4 de diciembre 2015
Una nueva encuesta realizada por la firma Cid Gallup reveló que el 81% de las personas considera que la violencia inhibe la participación de las mujeres en puestos de liderazgo. La muestra tomada a 1,203 personas en todo el país dice además que un 92% percibe maltrato hacia la mujer y un mismo porcentaje a la diversidad sexual.
En las conclusiones arrojadas por la investigación un 44% de la población del país considera que las mujeres sufren violencia y acoso en su comunidad de forma frecuente. En cuanto a las oportunidades, un 35% de los encuestados percibe que mujeres y hombres no tienen las mismas condiciones de acceso a la educación. También un poco más de la mitad – 55%– considera que los hombres reciben mejores salarios y que el trabajo es el espacio donde se presentan los mayores niveles de discriminación a la mujer.
Los datos de la encuesta contrastan con el Índice Mundial de Igualdad de Género elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM) que colocó a Nicaragua como el país de América Latina donde hay más equidad de género por tercer año consecutivo. Este índice se elabora con base en cuatro subíndices: oportunidades de participación económica, acceso a la educación, salud y esperanza de vida y poder político.
“Hay una gran distancia entre el discurso gubernamental y lo que dice la gente. La mejor manera de verlo es esta encuesta por que cuestiona las estadísticas que oficialmente se han transmitido a la organizaciones que hacen estos ranking”, expresó Haydée Castillo, directora del Instituto de Las Segovias y comentarista de la investigación.
La co-directora de la firma CID Gallup, Olda María Acuña, presentó en Managua los resultados preliminares de la encuesta, encargada por el Instituto Nacional Demócrata (NDI por sus siglas en inglés) como parte de su iniciativa “Mujeres de liderazgo”. “Es la primera encuesta que se hace de este tipo en Centroamérica y los datos son fascinantes”, dijo.
El estudio fue realizado del 28 de julio al 16 de agosto de este año y detallado por edades y sector (rural o urbano) de los entrevistados. Además el muestreo fue de 50 % hombres y 50 % mujeres con un margen de error del 2.8 y un 95 % de confianza. También es la primera vez en el país que un estudio es presentado con su base de datos abiertas, para que pueda ser analizada por expertos y estudiantes.
Para Julian Quibell, director de país del NDI, la necesidad de esta encuesta surgió de la observación de la realidad y el contraste entre “el dicho y el hecho” de la participación femenina en puestos de poder. “Hay legislación que garantiza 50% de candidaturas de elección para mujeres, el gobierno ha cumplido de cierta forma dando espacios a mujeres, pero hay factores socio culturales y comportamientos bien arraigados que limitan a la mujer a participar”, expresó Quibell.
Contraste con el discurso oficial
El discurso oficial y la política de “50-50” es celebrada por la primera dama y secretaría del consejo de comunicación, Rosario Murillo, como un logro gubernamental, pero los datos de la encuesta de Cid Gallup difieren. Un 40% cree que los hombres tienen mejores oportunidades para acceder a cargos públicos, contra un 15% que señala que son las mujeres. En este sentido las mujeres son percibidas como más confiables, pero esta característica no les da por si sola la facilidad para puestos de poder.
Aunque hay un percepción general de que la situación de la mujer ha mejorado en los últimos cinco años, un 33% opina que las mujeres líderes no son igualmente aceptadas que los hombres en la sociedad nicaragüense y solo un 49% dice que no hay diferencias entre ser un líder hombre o líder mujer.
Recientemente, la Unión Interparlamentaria (IPU por su siglas en inglés) indicó que Nicaragua ocupa el puesto número uno mundialmente con mujeres a cargo de los ministerios y el puesto número 11 con féminas en el parlamento. Sin embargo, un estudio del Centro de Derechos Constitucionales presentado recientemente plantea que la participación política de las mujeres en Nicaragua es cuantitativa y no cualitativa, pues las que están en espacios políticos y gubernamentales no tienen ningún poder de decisión.
Otro de los datos de la encuesta de Cid Gallup habla de la eficacia del gobierno en promover políticas públicas que mejoren la situación de las mujeres. Una tercera parte de la población opina que el Estado no está garantizando la igualdad de derechos para ambos géneros y solo un 7% conoce de planes o programas para promover la participación de la mujer en el sector público.
En el estudio también se indagó sobre percepciones generales del Estado de derecho en el país. “Hay un reconocimiento de la población que a más del 50% se le han violado sus derechos, ya sean hombre o mujeres. Hay consenso en este país que hay violencia y discriminación hacia la mujer y hacia otros sectores también”, manifestó Haydée Castillo.
Estereotipos limitan a las mujeres
Según esta encuesta, las mujeres se enfrentan en la sociedad a un sistema de creencias y discriminación que las limita en su participación pública. “Los mismos obstáculos que frenan a las mujeres para participar en la política se encuentran en el ámbito laboral, en el ámbito académico, donde buscan compartir como iguales el poder, enfrentan ciertos obstáculos”, expresó Quibell del NDI.
En este sentido los estereotipos o ideas preconcebidas de como tienen que ser determinados colectivos sentencian a las mujeres a permanecer en ciertos espacios y ser excluidas de otros. La cuarta parte de los consultados (26%) cree que las actividades del hogar son exclusivas de las mujeres y un 28% considera que ninguna actividad es exclusiva para las mujeres. En el 50% de los casos las personas encuestadas opinan que hombres y mujeres pueden administrar por igual el hogar, sin embargo el otro 50% que responde hombre o mujer, consideran que la mujer es mejor para administrar el dinero del hogar en un 39%.
Se percibe en las respuestas de mujeres que todavía muchas de ellas se encuentran encasilladas en una perspectiva limitada de género, las cualidades asignadas a la mujer vinculadas al rol tradicional de género, cuido de familia, cuido de enfermos y ancianos, etc. Un número significativo de personas (73%) opina que realizar trabajos de fuerza es para hombres y un 37 % considera que estos son mejores para dirigir una iglesia.
“La vida de las mujeres es una vida de prohibiciones. En el caso de las iglesias, por ejemplo, la encuesta muestra que las mujeres participan activamente pero no son reconocidas como las líderes dentro de ellas”, manifestó Castillo.
Uno de los desafíos principales para que las mujeres accedan a puestos de poder radica en la brecha salarial y en la doble jornada, pues muchas realizan también las labores domésticas en el hogar. “Las mujeres tienden a insertarse de manera precaria en el mercado laboral, normalmente lo hacen desde el sub empleo o en el mercado informal. Las mujeres que cargan esa doble jornada se limitan sobre el tipo de trabajo que van a realizar, para tener más tiempo para sus hijos y familia”, dijo la investigadora de la Fundación para el desafío económico global (FIDEG), Gloria Carrión.