23 de abril 2016
Abril es tiempo de abundancia en Nicaragua. A pesar de la dura sequía que afecta al país y el deterioro ambiental producto de un rapaz modelo extractivista, en esta época del año los mangos y jocotes, entre otras especies, comienzan a dar sus frutos, pero el espectáculo más hermoso es el que protagoniza el árbol de cortez amarillo, que estalla en una llamarada que embellece caminos y carreteras, bulevares y barrios. En Managua su esplendor ensombrece los llamados 'Árboles de la vida', las costisísimas estructuras de metal plantadas por toda la ciudad por Rosario Murillo, vocera del Ejecutivo y jefa de facto del Gabinete de Gobierno. Estas estructuras arden bajo el peso del sol tropical de Nicaragua, generan contaminación visual, son costosos en el consumo de energía y mantenimiento en seguridad y no generan ningún tipo de beneficio a la población. Abril es la primavera tropical de Nicaragua. Y a pesar de que la capital parece no tener quién la gobierne, quién cuide de ella, el cortez amarillo cumple puntualmente cada año con su espectáculo.