15 de febrero 2016
Según el diccionario, un amigo es alguien con el que compartimos un afecto personal, puro y desinteresado, que nace y se fortalece con el trato. A pesar que la definición es clara, tendemos a bautizar con el nombre de “amistad” relaciones que distan mucho de serlo. Algunas de las más comunes y nocivas para nuestro bienestar emocional son:
El enamorado: Si una persona tiene un interés sexual y/o romántico por vos, entonces no es tu amigo, no puede serlo y es incorrecto interactuar con él como si lo fuera.
El ex: Siguiendo con la definición de amistad, si vos y/o la otra persona tiene sentimientos “impuros” (resentimientos, enamoramiento, deseo sexual, asuntos no resueltos) como es el caso de la mayoría de las ex parejas recién se da la ruptura (la ruptura nunca está exenta de emociones fuertes, sino, no se daría), entonces no pueden ser amigos, ni siquiera cuando, de palabra, se ponen de acuerdo: el clásico “podemos ser amigos” (no, no pueden).
El amigo con derechos: Esta es por mucho, la mayor fantasía de todas. Especialmente porque está basada en la pretensión de que somos máquinas y controlamos nuestros sentimientos y que somos inmunes a todo el batallón de hormonas que inundan nuestros cuerpos y nuestros cerebros antes, durante y después de una relación sexual. Las amistades con derechos tienen 3 caminos:
1. Nos terminamos enredando sentimentalmente.
2. alguien se termina sintiendo usado o incómodo mientras la otra persona está bien como están y alguien termina lastimado.
3. alguien se enamora de alguien que sólo quiere sexo y, nuevamente, alguien termina lastimado.
La sinceridad personal y con el otro en cuanto a la naturaleza de la relación que tenemos es la base de la bienandanza actual y futura de la relación.
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