Filosofiando X

“Basta de ideología, vamos a hacer negocios”, aseguró José Serra.  Ningún otro de los líderes neoliberales brasileños había precisado mejor el objetivo real de la conspiración contra Dilma Rouseff.  Serra se desempeña como canciller de un gobierno interino que pretende arrasar reformas sociales fundamentales, como si hubiese sido elegido por los mismos 54 millones de ciudadanos que votaron por Dilma.

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Con lujo cínico de corrupto impune, Serra no puede ocultar el apetito que les despierta  la sola idea de apropiarse del presupuesto de los programas sociales, satanizados por “ideológicos”, mientras que “hacer negocios”, según la ideología burguesa, es utilizar al Estado para hacerse más ricos.  Como rico y político al servicio de la oligarquía, Serra y sus cómplices al menos pretenden quedarse con las coimas a cambio de su ayuda para “hacer negocios”.

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Esta voracidad a costa de las reformas sociales no asombra para nada, toda vez que tal objetivo está en la esencia del proyecto restaurador del neoliberalismo en los países donde se han instalado gobiernos progresistas que –no obstante ser de variados matices— son calificados por igual de “populistas” para denigrar sus reformas sociales.  La ofensiva derechista que se ha venido impulsando en Sudamérica, responde a una misma agenda política internacional.

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Su objetivo es acabar con los programas sociales porque –según lo dijo Temer en un informe a la CIA—, dificultan “el desarrollo económico”, que para la derecha no es otra cosa que el desarrollo de los grandes capitales a costa de los pobres.  El macro egoísmo de la macroeconomía que hay detrás de la restauración neoliberal, quieren hacerlo pasar como su interés por “un desarrollo económico que beneficie a todos”.  Como si tal desarrollo adquirido en la mayoría de los países capitalistas hubiese puesto fin a la pobreza y a las injusticias sociales.

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Toda Francia está conmovida desde hace más de una semana por huelgas y protestas callejeras, apaleadas con violencia por la policía, y sin falta ignoradas por el ejército mediático transnacional.  En contraste a la publicidad escandalosa que le hacen a las protestas patronales en Venezuela, las protestas de la clase obrera francesa contra una reforma laboral que le perjudica y favorece a la patronal, son ignoradas de forma descarada.

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Veamos cómo el contraste informativo entre lo de Francia y lo de Venezuela denuncia el carácter tendencioso y clasista de las transnacionales de la información: de Francia se silencia que la protesta nacional obrera, se debe a  que el presidente Hollande “baypaseó” a la Asamblea Nacional para que no  discutiera su reforma laboral, amparado en un artículo que él mismo señaló como antidemocrático, cuando recién había llegado a la presidencia.

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De Venezuela se publica en grande todo acto de la oposición que pretende revocar la presidencia a Maduro, previa provocación de una crisis con el desabastecimiento, el contrabando, la especulación y los sabotajes, valiéndose de su histórico control de la cadena de distribución.  Y al mismo tiempo que los medios callan sobre la crisis social francesa, publican la opinión del canciller de Hollande… sobre “la degradación en Venezuela” y su reclamo de   que “respete el Estado de Derecho y no se recurra a la violencia” (¡”El diablo metido a predicador”!, dicen del hipócrita).

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Esta parcialidad informativa es vieja, como vieja es la ceguera política que le provoca a ciertos líderes de oposición –de derecha e izquierda— que apoyan la ofensiva neoliberal en Argentina, Brasil y Venezuela (metiéndolas en el mismo saco, tal cual lo hace el periodismo transnacional), y ven a sus gobiernos como reflejos del gobierno de Nicaragua.  Miopía, ceguera o pobreza política, revelan lo mismo: incapacidad para enfrentar al orteguismo con una estrategia adecuada y una visión política propia.

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Cuando hay que buscar la raíz exterior de la ofensiva neoliberal en América del Sur actualmente, fingen ignorar los hechos históricos en que se revelan las responsabilidades de los gobiernos estadounidenses y de las transnacionales.  El caso de Chile es clásico de esa ceguera fingida: nunca vieron a la CIA tras el golpe de Pinochet, ni aún después de que la misma CIA desclasificó documentos reveladores de su autoría de campañas mediáticas de difamación y de huelgas para desestabilizar al gobierno de Salvador Allende…

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Ahora fingen miopía ante esa misma injerencia en el Cono Sur. Se callan ante las medidas anti obreras de Macri.  Esperaron con júbilo su triunfo electoral y, al menos con sus declaraciones, apoyaron su restauración neoliberal.  Apoyaron las campañas contra el gobierno argentino, nada socialista por cierto, pero sí, porque eras un estorbo con su política social para los usureros de los Fondos buitre”, ahora hermanados con Macri.  ¿Eso es lo que realmente esperaron, o es que no son capaces de calibrar los hechos políticos producidos más allá de sus narices?

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En Brasil se está aplicando la misma agenda internacional adaptada a su realidad, pero igualmente neoliberal y en busca de sus nefastos proyectos anti sociales.  La oposición en la Asamblea Nacional tuvo motivos justificados para no acompañar la propuesta oportunista del orteguismo, de condenar la conspiración contra Dilma Rouseff, pero eso solo fue su pretexto para no solidarizarse con la presidenta constitucional y, de paso, no quedar mal con el padrino gringo de los corruptos brasileños.

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Del caso de Venezuela, hay mucho que decir.  En la ofensiva derechista venezolana, la oposición nica solo ve la oportunidad de vengarse de su gobierno por la colaboración con Daniel Ortega.  Otra miopía, pues, además que no quieren distinguir el oportunismo de Ortega, le niegan solidaridad al  pueblo venezolano, se unen al coro internacional que dirige el gobierno gringo, buscando la restauración no solo neoliberal, sino también de la oligarquía cómplice histórica de sus petroleras.

Curiosidades:

1. A Daniel Ortega, sus encuestas le sitúan en la cumbre de la opinión popular, utilizó trescientos policías y una caravana de vehículos llenos de orejas para recorrer un kilómetro por las calles del pueblo (de su casa al Crowne Plaza), donde lo esperaba una asamblea del pueblo, para someter su séptima candidatura a una elección popular.
2. Con tanta popularidad, hasta las elecciones parecen sobrar, pero como don Daniel no quiere parecerse a ningún dictador, a su Consejo Electoral… no lo toca “ni con el pétalo de una rosa”.
3. Una de las fórmulas para ser cristiano, socialista solidario: hacer 58 altares cristianos al costo de unos de 35mil dólares cada uno; repartirlos entre socios y socias-listas; y solidarizar con los alquila-vírgenes a 600 dólares por un mes… y así ganarse el cielo en la tierra.

Cronología imperial (*)

1957.- El 18 de  junio, el secretario de Estado John Foster Dulles, declaró ante la Subcomisión del Presupuesto de la Cámara de Representantes, y en respuesta al legislador Denton Wilfield, que: “Ni por un minuto pienso que el propósito del Departamento de Estado sea hacer amigos, sino cuidar los intereses de los Estados Unidos.  Si no hacemos amigos, ¡no me importa! Si el otorgamiento de estos préstamos salva a un país del comunismo, un pueblo o un área cuya entrega al comunismo fuera nociva para los Estados Unidos, ¡no me importa que nos quieran o nos odien…!  Habremos cumplido nuestro propósito”.

Ese es el criterio político gringo que sigue orientando su diplomacia panamericana en la OEA; entonces, era con el pretexto del peligro comunista, y ahora con el pretexto de defender la democracia y los derechos humanos.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

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