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MTI: el ejecutor más eficiente

BID y BCIE desembolsan más de 300 millones dólares anuales para infraestructura productiva y social

La carretera Río Blanco – Mulukukú, de 36 millones de dólares y financiada por el BCIE. Foto: MTI.

Iván Olivares

1 de febrero 2016

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Entre 2007 y 2015, se rehabilitaron o construyeron 1,414 kilómetros de carretera, gracias a préstamos otorgados por el Banco Interamericano de Desarrollo (60%) y por el Banco Centroamericano de Integración Económica (40%) ejecutados por el Ministerio de Transporte e Infraestructura, que encabeza el ingeniero Fernando Martínez.

La gestión del MTI ha sido elogiada unánimente por los tres organismos multilaterales de crédito más importantes que operan en el país, como la unidad ejecutora más eficiente del país
La semana pasada, Humberto López, Director del Banco Mundial para Centroamérica, señaló al Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI), como uno de los mejores ejecutores de los proyectos que financia esa entidad internacional.

“El MTI maneja muchísimos recursos, es una buena unidad ejecutora, además que puede preparar sus propios proyectos”, aseguró Silvio Conrado, director por Nicaragua ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Por su parte, Carlos Melo, representante local del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señaló al MTI como una de las unidades ejecutoras de proyectos, a las que responsabiliza de las buenas calificaciones que ese banco multilateral le concede al gobierno. Tanto Conrado como Melo fueron entrevistados en el programa de televisión ‘Esta Semana’, que se transmite por Canal 12.

En los últimos cinco años, los desembolsos de fondos provenientes de estas dos últimas entidades han crecido considerablemente, con la ejecución de proyectos de infraestructura productiva y social por más de US$300 millones anuales.


Además de carreteras, el BID ha tenido una incidencia fundamental en la ampliación de servicios de salud y energía, mientras que el BCIE ha financiado, además de carreteras, la construcción de hospitales, proyectos de energía, agua, producción y turismo, principalmente para el sector público, pero también para el sector privado.

Estableciendo prioridades

Dado que, en rigor, los países centroamericanos son los dueños del BCIE, del mismo modo que los países americanos (y algunos asiáticos y europeos) lo son del BID, los proyectos que ambas entidades multilaterales financian en cada país, surgen de un diálogo ‘uno a uno’ en el que cada gobierno trata de hacer coincidir sus intereses con los del respectivo banco multilateral.

“El proceso de definición sobre lo que se va a realizar, surge de un dialogo entre el Banco y el país, sobre cuáles son los sectores en los que el Banco puede ofrecer un valor agregado, y tiene capacidad de contribuir a consolidar un desarrollo social y un crecimiento económico”, explicó Melo.

El representante explicó que de ese diálogo surge una estrategia en la que se definen los sectores principales a apoyar, que en este caso son carreteras, transporte, energía, salud, y atención temprana a la infancia, con opciones para vivienda, agua y saneamiento, productividad, y cadenas de valor.

“Quien define las prioridades es el gobierno. Inicialmente, la prioridad era la energía, así que fue en ese rubro en el que el Banco ofreció su apoyo, y ahora estamos en infraestructura, que es uno de los campos más importantes en los que trabaja el BCIE”, dijo Conrado.

El director por Nicaragua explicó que ese Banco tiene el mandato de destinar el 80% de sus recursos para el sector público y el 20% restante para el privado, “pero como el gobierno estaba interesado en invertir en energía, indicó que no importaba si los ejecutaba el sector privado, y que se considerara como si los había ejecutado el sector público. Así se financiaron grandes proyectos energéticos, que fueron desarrollados por privados: Amayo I y II; así como San Jacinto, financiado originalmente por el BCIE, en conjunto con otros bancos”.

Desembolsos millonarios

Tanto el BID como BCIE han aumentado los montos que destinan al país para financiar nuevos proyectos. Los altos niveles de ejecución que reportan sus evaluaciones, les ha llevado a incrementar las cantidades que desembolsan cada año.

“En 2015, pasamos de US$190 millones a US$250 millones de aprobación por año”, explicó Melo, del BID. Si antes la mitad de los recursos llegaba a precio de mercado, y la otra mitad debía ser concesional, la ‘graduación’ de Nicaragua en el IDA-GAP, permitió variar la proporción a 60-40, dado que se considera que el país tiene más capacidad para contratar recursos a precio de mercado.

“Con el sector público, el 2015 fue un año récord con desembolsos por casi US$210 millones, lo cual también refleja el ritmo de ejecución, porque la ejecución de las operaciones del Banco se hace a través de un proceso de licitación y de avances físicos financieros, en las obras que estamos apoyando. Para este año estamos programando cerca de US$230 millones en desembolsos”, añadió Melo.

