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“Gestión fraudulenta” de cooperación venezolana

Políticos y economistas: festín a manos llenas con ayuda de Venezuela que pudo invertirse en infraestructura y agroindustria

Andrés Velasco: el populismo latinoamericano es incomprensible sin la corrupción de muchos integrantes de la elite política

Iván Olivares

15 de abril 2016

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Políticos y economistas coincidieron en criticar la forma opaca e ineficiente con que se manejaron los recursos provenientes de la privatización de la cooperación venezolana –un poco más de US$3,500 millones en 9 años, o más de un millón de dólares por día– tal como lo muestra una serie de reportajes especiales publicados por Confidencial a partir del análisis de 1207 documentos filtrados desde Albanisa.El análisis de esos documentos muestra cómo el desvío de la cooperación estatal venezolana derivó en un emporio de “nuevos ricos” y en un frenesí de proyectos para gastar a manos llenas los petrodólares venezolanos: una línea aérea, siembra de gusanos de seda, reactivación de los cultivos de algodón, un hotel para Edén Pastora, un autódromo y más.

El diputado por el MRS, Enrique Sáenz, opina que el manejo fue “turbio”. “Desde sus inicios, esta operación fue turbia, y fueron aumentando los grados de oscuridad, a medida que fue aumentando el volumen de los recursos, pero eso no es exclusivo de los negocios de Albanisa. Tal vez es más pronunciado, porque esa es una de las políticas del régimen: ocultar, manipular, falsificar cualquier tipo de información. Con mucha mayor razón, ésta”, explica el legislador opositor.

Por su parte, el economista Adolfo Acevedo opina que “esa falta de transparencia nos está pasando factura hoy, porque el panorama se está volviendo más complicado. El gobierno le informa al FMI. El gobierno jamás le informa a la ciudadanía: le informa al FMI”, lamentó.

Para el consultor privado Rodrigo Obregón Robles, ex vicegerente general de Alba de Nicaragua S.A. (Albanisa), la opacidad es producto de una planificación precisa.


“Cuando hay opacidad, lo que se pretende es ocultar qué es lo que verdaderamente hay detrás de un plan. Esto nos permite inferir que hubo una planificación en la cual se trató siempre de conservar ese ambiente nubarroso, para ocultar la verdadera esencia del plan que se tenía preconcebido”.

Basado en los cuatro años que trabajó para Albanisa (adonde llegó en 2008, trasladado desde la Empresa de Puertos de Nicaragua, donde era gerente general), Obregón asegura que “los hechores intelectuales percibieron que habría una gran cantidad de recursos que había que aprovechar, para no salir nuevamente sin muchos activos, a como salieron muchos” el 25 de abril de 1990. Ya con esa experiencia, dijeron: “No nos vuelve a suceder. Hay que trabajar de una manera diferente”.

US$550 millones anuales

Si se critica la falta de transparencia, también se cuestiona la incapacidad para gestionar una fortuna que pudo ser empleada para traer verdadero desarrollo al país, y que al final solo sirvió para enriquecer a quienes la gestionaban, así como a sus hijos y testaferros.

Consultado al respecto, el diputado del PLI, Carlos Langrand, muestra cómo esos recursos (en promedio, US$550 millones anuales entre 2011 y 2014, según un detalle presentado por Acevedo), no solo no se usaron para mejorar Nicaragua, sino que sirvieron para retroceder en materia de institucionalidad.

El legislador recuerda que la noticia de que Venezuela quería ayudar a Nicaragua “causó un nivel de expectativa importante, sobre todo por las condiciones blandas que se ofrecían (25 años de plazo y 2% de interés), pues significaba un monto importante para cualquier plan de desarrollo como nación, como Estado, de infraestructura, a nivel productivo, a nivel de una revolución tecnológica, de una revolución educativa”.

Señala que pudieron construirse carreteras de primer nivel para conectar el triángulo minero con Bilwi, o Nueva Guinea con Bluefields, o el puerto de aguas profundas en Monkey Point. “Adicionalmente, podíamos reforestar toda Nicaragua, en vez de convertir a Alba Forestal en depredadora del ecosistema. Esa cartera de proyectos debió verse como parte de un proyecto de nación, no como proyectos de la familia Ortega Murillo”, sentenció.

En vez de eso, Ortega usó esa deuda “de manera privada, para su clientelismo político, para demoler la institucionalidad del Estado, y para trastornar la vida del nicaragüense, que ya había llegado a acariciar lo que es el sistema democrático, y convertirlo en una dictadura autocrática”, concluyó.

“Gestión fraudulenta”

Sáenz opina que “esta gente hizo charanga con estos recursos, seguramente pensando que nunca se iban a acabar; que el comandante era eterno, que la ‘revolución bolivariana’ era eterna, que esta ‘generosidad’ era inacabable, y que en consecuencia, nunca se iba a pagar”.

“Eso me recuerda los grandes proyectos en la década de los 80, como el ingenio ‘Victoria de Julio’: centenares de millones de dólares, tecnología de última generación, y ahora solo ves predios baldíos, disputas por tierras. O el ‘proyecto Chiltepe’, o el proyecto ‘Valle de Sébaco’, que terminaron siendo elefantes blancos. En este caso, me parece que realmente es irresponsable. Más que irresponsabilidad, fue una gestión fraudulenta”.

El parlamentario dice que si esos 3,500 millones de dólares hubieran sido gestionados de manera eficaz y con un sentido empresarial, el país podría tener ahora “un buen puerto en el Caribe”, si los administradores de Albanisa hubieran decidido construirlo. “Aunque lo retuvieran privadamente, pero ya le quedaba a Nicaragua un puerto en el Caribe”, valoró.

