5 de abril 2016
Dieciséis meses después de que Wang Jing colocara la primera “piedra” de un plantel de carreteras que, según él, marcaban el inicio de la construcción del Gran Canal en el departamento de Rivas, el megaproyecto de 50 mil millones de dólares continúa en veremos. “No hay signos visibles de progreso y las vacas están pastando en el campo donde el empresario inauguró la obra de manera oficial”, asegura Suzanne Daley, corresponsal del prestigioso diario The New York Times en un reportaje publicado esta semana.
Hace más de un año, mediosoficialistas como el 19Digital mostraron fotografías del sorpresivo acto de inauguración celebrado por la concesionaria Hong Kong Nicaragua Canal Development (HKND) y la cúpula del gobierno de Daniel Ortega, exhibiendo maquinaria con rótulos en chino y a un grupo de trabajadores. “Esta tierra, junto con nuestro trabajo, va a dar paso a un país más fuerte, a un pueblo más fuerte”, prometió el empresario asiático en aquella ocasión.
Pero durante meses, destaca Suzanne Daley, el comandante Daniel Ortega no ha hablado sobre el Gran Canal en sus escasas apariciones públicas. Dicho silencio, sumado a que el gobierno de China ha negado su participación en el proyecto, y que Wang Jing perdió el 80% de su fortuna valorada en 10 mil millones de dólares, hacen pensar a algunos expertos que el proyecto está “probablemente muerto”.
“La falta de transparencia ha sido notoria”, declaró Margaret Mayers, directora del programa de China y América Latina para The Inter-American Dialogue, un instituto de política ubicado en Washington. Ella considera que la iniciativa está probablemente muerta por falta de fondos, pero al igual que otros expertos, dice no estar completamente segura de ello porque los negocios chinos se caracterizan por tener prácticas “opacas”.
Inseguridad jurídica
Fuentes consultadas por Suzanne Daley indican que si se construyera el Gran Canal de Nicaragua, la megaobra generaría una sobreoferta en la región, lo que también desencadenaría una guerra de precios con el Canal de Panamá. Además, advierten sobre la poca experiencia que tiene Wang Jing liderando una construcción como ésta, pues su expertise radica en proyectos de telecomunicaciones.
De igual manera, economistas y defensores de derechos humanos aseguraron a la periodista que el poder que tiene Wang Jing para expropiar tierras a precios mucho menores que los del mercado actual, podrían hacer que la concesión canalera desaliente la inversión. Juan Sebastián Chamorro, director de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), declaró que la ley canalera hace que ningún propietario de tierras esté realmente seguro en el país.
“Si Wang Jing quisiera tomar este edificio donde estamos sentados ahorita, en teoría podría hacerlo. ¿Quién querría comprar o construir aquí con esa posibilidad posando sobre sus cabezas?”, cuestionó Chamorro, quien además advirtió que los puestos de trabajo no serán otorgados a nicaragüenses durante la construcción del canal y que la prosperidad sólo llegó a Panamá cuando su gobierno tomó control del negocio, un traspaso concretado luego de cien años.
Prometen progreso
Científicos como el biólogo Jeffrey McCrary, un biólogo norteamericano que reside en Nicaragua y quien trabajó en el estudio de impacto ambiental de la firma británica ERM, afirmó que HKND tendrá que destinar fondos para erradicar el daño ecológico causado por la deforestación, el manejo inadecuado de las tierras, la fumigación de plantaciones y la contaminación del Lago de Nicaragua que se viene dando desde hace décadas. “He visto el lago. Está en una condición miserable. ¿Vamos a matar a una gran cantidad de peces construyendo el canal? Sí, lo haremos, pero sin el proyecto creo que estamos condenados”, dijo.
Por su parte, Kamilo Lara, miembro de la Comisión del Gran Canal, manifestó que muchos críticos del proyecto con “oportunistas políticos” y explicó que éste ha sido “ajustado” para lidiar con problemas como terremotos, tsunamis y asuntos ambientales. Prometió también que las comunidades desplazadas podrán vivir en localidades donde habrán nuevas escuelas y servicios a los que actualmente no tienen acceso. “He estado en China y he visto el increíble capital que tienen para invertir”, expresó Lara.
¿Continúan negociaciones?
Pang Kwok Wai, vicepresidente ejecutivo de HKND, respondió vía correo electrónico que Wang Jing continuaba conversando con potenciales inversionistas para construir el Gran Canal e indicó que el empresario anunciaría los resultados de las mismas a su “debido tiempo”. Detalló también que su jefe ha invertido unos US$500 millones de dólares de su propio bolsillo.
Pang dijo a The New York Times que aunque la compañía no esté obligada a hacerlo, pagará las tasas del mercado para las tierras que requiera. “Hemos llegado a Nicaragua para traer progreso y jugar un juego justo”, declaró el ejecutivo.
A pesar de las promesas de HKND y del gobierno de Ortega, el canal ha ido perdiendo notoriedad en las conversaciones de los nicaragüenses. “Solíamos hablar del tema todos los días, ahora discutimos al respecto cada dos”, aseguró Carlos Fernando Chamorro, director de Confidencial.
En el poblado de Brito, Teresa de Jesús Henriquez, de 31 años, no quiere que el tipo de progreso que promete HKND llegue a su casa, donde ha colocado un rótulo con el que ordena a los chinos que se vayan del país. “Resistiré con todas mis fuerzas cuando las excavadoras vengan a destruir mi casa. Pelearé hasta que muera. Tengo que hacerlo por mis hijos. Ellos no pueden quitarle esta tierra a mi familia”, declaró la mujer.
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