4 de febrero 2016
Con la llegada del zika, la última de las plagas portada por un mosquito, creo que es hora de que vayamos pensando al Aedes aegipti como el “insecto nacional”, así como se ha sustituido la flor de Sacuanjoche por las bolsas plásticas y el Madroño como árbol nacional por las arbolatas, puesto que todos son reflejo de un mismo estado de cosas.
El mosquito aedes que nos ha portado sucesivamente la fiebre amarilla y el dengue, nos ha traído ahora el chikunguya y el zika y es tan inerradicable como sus homólogos zancudos de los partidos políticos, a tal punto, que el actual gobierno que en 10 años no ha hecho otra cosa que reproducirlos, ya debería incorporarlos como emblema oficial, igual que hizo con sus coloridas arbolatas. “Con el zika nadie tiene memoria inmunológica” y “todos somos susceptibles”, ha dicho un reputado médico. O sea, que todos estamos potencialmente fritos.
Eso que ya es bastante pavoroso, se agrava al constatar el grave deterioro de la atención en salud pública, la falta de personal, la carestía de recursos materiales y la parálisis del Ministerio de Salud que vive esperando orientaciones del “comandante y la compañera Rosario” para actuar, según las muletillas que repiten los funcionarios en los medios oficiales.
Peor aún, si a la centralización de la toma de decisiones sumamos el fachadismo, la ausencia de información calificada y de campañas permanentes en salud e higiene, la desprotección ante la amenaza es mayor. Pero el grupo más vulnerable y desamparado entre todos son las mujeres, habida cuenta que en el Estado confesional del “binomio” Ortega-Murillo la maternidad es obligatoria puesto que la norma que penaliza el aborto anula los derechos de las mujeres, con lo cual las embarazadas con zika están en alto riesgo y condenadas a tener hijos con microcefalia.
Minimizando la gravedad del asunto y el drama que representa para una mujer tener un bebé con microcefalia, Murillo declaró que: “No todos los bebés de las hermanas que contraen zika en estado de embarazo resultan después con microcefalia, porque no hay todavía pruebas concretas, específicas del vínculo; y tampoco se puede decir que los bebés que resulten con microcefalia van a tener una vida no tan plena. Hemos leído también en páginas informativas de internet, casos de bebés que nacieron con microcefalia y que llegaron a ser ciudadanos plenos; en Brasil mismo”.
Y es que, claro, la idea de la igualdad de género que tiene la co-gobernante de facto sólo alcanza para poner mujeres como fichas en el Consejo Supremo Electoral, para la tercia de poder que se tiene con su mismísimo marido, y a diputadas y funcionarias que acaten sin chistar sus abusos y disparates. No da para mantener la lucha contra el femicidio, ni para dotar de presupuesto a las Comisarías de la Mujer para atender la plaga de la violencia masculina que agrede, humilla, viola y mata mujeres y que el registro oficial también minimiza.
Un intercambio en las redes sociales lo advertía así: "Una mujer joven embarazada de 6 meses y con preclampsia, ingresa al Hospital Alemán con una apendicitis y sangrados vaginales. Se niegan a practicarle una cesárea porque —dicen los médicos— no tienen autorización para hacerlo. Le abren algunos puntos de la herida para que esta "respire" y luego le dan de alta. Aun los más fieles admiradores de los líderes de este gobierno, no podrían justificar tanta violencia hacia mujeres pobres". A lo que otra usuaria respondió: “¡La van a matar a esa mujer! Qué duro. Hoy supe que en León una mujer embarazada de un feto con anencefalia la hicieron firmar para que no abortara y que las probabilidades de vida una vez nacida es cero, y que quieren el feto para caso de estudio.”
Por si faltara más, el virus del zika está relacionado también con el Síndrome Guillain-Barré, un trastorno neurológico que puede resultar en parálisis de las piernas y ascender hasta impedir la respiración y del que tampoco se informa, y para lo cual seguramente tampoco estamos preparados. Tal vez por eso es que a manera de consolación, el citado médico entrevistado en Confidencial dijo que “no todos los pacientes que han desarrollado zika van a sufrir Guillain-Barré o las mujeres embarazadas van a generar un niño con microcefalia”. Triste esperanza.
Lo que sí es seguro es que si en este país hubiera un gobierno democrático con instituciones autónomas y funcionarios competentes, la Alcaldía de Managua, por ejemplo, habría dedicado sus esfuerzos y recursos a ejecutar una estrategia para mantener la limpieza e higiene de la ciudad así como de educación y sanción a los ciudadanos que la contravengan, en lugar de despilfarrar nuestros impuestos en las inútiles arbolatas. El MINSA tendría una campaña permanente de educación y prevención en salud, en lugar de que los médicos anden de talibanes obligando a las mujeres a parir aún a costa de su vida. Ah, y por supuesto la plaga de la violencia y el femicidio no estaría creciendo, si el fundamentalismo orteguista no hubiese derogado el aborto terapéutico y convertido en letra muerta la Ley 779, así como haber convertido en educación pública y política de Estado la misoginia, la discriminación y la impunidad de los crímenes contra las mujeres.
De cara a todo esto, el zika hasta parece una plaga menor. Total, si Ortega sin el menor rubor y sentido del ridículo va a declarar “Prócer Nacional de la Paz y la Reconciliación” al Cardenal Miguel Obando, como apañador de su régimen y enterrador de la democracia, bien podría nombrar por ley al Aedes aegipti como emblema junto al báculo de Su Eminencia, pues nos terminará por enterrar a todos. ¡De las plagas de Ortega, la Gran Hermana y el mosquito líbranos Señor!