que tener dinero.
La era de Internet no ha anulado ese deseo vehemente de ganar amigos. De ahí la existencia de las redes sociales como Facebook, Google plus, etc., cuyas consecuencias son contrapuestas, pues para unos es una bendición y para otros una maldición, y más bien se ha constituido como una colmena digital. De ahí que Jaron Lanier, en su libro, No somos computadora, hace una fuerte crítica al concepto de amistad de las redes sociales.
“Conozco a bastantes personas, sobre todo jóvenes adultos pero no exclusivamente, que se enorgullecen de tener miles de amigos en Facebook. Evidentemente, esa afirmación solo puede ser cierta si rebajamos el concepto de amistad”, dice Lanier, para quien las redes sociales han contribuido a crear lo que él denomina cultura colmena, esa cultura de masas que fue tan criticada por José Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas.
Una verdadera amistad sería aquella que nos permite conocer los rincones más insospechados del otro. Cada conocido es un extraño, un pozo inexplorado lleno de una experiencia vital diferente, inimaginable e inalcanzable si no es a través de interacción genuina. La idea de la amistad en las redes sociales filtradas por bases de datos es obviamente una reducción de ese concepto, enfatiza Lanier, un experto en tecnología.
Cómo ganar amigos es nostálgico, lectura de adolescencia, duramente criticado por algunos amigos contemporáneos, que me mandaron a leer la crítica que Erick Fromm hizo de ella, en su destacado libro, La condición humana actual. En ella, el psicoanalista crítica fuertemente los cursos de relaciones humanas, pues según él, estos están concebidos para enajenar al trabajador y hacerlo más fácil de manipulación y explotación de las grandes corporaciones. Por eso, From decía que los programas de relaciones humanas son más bien de relaciones más inhumanas, carentes de humanismo.
Pero independientemente de la crítica social de Erick From, ganar y tener amigos siempre será una necesidad imperiosa en los seres humanos, y si empleamos algunos principios con sinceridad, de seguro tendremos mejores posibilidades de establecer relaciones humanas auténticas, aunque ser auténtico y sincero, más en el mundo de los negocios, resulta ser mucho más difícil en países latinoamericanos.
La amistad, aunque con sus imperfecciones, como el amor, es uno de los bienes espirituales más apreciados de los seres humanos. Pero ¿cómo evitar el desamor en la amistad, como evitar a los amigos tóxicos? He aquí uno de los graves problemas a los que nos enfrentamos, pues la amistad no es ese modelo de armonía como muchos lo pintan, se requiere tener astucia y sabiduría, para no establecer relaciones que se basan en la mentira e hipocresía.
¿Cómo ganar amigos? En verdad se requiere un poco de suerte, compartir valores comunes, e incluso, tener características psicológicas y neurológicas compatibles, de lo contrario, lo que puede comenzar como una bonita amistad, puede llegar a convertirse en una gran enemistad.
Ganar amigos, siempre será un arte, y donde el sentido de compensación, siempre estaré presente, envuelto en miles de variables, en donde los celos, la envidia, un comentario incómodo, entre otras cosas, puede hacer añicos lo que una vez pareció una amistad eterna e imperecederas.
Y nos olvidemos que también, en esa búsqueda, también tenemos que evitar a las personas que les gusta amargarse la vida, especialmente, aquellos que lo tienen como un arte de su vida cotidiana.
La prudencia y la discreción, siempre serán ingredientes esenciales, sino para ganar amigos, por lo menos para construir relaciones sociales respetuosas y armoniosas.
Director de la Revista Cultura & Economía