Con el retiro de Ted Cruz el camino queda libre para Donald Trump y una convención abierta del Partido Republicano, que hasta ayer era el escenario más plausible, es ahora una posibilidad remota.
El estado de Indiana, que celebró sus primarias la noche de este martes 3 de mayo, era la última plaza en la que podía brillar la alianza Cruz-Kasich, en su postrero intento por detener la marcha del favorito republicano. Pero falló dramáticamente. Trump logró el 53% de los votos, Cruz el 36% y Kasich apenas el 7%. Aun sumando los votos de Cruz y Kasich, Trump obtuvo una ventaja de 10 puntos.
Ted Cruz fue el candidato del Tea Party, una facción del Partido Republicano que se caracteriza por sus valores conservadores clásicos: son críticos de la política federal de Washington y de todo lo que represente al establecimiento. El alto nivel de apoyo que han tenido los outsiders en la campaña de este 2016, benefició al senador de Texas durante gran parte de la carrera, pero no fue suficiente para competir de forma efectiva contra un candidato aún más alejado de la política tradicional y más crudo en sus críticas contra tirios y troyanos.
Irónicamente, John Kasich, que apenas cuenta con 153 delegados (incluso menos que Marco Rubio, quien suspendió su campaña en el mes de marzo con un total de 171 delegados), no se retiró. No existe manera de que logre alcanzar a Donald Trump, y el hecho de que su campaña anunciara que no abandonará la contienda, solamente es una buena noticia para las cuentas bancarias de sus asesores.
Mientras tanto, los demócratas
Bernie Sanders ganó las primarias en Indiana, 53.1% contra un 46.9% de Clinton, luego de haber estado 6 puntos por debajo en las encuestas. Esta victoria le devuelve el ánimo al ala progresista del partido demócrata, pero no es lo suficientemente buena como para que la candidatura de Sanders se haga viable.
El senador de Vermont debe ganar el 66% de los delegados que todavía quedan por asignar para poder alcanzar a Hillary Clinton, lo que resulta muy improbable. Más aún, el no haber ganado Indiana con mayor contundencia inclina mucho más la balanza en su contra.
Hillary Clinton es la nominada del partido demócrata. La ex secretaria de estado ha superado a Bernie Sanders por varios millones de votos, y cuenta además con el apoyo masivo del partido. El premio consolación de Sanders es aumentar su influencia dentro del partido, con miras a impulsar políticas más progresistas en una hipotética administración Clinton.
Para Hillary, las encuestas son un buen augurio. En la mayoría de los sondeos recientes, la ex secretaria de estado derrota a Donald Trump a nivel nacional, lo cual, de cumplirse, significaría que por segunda vez en la historia, los demócratas lograrían completar tres períodos consecutivos en la Casa Blanca.
En su discurso luego de las votaciones de Indiana, Trump dijo que Ted Cruz era un competidor fuerte, y agradeció al partido, así como a sus contendores, por la lucha en las primarias republicanas. Atrás quedaron los momentos memorables en los que el magnate jugó a la bravuconería y amedrentó reiteradamente a Jeb Bush, entre líneas calificó de “diminuto” el órgano sexual de Marco Rubio y llamó a Ted Cruz un hombre “repugnante y mentiroso”. Ahora se trata de la unidad. La campaña de Trump buscará el genuino apoyo del Partido Republicano para la segunda fase de la carrera: la pelea definitiva contra Hillary Clinton por el triunfo en las elecciones generales.
Publicado originalmente en ProDavinci.