Conrado, del BCIE, explicó que las operaciones en Nicaragua habían disminuido bastante, pero que comenzaron a crecer a partir del 2007, “porque el gobierno presentó algunos proyectos, y el Banco ha estado dispuesto a ayudarle en la preparación de los mismos. Inclusive, se ha creado un área de pre inversión, para que puedan tener los proyectos a presentarse, y eso ha dado lugar a que aumentara grandemente la participación de Nicaragua en la cartera de préstamos”.

“Al 2007, Nicaragua tenía como el 13% de la cartera del BCIE. Éramos la Cenicienta. Nuestra participación era muy pequeña, al igual que la de Honduras, en parte, por las limitaciones que presentaba la condicionalidad del 35%. Actualmente, manejamos cerca del 20%, y esperamos crecer más, porque con el mejoramiento de la calificación que nos hizo el Banco Mundial al pasarnos de ‘non-GAP’ a ‘GAP’, se nos quitó ese requisito del 35% de concesionalidad, así que el BCIE podrá financiar muchísimo más que antes”, dijo Conrado.

“Entre 2010 y 2015, las aprobaciones del BCIE a Nicaragua sumaron US$1,513.7 millones, y crecen a través de los años. También hay desembolsos por US$865.1 millones, sin incluir los US$200 millones de la línea contingente que se le otorgó cinco veces al país, y que Nicaragua no ha tenido necesidad de utilizar”, añadió.

Pensando en 2017

Aunque el 2016 es año electoral en Nicaragua, eso no cambiará la programación de los desembolsos que prevé hacer el BID, porque “la determinación de los montos se hace de manera bienal, y el 2016 es el segundo año de esta asignación de US$250 millones”, explicó Melo.

En todo caso, eso depende de dos factores: la capacidad de ejecución y absorción de recursos, “porque si no hay un gran capacidad de absorción, no tiene sentido aumentar los recursos”, y segundo, cómo y con cuánta estabilidad están funcionando las variables macroeconómicas.

“Nuestra estrategia vigente va hasta finales de 2016. En 2017 comenzaremos un diálogo para ver qué se ha ejecutado, qué percepciones hay sobre los distintos programas, y qué necesidades presentan los distintos sectores, para trabajar la próxima estrategia que será resultado del diálogo con el país. Creo que en el 2017 se mantendrán los mismos sectores, y es probable que se añada algún otro nuevo”, avizoró Melo.

En el BCIE, Conrado explicó que esa entidad trabaja con un Programa Operativo Anual, aunque éste es parte de una estrategia quinquenal. Las negociaciones con Nicaragua dieron como resultado que para el próximo año estén programados US$200 millones en aprobaciones, y unos US$178 millones en desembolsos.

“Entendemos que el gobierno de Nicaragua está trabajando nuevos proyectos, así que esperamos terminar aprobaciones mucho mayores que esas cantidades”, explicó Conrado.

El representante detalló que el Directorio del BCIE acaba de aprobar dos préstamos más para Nicaragua: uno de US$56 millones para una carretera en la zona de San Benito; más otros US$6 millones para un despacho de carga de electricidad, además que ya estaba aprobado uno de US$55 millones para vivienda social, y otros US$6 millones para la Costa Atlántica.

Ambas entidades disponen de fondos para el sector privado, aunque en ese caso se otorgan a precios de mercado, pero con mejores plazos que los que puede ofrecer la banca local.

Proyectos de salud, turismo y energía

Las carteras del BID y del BCIE disponen de fondos para financiar proyectos tanto del sector público como del sector privado, y eso es lo que han hecho.

Silvio Conrado recordó que el BCIE puso una parte de los fondos para construir el Hospital Militar, y que el gobierno aportó el resto. También financiaron las dos etapas del proyecto eólico Amayo; así como una parte del geotérmico San Jacinto.

Al mencionar su apoyo a proyectos turísticos, recordó que se le dio prioridad a Guacalito, “no solo en el préstamo en sí, sino también la pre inversión, y no solo porque quisiéramos financiar turismo, sino porque esta era una inversión que permitía llevar a Nicaragua a un nivel superior de desarrollo turístico. Ese proyecto está dirigido a un mercado de alto nivel, que no se atendía en el país”, justificó.

En el caso del BID, ese Banco maneja proyectos que tienen como unidades ejecutoras al MTI, el Ministerio de Salud, Enatrel, ENEL, Mifam, e Invur. En el caso de las cadenas de valor y el sector productivo, utilizan al Produzcamos, además que apoyan a Enacal en programas de agua y saneamiento, y financiaron al proyecto geotérmico ‘San Jacinto’.

“Ya estamos entrando con el proyecto del Heodra, que es un proyecto muy significativo para León, porque la tecnología y la ciencia del manejo hospitalario han avanzado mucho, y es bueno que Nicaragua vaya incorporando otros conceptos para atender mejor a su población”, señaló Melo.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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