Otra posibilidad era “tratar de transformar a Nicaragua en una potencia agroindustrial”, para lo que pudo ejecutarse un programa de riego masivo, que permitiera dar el salto que el país necesita. “O pudieron crear un banco que cobrara tasas de interés razonables, a plazos razonables, viabilizando un programa de competitividad y productividad, y mejorando las capacidades de las pequeñas y medianas empresas del país”.

En vez de tener riego, crédito y un puerto en el Caribe, propusieron un proyecto para criar gusanos de seda, instalar un hostal, desarrollar un proyecto de vigilancia, jardinería…

“Si alguien tuviera algún sentido de responsabilidad en la camarilla gobernante, algún sentido de lo que significa el costo de oportunidad de los recursos, algún sentido de lo que han significado estos recursos para este país como una oportunidad histórica… Ortega, si leyera esto, debería correrlos a toditos, porque manejaron esto como si fuera una pulpería, centaveando, y lo mismo hablaban de US$200 millones para una empresa de tecnología de comunicaciones de punta, que de un hostal”.

‘Feria’ de mini proyectos

Obregón recuerda de esa época que “llegaban personas, desde güiriseros, con proyectos ya formulados, a pedirle al Sr. [Francisco] López que intercediera ante la máxima autoridad de Albanisa (o sea, Daniel Ortega), para que les prestaran dinero. Él [López] exigía que los proyectos se los entregaran bien formulados, lo más completo posibles, y que él les iba a avisar”.

Más allá de la posibilidad de que López se quedara con los proyectos para ejecutarlos él, el ex vice de Albanisa cree que la razón para coleccionar tantos planes de negocios era “crear centros de gastos. Por cada uno de esos proyectos se asignaron cuentas como investigación y desarrollo, donde se pudiese justificar a futuro gastos millonarios en la formulación, investigación, implementación y creación de nuevas empresas”.

Explica que “un investigador puede cobrar una cantidad importante de dinero, justificando gastos de movilización y talento. Infiero que la intención era crear centros de gastos para justificarlos. Yo siempre creí que esa era una empresa diseñada para perder. Es una empresa consumidora de capital.

A Obregón no le resulta extraño encontrar en los papeles del Alba la existencia de una renta a car, y una empresa de vigilancia, que tienen dos años de no poder cobrar por sus servicios a las mismas empresas del Alba, todas subordinadas a Francisco López, en parte, porque eso dejaba abierta la posibilidad de ‘inflar’ esos gastos en el momento en que fuera necesario. Como al momento de una auditoría, por ejemplo.

Otra razón es que “había que generar empleo para una masa clientelar de la población. Muchísima gente que dio el voto al presidente Ortega en noviembre de 2006, llegaba a pedir trabajo. Entonces, había una orientación de crear plazas para paliar el desempleo, y se dio esa oportunidad de poner inclusive profesionales como guarda de seguridad” de la empresa SSF.

A la larga, ninguno de los grandes proyectos del ALBA trabajaría con los guardas de SSF, sino con los de El Goliath. La razón es que “cuando la familia vino reclamando apropiarse de su feudo, cada quien vino y creó empresas para tercerizar de todo, implementando una estrategia de crecimiento a lo interno, con recursos internos, para no tener que pagar servicios externos”, explica Obregón.

La gran pregunta: ¿quién pagará?

Venezuela sufre cada día en que el petróleo se mantiene alejado del precio de cien dólares por barril, lo que incrementa su necesidad de recursos. En especial, siendo que el ‘socio’ nicaragüense no fue el mejor administrador, lo que resulta especialmente evidente al llegar el tiempo de las ‘vacas flacas’.

“Albanisa es una empresa mixta, donde una empresa estatal nicaragüense tiene el 49% de las acciones. Esto se volvió más complicado, porque antes nos decían que era deuda de una empresa estrictamente privada, que era Caruna. Ahora la deuda pasa a ser asumida por una empresa nicaragüense estatal. Hoy más que nunca -en especial después que la compró el Banco Central de Venezuela- se vuelve imprescindible aclarar el tema de esa deuda”, remarca Acevedo.

El diputado Enrique Sáenz opina que la deuda deben pagarla “quienes la disfrutaron. Habría que ver si el patrimonio que han acumulado es suficiente, porque aquí ha habido derroche. Ha habido también metidas de mano en el camino, que le queda un pedacito a este, un pedacito a otro. ¿El patrimonio acumulado basta para pagar la deuda? ¿Los negocios que han hecho tienen suficiente rentabilidad para honrar la amortización y los intereses? Ellos deberían pagar, pero seguramente, si Venezuela cobrara, después de entregar todo el patrimonio, todavía van a quedar debiendo”.

Confrontado con esa interrogante, Obregón admite que “es difícil sacar conclusiones ante tantas medias verdades y mentiras completas, porque desde que comenzaron a hablar de la construcción de una refinería para procesar 150,000 barriles de petróleo por día, estaba clarísimo que no se podía hacer eso, mientras no existieran estudios de mercado en la región”.

“La esencia de todo este enjambre es que hay una deuda impagable por Albanisa, que no podrá ser pasada en su totalidad a Pdvsa, y Pdvsa, como socio mayoritario con el 51%, va a decir ‘yo asumo el 51% de todo esto, y pongámosle punto final porque es insostenible”. En especial, viendo las perspectivas a largo plazo de los combustibles fósiles a nivel mundial, y el desarrollo y avance de las energías renovables”.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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